Conde del norte

capitulo 45

Las chispas salieron volando de la hoja de la espada cuando Rotan la giró para protegerse de las garras de Fenrir Greyback y luego la hizo girar en un columpio que habría abierto el torso del hombre lobo.  El hombre lobo fue más rápido que eso y se agachó, saltando hacia adelante en un cabezazo que atrapó al anciano en el pecho.  Rotan voló hacia atrás, deslizándose unos pocos pies por el suelo, casi ileso gracias a su armadura encantada.  Greyback se quedó quieto por un momento, antes de ponerse de pie y caminar casi casualmente.

Rotan se apoyó en su espada mientras volvía a pararse, y luego la levantó con un brutal golpe que atrapó al hombre lobo en la cadera.  Los reflejos de Greyback lo salvaron de recibir más daño mientras giraba hacia un lado para evitar la espada.  El hombre lobo gruñó enojado y saltó en el aire, golpeando con fuerza al general.  Rotan levantó su espada, solo para encontrarla apartada por garras afiladas, y apenas logró meter su espada entre él y el pesado cuerpo de Greyback cuando el hombre lobo aterrizó encima de ellos, llevándolos a ambos al suelo.

Greyback chasqueó su cuello con enojo, mantenido a raya solo por la espada que Rotan estaba luchando por mantener entre ellos.  El viejo general tiró, tratando de arrojar a Greyback de su pecho, pero el lobo era demasiado pesado.  La tensión de tratar de sostener el peso del hombre lobo con sus brazos lentamente forzó la espada hacia abajo, acercando cada vez más los colmillos de Greyback a su cuello.  Rotan no podía escatimar una mano para alcanzar la daga en su cinturón, ni podía usar sus piernas, inmovilizadas debajo de las de Greyback como estaban.  La sangre comenzó a salir de su puño donde estaba agarrando la hoja de su espada, mezclándose con la sangre que goteaba de la boca de Greyback.

"¡Telum Argentis!"  la flecha plateada conjurada se estrelló contra el costado de Greyback, haciéndolo rodar y aullar de dolor mientras la plata ardía en su piel y pelaje.  Rotan utilizó la diversión para tirar de sus brazos, ahora liberados de la carga del peso de su oponente, y golpear al hombre lobo en el hocico con su guante blindado.

Greyback aulló de frustración y se lanzó a un lado para evitar el aluvión de hechizos que le siguieron, lo que permitió a Rotan recuperar el equilibrio.  El general asintió rápidamente a Remus Lupin cuando el ex maestro lo alcanzó desde donde había disparado contra Greyback.  El hombre lobo también se estaba volviendo a poner de pie, su lado izquierdo humeando y quemado.  Lupin se estremeció ante la mirada de intenso odio en los ojos de Greyback: había visto una mirada así antes, pero nunca combinada con tanta sed de sangre como en Fenrir Greyback.  En ese momento, Remus se dio cuenta de que no importaba cuánto intentara reunir a la comunidad de hombres lobo para oponerse a Voldemort, Greyback estaba mucho más allá de cualquier redención.  Derramaría sangre y continuaría derramando sangre hasta que lo mataran, o todos en el planeta estuvieran muertos.  Fenrir Greyback no estaba realmente aliado con Voldemort, solo corrió por una pista paralela, matando primero a las personas en el camino del señor oscuro.  Pero una vez que la guerra terminara y Voldemort ganara, el hombre lobo también se volvería contra él.

"Lo llevas a la izquierda", murmuró Rotan en voz baja.  Remus asintió y los dos se extendieron, dando vueltas lentamente alrededor de Greyback hasta que el hombre lobo tuvo problemas para rastrearlos a ambos al mismo tiempo.

Greyback hizo su movimiento, sabiendo que una vez que ya no pudiera ver a sus dos oponentes al mismo tiempo, sería vulnerable.  Bajando a cuatro patas, aprovechó la fuerza de la pierna de su forma de hombre lobo y corrió hacia Lupin, sabiendo que el mago, con su habilidad para conjurar flechas plateadas y hechizos de fuego, era con mucho el oponente más peligroso.  Remus vio la carga, pero su gran velocidad lo tomó por sorpresa y lo obligó a zambullirse a un lado para evitar ser eviscerado por las garras de Greyback.  El hombre lobo patinó hasta detenerse y se dio la vuelta, haciendo fila para lanzar otro golpe al mago, solo para encontrarse atrapado en una explosión de humo y escombros.  Ignorando el obstáculo visual y confiando en su sentido del olfato para guiarlo, Greyback cargó nuevamente.