12. Abandono

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-Cal amor, dijimos que iríamos a mi casa-Hablo la chica acariciando su cabello

-¿A qué?-La chica le susurró algo en el oído a lo que él solo la miró sonriente, no sabía que pasaba. A los pocos segundos el auto se detuvo

-Riley, tengo que desviarme pero no te preocupes ya estás cerca-Dijo mi supuesto amigo mientras le quitaba el seguro a mi puerta

-Aún faltan como 10 cuadras-Le expliqué a Calum

-Pues corre-Dijo la chica volteando su cabeza para verme bien

Calum me miró por el retrovisor con una mirada que no conocía, no sé si pedía ayuda, apoyo, o de plano ya no le importaba como para tener que cuidarme

-Esta bien-Fue lo único que pude decir antes de bajar del auto

Cuando baje de este, Calum me se despidió de mi pero sinceramente no me sentía con las ganas de responderle, había estado tan raro estos días que de verdad colmaron mi paciencia, en un instante el auto desapareció de mi vida perdiéndose entre las calles. No era bruta, solo iban a tener sexo y en parte me dolía porque aparte de que fuera mi más fiel amigo, creo que me gustaba, y me dejó aquí abandonada como perro.
Y así como me dijo la chica corrí, corrí por las calles hasta poder llegar a la escuela, creo que de tantas veces que llegaba tarde podía reprobar la primera materia y si eso pasaba estaba muerta.
Después de tantas expulsiones de aire, estaba en lo que creía era mi escuela, estaba la guardia, pero para mi suerte también estaba la orientadora, su jefa. Su mirada se conectó con la mía a lo que vi que sus ojos se abrieron mucho y me hizo unas señas de que la orientadora estaba ahí, al principio no entendía pero me hice pasar la desapercibida

-Señora no vi que mostrara su credencial-Me detuvo la orientadora

-Es que la perdí-Hice una sonrisa que parecía mueca.

-Sabe usted las reglas y no se permite el acceso a alumnos sin credencial, y mucho menos tarde, lo siento mucho pero tendrá que volver a casa-Ósea la mujer me vio roja, despeinada y sudada y ni así me pudo permitir la entrada

Le intenté rogar mucho pero ella solo se negó, mire triste a la guardia y ella me miró con cara de pocos amigos, regrese a la entrada y salí por esta, y comencé a caminar a mi casa, estaba muy cansada así que no iba tan rápido.

Cuando llegue a mi casa, abrí la puerta y mis padres no estaban, y lo primero que hice fue correr al baño ya que caminar mucho me dio sed, y el agua se convirtió en ganas de hacer pipí. Cuando salí de este subí a mi habitación, entré y me avente a la cama dispuesta a dormir y posteriormente llorar, me sentía tan cansada pero justo antes de cerrar mis ojos, una silueta se situó frente a mi

-Por fin solos muñeca, esta vez te prometo que me quedaré hasta el final.

No, otra vez no.

BUS | c.h | Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora