Mi nueva vida: Osadía

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Clavo los ojos en el suelo y me coloco detrás de los iniciados nacidos en Osadía que han decidido regresar a su facción. Me siento como si hubiera traicionado a alguien, pero eso ya no importa; estoy en Osadía ahora. Entonces, la última chica hace su elección y llega la hora de marcharse. Los de Osadía salen primero y no puedo evitar pasar junto a mis padres. Andrew, mi padre, me mira con cara de haber visto un fantasma; no se esperaba que su queridísima hija de 16 años se hubiera trasladado a una facción en la que, según él, no había ni una sola persona cuerda. A su lado, mi madre me sonríe orgullosa de la elección que he realizado.

La gente que va detrás me empuja para que avance y me aleja de mi familia a la que, seguramente, no volveré a ver. Giro la cabeza para buscar a Caleb entre la multitud de Erudición.

Está entre los iniciados, estrechándole la mano a un trasladado procedente de Verdad. La facilidad con la que sonríe me la tomo como una traición. Si a él le resulta tan fácil dejar a la familia atrás, quizá a mí también debería resultármelo.

De repente, me pongo nerviosa; no sé qué me espera en la sede de Osadía pero creo que no va ha ser nada bueno.

De un momento a otro, todos los osados a mi alrededor comienzan a correr escaleras abajo, todos a un ritmo distinto. Es entonces cuando entiendo el por qué lo hacen: es un momento de desenfreno.

Me uno a ellos y llegamos corriendo hasta la salida del Centro. En el exterior, el aire es frío y el cielo se ha teñido de naranja, lo que quiere decir que ya es tarde; no pensaba que hubiese pasado tanto tiempo desde que entré por estas puertas siendo aún de Erudición. Ni siquera yo me imagino estar aquí ahora mismo.

Justo en ese instante se ponen todos a correr de nuevo dirigiéndose hasta las vías del tren y pienso: *no me jodas, tenemos que saltar a eso??*.
En lo que yo me perdía en mis pensamientos, los osados ya estaban subiendo a los vagones del tren.

Corro porque me estoy quedando atrás y los tacones de Erudición no ayudan a correr más deprisa, así que decido romper el tacón de los zapatos y así poder ir más deprisa.

Consigo así poder llegar a alcanzar el último vagón y salto dentro de él. En cuanto estoy dentro, me encuentro con una chica alta, hermosa, bronceada y con cara amistosa, así que decido presentarme.

-Hola, soy Beatrice- le tiendo la mano la cuál, ella estrecha encantada.

-Yo soy Christina.

Allí mismo floreció una nueva amistad para mí.

-Preparaos- dijo una chica morena con mechas azules de unos 20 años.

Me acerco para ver que se supone que tenemos que hacer ahora y veo que los osados comienzan a saltar.

-¿Es enserio?-me pregunta Chris.

-Parece que van muy enserio-comento yo.

-¡Juntas a la de tres!- me grita Chris.

-¡Una!
-¡Dos!
-¡Tres!

Y saltamos.

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⏰ Última actualización: May 21, 2020 ⏰

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