"Z"entimientos~'Zayn&&tu'~

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~Capítulo 11.
Cuando abro los ojos, lo único que puedo ver es la
luz de la mañana filtrándose por la ventana.
No recuerdo en qué momento me he quedado
dormida. No recuerdo cuándo he dejado de darle
vueltas a lo ocurrido la noche anterior. La mejilla
donde Zayn me golpeó me arde y siento la ira
crepitar por mi cuerpo cuando recuerdo lo ocurrido.
Escucho la cerradura de la puerta y desvió la
mirada mientras me abrazo a mí misma. Siento el
frío cubriendo mi cuerpo y me hago un ovillo,
intentando guardar un poco de calor.

-Te he traído esto -dice la voz ronca de Zayn,
pero yo ni siquiera quiero mirarlo.

Escucho sus pasos firmes y pesados y cierro los
ojos. Estoy furiosa y decepcionada. Los pasos se
detienen y puedo percibir el perfume fresco que
emana su piel. Está cerca; peligrosamente cerca...
Una mano grande se posa en mi barbilla y tira de
mi rostro hasta que estoy mirándolo fijamente. No
había notado que el color de sus ojos era más
claro de lo aparentan a simple vista y, por un
segundo, me permito admirar la intensidad de su
mirada.

Sus cejas espesas se fruncen en un ceño profundo
mientras ladea mi cara para inspeccionar el golpe
que me ha propinado. Yo lo miro con cautela.

-Mierda, lo siento -susurra. Su voz se ha
enronquecido un par de tonos y veo el coraje y la
impotencia en su mirada.

Yo no puedo mirarlo. Desvío mi vista de la suya y él me obliga a mirarlo una vez más. -Lo siento. -
repite, mirándome con intensidad.

De pronto, su mano abandona mi rostro y observo
de reojo como saca una enorme cobija de una
bolsa plástica. Sin decir una palabra, la envuelve a
mí alrededor.

El calor que siento en ese momento hace que la
carne se me ponga de gallina. No me había dado
cuenta de cuánto frío tenía hasta ese momento.
Entonces, mi ceño se frunce y, sin procesar lo que
estoy haciendo, digo-: ¿Cómo demonios
conseguiste alitas si estamos en medio de la
nada?

La mirada de Zayn encuentra la mía y veo la
incredulidad en su mirada. Una sonrisa baila en
sus labios pero la reprime mientras dice-: Hay un
pueblo a diez minutos en auto. Siete, si aceleras lo
suficiente.

Yo me envuelvo en la cobija y desvío la mirada.
¿Un pueblo?, ¿dónde?, ¿cómo puede haberlo si ni
siquiera fui capaz de encontrar un camino?, todo
es bosque y nada más que bosque...
Siento cómo Zayn se sienta a mi lado y me hago
más ovillo para que no me toque. Sigo molesta y
frustrada.

-Hey... -susurra y aparta el cabello de mi hombro.
Yo no puedo mirarlo.

Su mano cálida roza mi mejilla helada y un
escalofrío me recorre la espina dorsal con ése
simple y cariñoso gesto. -Lamento mucho lo de
anoche -dice y escucho dulzura en el tono de su
voz. Una dulzura que no parece ir con la pinta de
chico malo que quiere aparentar. -. Lamento
mucho haberte hecho eso... -su cabeza se ladea y
señala mi mejilla. -, lamento mucho haber sido
cobarde, pero si te dejaba ir, iban a encontrarte en
el bosque e iban a matarte. Y no habría podido
hacer nada por ti. Me habrían matado primero,
¿comprendes?

Yo no puedo pronunciar palabra alguna.
Simplemente me limito a observarlo. Está tan cerca
de mí, que noto cómo sus espesas pestañas se
rizan ligeramente de las puntas. Algo que, en otros
chicos, sería completamente ridículo; sin embargo,
en él luce encantador.

Sus labios mullidos están fruncidos en una línea
dura de contrariedad y su ceño está fruncido
profundamente. Reprimo el repentino impulso de
deslizar mi dedo índice por el pequeño pliegue
entre sus cejas y suspiro entrecortadamente. -
¿Esto era necesario? -digo, señalando mi mejilla.

-Sí. Lo era. Aunque debo reconocer que se me ha
ido un poco la mano -dice, y su pulgar se desliza
suavemente por la piel sensible y dolorida de mi
mejilla.

No puedo evitarlo. Mis ojos se cierran ante su
contacto suave y cálido. Necesito absorber su
caricia. Necesito saber que hay alguien aquí que se
preocupa por mí.

-Sólo quiero ir a casa -susurro, en voz baja.
Un nudo comienza a formarse en mi garganta
cuando evoco los recuerdos de mi madre
sonriéndome mientras recuesto la cabeza en su
regazo y bromeo con que arruinaré su sillón caro
con mis converse viejos... Mi padre besando mis
mejillas al llegar a casa... Mi hermana, trenzando
mi cabello y colocando pequeñas horquillas con
flores en su obra de arte...

-Lo sé... -susurra él, sin dejar de acariciar mi
mejilla.

-Extraño mucho a mi mamá... -digo, porque es
cierto. Mis ojos se aprietan con fuerza mientras
reprimo las lágrimas que amenazan por salir. -,
sólo...
-Lo sé, _____. Lo sé. Lo siento mucho... -susurra y
noto el dolor en el tono de su voz.

Mis ojos se abren para encararlo y lo único que
puedo ver en ese momento son sus bonitos ojos.
Esos ojos color miel que parecen tener un halo
dorado en éste preciso momento. Está tan cerca
que puedo sentir su aliento cálido golpeando
rostro.

Está tan cerca puedo distinguir las pequeñas motas
oscuras en los irises de sus ojos. Está tan cerca
que lo único que puedo percibir es el calor de su
cuerpo y el aroma que despide. Está tan cerca que
su aliento se está mezclando con el mío.

Mi corazón comienza a latir desbocado dentro de
mi caja torácica y mi mirada se fija directamente a
sus labios.... Entreabiertos, carnosos, mullidos,
grandes y al mismo tiempo pequeños, rojos...
Mi vista vuelve a encontrar la suya y noto cómo se
ha oscurecido el color de su mirada. -¿T-Tienes
hambre? -tartamudea.

Su voz se ha enronquecido notablemente y un
escalofrío recorre mi cuerpo con sólo escuchar el
tono en el que está hablando. -S-Si -respondo,
con un hilo de voz.

-¿Quieres... -noto cómo traga saliva duramente.
-, algo en especial?

-N-No. -suspiro.

-De acuerdo... -susurra, pero no se mueve ni un
centímetro.

Yo humedezco mis labios y siento cómo
hormiguean ante la espera de lo que creo que
pasará inevitablemente... Quiero que me bese.
Quiero besarlo. Quiero que sus labios encuentren
los míos y quiero perderme en ellos. Olvidarlo
todo...

Se acerca otro poco. Su nariz roza la mía
suavemente y yo cierro mis ojos, esperando. Mi
corazón late a una velocidad impresionante y mi
respiración se ha acelerado tanto que podría estar
jadeando en éste momento. Nunca, ningún chico,
había causado ésta clase de nerviosismo en mí.
De pronto, siento un pequeño beso húmedo, justo
en la comisura de mis labios. Tan cerca y al
mismo tiempo tan lejos...

-Ahora vuelo... -dice Zayn, con la voz
enronquecida. Apartándose de mí.
Mis ojos se abren de golpe y reprimo un grito de
frustración mientras aprieto mis puños con fuerza.
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