"Z"entimientos~'Zayn&&tu'~

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~Capítulo 19.

La puerta de la habitación se abre lentamente y yo
ni siquiera me muevo....
Los espasmos de mi vientre son tan dolorosos que
no me importa quién ha entrado, así sea el
mismísimo Cox, no pienso moverme.

-¿Qué estás haciendo? -pregunta la voz ronca y
gruesa de Zayn a mis espaldas.

Estoy hecha un ovillo entre las sábanas, con las
rodillas pegadas a mi pecho, presionando mi
vientre con fuerza. -No preguntes si no quieres
saberlo -mascullo entre dientes, presionando más
mis piernas contra mi vientre.

-¿Tienes cólicos? -pregunta Zayn, y noto la
diversión en el tono de su voz. Si tuviera la
voluntad y fuerza suficientes para levantarme, le
propinaría un golpe por estarse burlando de mi
condición.

-¿Qué te hace deducirlo, genio? -espeto. Sé
que Zayn está siendo muy amable conmigo, pero
mi irritabilidad está potenciada.

Una mano se enreda en mi cintura y tira de mí
hacia arriba, haciéndome gemir de incomodidad.
Zayn me acomoda sobre mi trasero y yo lo miro
enfurruñada. Una sonrisa sesgada se desliza por
sus labios y me doy cuenta del vaso con agua que
lleva en la mano, lo pone entre mis manos y saca
una pequeña caja de pastillas del bolsillo delantero
de sus pantalones. Se agacha en cuclillas para
quedar a mi altura.

Mi ceño se frunce en confusión, pero Zayn me
entrega una pequeña pastilla. -Tómatela. Es para
el dolor. -dice y una punzada de ternura me
golpea el pecho.

Yo le regalo una sonrisa tímida y trago la pastilla
con un trago de agua. Zayn coloca una de sus
grandes manos en mi mejilla y la acaricia con su
pulgar, en un gesto cálido que hace que mi
corazón se encoja dentro de mi pecho.

-Gracias -digo, sonriéndole y sus labios encuentran los míos en un beso corto y suave.

-Ahora regreso, ¿está bien? -dice y se levanta
antes de salir por la puerta.

Una sonrisa boba se desliza por mis labios y un
suspiro me sorprende mientras me dejo caer en la
cama, haciéndome un ovillo. Zayn me ha
conseguido una sábana limpia, un cambio de ropa
y el baño me ha venido de maravilla; no deja de
sorprenderme lo atento que puede llegar a ser.

La puerta vuelve a abrirse y yo levanto la cabeza
para ver a Zayn cerrar la puerta con llave antes de
caminar hacia mí. Lleva algo entre las manos y mi
ceño se frunce mientras me incorporo. Se sienta
sobre el tendido y se saca las zapatillas deportivas.

-Recuéstate y date la vuelta. -me ordena
suavemente.
Yo abro la boca para protestar, pero la cierro
inmediatamente, haciendo lo que me pide.

Me acuesto en el tendido y me acomodo dándole
la espalda. Siento cómo se acomoda detrás de mí,
acercando su cuerpo al mío. Una de sus manos se
desliza por debajo de mi cuerpo y yo me remuevo
incómoda mientras buscamos la forma correcta de
acurrucarnos el uno con el otro. Su otra mano
levanta el delgado material de la blusa y me tenso
en respuesta. Sus manos trabajan en el botón y el
cierre de mis vaqueros. ¿Qué demonios está
haciendo?

Estoy a punto de protestar pero entonces, siento
cómo Zayn abandona su trabajo, y segundos
después, presiona algo caliente contra mi vientre
expuesto. El alivio viene a mí casi inmediatamente.
Mi mirada baja, pero no puedo ver qué es lo que
está presionando contra mi vientre.

-Es una compresa de agua caliente -dice, como
si estuviera leyendo mis pensamientos. -. ¿Se
siente mejor?
Yo siento el rubor instalarse en mis mejillas al
sentir sus grandes manos sobre mi vientre. Es el
momento más íntimo que he compartido con él
hasta éste momento.

-M-Mucho mejor -tartamudeo, nerviosa. -, ¿Cómo has sabido que las compresas de agua
caliente alivian el dolor?

-Tengo tres hermanas -noto la sonrisa en su
voz. -. Es imposible no saber qué es bueno para
una mujer en momentos como éstos teniendo a
tres quejumbrosas chicas a tu alrededor.

Una risa brota de mi garganta y me permito cerrar
los ojos y absorber la cercanía de Zayn, la
sensación de su respiración contra mi cuello, sus
manos presionando en mi vientre de forma
protectora, la calidez de su cuerpo contra el mío,
la sensación de alivio y bienestar que me provoca
su simple presencia.

-Háblame de tu familia -pido en un susurro,
sintiendo cómo comienza a dejar una estela de
besos sobre mi cuello.

-No hay mucho que decir -dice, entre besos-.
Mis padres aún están casados. Tengo tres
hermanas. Soy musulmán...

-¿Eres musulmán? -digo, sorprendida.

-Lo soy -dice él, como si no fuera la gran cosa,
y yo sé que no lo es, simplemente no lo esperaba.

-. No vivo con mi familia, de todos modos. Ellos
no saben... -su voz se entrecorta y comprendo lo
que quiere decir: ellos no saben lo que hace. -, es
por eso que decidí mantenerlos fuera de mi vida.
No me perdonaría si algo llegara a pasarles.

-¿Cómo fue que llegaste a esto? -pregunto y lo
siento tensarse.

El silencio incómodo se extiende entre nosotros,
pero lo noto relajarse un poco antes de que
comience a hablar-: Era más joven, era idiota,
quería dinero fácil y, bueno... Conocí a las
personas correctas para involucrarme en esto.
Comencé con pequeños robos a tiendas, asaltos
pequeños..., con el tiempo las cosas fueron
haciéndose más y más grandes. Estuve en una
organización bastante impresionante; éramos diez
adolescentes al mando de un imbécil corrupto.
Narcotraficante. Estaba metido hasta el cuello y
cuando no quise cooperar, amenazaron con matar
a mi familia.

Siento la bilis subiendo por mi garganta y trago
duro, intentando deshacer el nudo que se está
formando en mi estómago.

-Una noche, después de una entrega de
mercancía, mataron a James, nuestro imbécil líder
corrupto y la banda se deshizo. Los únicos con los
que seguí en contacto fueron con Tommo y Cox.
Yo quería quedar fuera de esa vida. Se los había
advertido... Y una noche, sin más, cometieron la
atrocidad de tomar a una chica inocente bajo su
custodia. Iba a mandarlos a la mierda, iba a
decirles que estaban solos en esto, pero
entonces... Te vi. Eras tan frágil... Tan inocente...
Tan bonita...
Mi corazón se estruja dentro de mi pecho y me
acurruco más cerca.

-Me prometí a mi mismo que no iba a dejar que
hicieran alguna estupidez contigo, y mira donde
terminé...

Yo acaricio sus brazos suavemente y digo-: ¿Está
mal si agradezco que estés aquí?, no sé qué sería
de mí si no estuvieras... Creo que habría muerto a
manos de Cox a los primeros días.

Sus brazos se tensan con mi comentario y besa mi
mejilla suavemente. -Necesito sacarte de aquí -
masculla más para él mismo que para mí.

-No me iré a ninguna parte sin ti. -respondo, y
pongo mis manos sobre las suyas, las cuales,
siguen sobre mi vientre, sosteniendo la compresa
de agua caliente.
Sus dedos se enredan con los míos y yo cierro los
ojos, absorbiendo éste momento...

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