Conde del norte

capítulo 22

El traslador depositó rápidamente a los soldados de hielo, Harry, y los Longbottoms en el piso del hall de entrada de Nair'icaix.  Harry se levantó rápidamente de su posición caída y observó los alrededores.  La gran sala se había transformado en un gigantesco ala de hospital.  Enfermeras y magos medianos salieron de cama en cama mientras revisaban a todos los pacientes.

El Capitán Nailoff inmediatamente ordenó a una de las enfermeras y le ordenó que cuidara a los Longbottom.  Antes de que ella se escapara, Harry también agregó sus propias instrucciones para llevarlos a una habitación una vez que hubieran sido examinados.  Nailoff y sus soldados se dispersaron a sus propios alojamientos dejando a Harry de pie en medio del bullicio del hospital temporal.

Una mirada a su reloj le reveló a Harry que casi era de mañana.  Cualquier mago o bruja decente estaría durmiendo en este momento.  Sin embargo, estaba convencido de que Dumbledore se estaba preparando para expulsar a Neville y a las dos chicas.  No podía dejar que eso sucediera.  Con un suspiro, sacó su varita de marfil de su capa y la usó para aparecer en Hogwarts.

"¡Cualquiera de ustedes podría haber sido asesinado!"  Dumbledore dijo que volviera a enfatizar el punto principal de su conferencia.  "Me doy cuenta de que usted es un mago muy hábil en lo que respecta a Defensa, Sr. Longbottom, pero la señorita Patil y Brown podrían haber sido gravemente heridos. No tenía derecho a ponerlos en tal peligro".
La declaración de Dumbledore fue seguida con un fuerte 'harrumph' de ambas chicas.  "¡Sabíamos los riesgos y con mucho gusto haría lo mismo otra vez!"  Dijo Parvati, su voz casi al límite del desafío absoluto hacia el anciano director.

"¡Yo también!"  Lavanda agregada.

Luego, Dumbledore estudió a los tres adolescentes durante varios momentos antes de volver a hablar.  "Eso es lo que me temo. No puedo permitir que vayas tres veces a donde quieras cuando no pueda supervisarte las 24 horas. Tendré que tomar medidas disciplinarias".

"¡Eran Mortífagos!"  Parvati se dio la vuelta.  "Usted y los demás necesitaban toda la ayuda que pudieran obtener".

"No fuiste a St. Mungos esperando luchar contra los Mortífagos".  Dumbledore rápidamente refutó mientras sacaba varias hojas de pergamino de un cajón en su escritorio.  "Incluso si esas hubieran sido las circunstancias, aún estarías violando las reglas de la escuela".

Lavender se veía claramente nerviosa ahora que ella y sus secuaces podían ver que definitivamente estaban en problemas.  Irónico de verdad.  Siempre habían esperado que surgieran problemas por la existencia de la Legión de Potter.  "¿Qué vas a hacer?"

"Ustedes tres son demasiado viejos y se pusieron en sus caminos para que yo los cambiara, así que no tengo más remedio que expulsarlos. Es lo mejor para todos los involucrados".  Dumbledore dijo fríamente.

Antes de que Neville pudiera decir algo, otra voz los interrumpió.  "Eso no será necesario, Albus".

Dumbledore levantó la vista en estado de shock cuando los tres adolescentes se giraron en sus sillas para encontrar a un Harry Potter algo desaliñado, pero muy imperioso, parado en la puerta abierta de la oficina del Director.  "¿Qué haces aquí, Harry?"

"Ese es el señor Potter o Lord Polairix para ti".  Harry dijo.  Luego agitó su mano distraídamente y sonrió.  "Pero eso es irrelevante porque no 'permitiré' que digas nada. Prefiero terminar con esto para no perder el tiempo mientras me explicas por qué debería 'entregarme' o hacer cualquier otra cosa.  cosas idiotas que crees que podrían servir a uno de tus esquemas ".

Para su disgusto, Dumbledore se encontró incapaz de abrir la boca para hablar.  Al parecer, el joven Harry lo había superado en lo que respecta al poder mágico.