(50) ╋ Nachwirkungen ╋

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HEIST

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HEIST

Leigh...

Extiendo mi mano hacia ella, pero se desvanece frente a mí.

Heist...

Su voz queda como un susurro grabado en la oscuridad.

Abrir mis ojos fue una tarea más difícil de lo normal, mis párpados estaban pesados y mis ojos cansados. No me tomó mucho tiempo darme cuenta de que estaba en mi habitación, con tan solo la lámpara de mi mesita de noche encendida.

¿Qué pasó?

Mi mente se esforzó por recordar, navegando en escenas borrosas que cobraban sentido poco a poco: El ardor de las palabras de mi padre, el frío de la piscina, y luego es solo Leigh, Leigh, Leigh. Su rostro frente al mío, sus labios, sus gemidos, su calor, sus palabras mientras yacía desnuda a mi lado, esa jodida sonrisa genuina que me desarmó y me distrajo, mierda.

Lo siento, Heist.

¡Maldita sea!

Me senté de golpe y el mareo que recorrió mi cuerpo solo me sirvió de recordatorio de que había sido drogado y que probablemente lo que sea que ella usó no estaba del todo fuera de mi sistema. Me inclinó a un lado de la cama y me sorprendió encontrar un balde en el cual vomité hasta que me quedé sin aire y mi cabeza palpitó dolorosamente.

—La mató.

La voz de Frey me asustó y lo busqué en el cuarto, lo encontré en la esquina oscura donde apenas daba la luz de mi lámpara, siempre como un fantasma, como una sombra más, así era Frey Stein.

—¿Qué pasó?

—Mucho ruido, muchas personas.

—Frey, —traté de verlo mejor en la oscuridad, estaba sentando con su espalda contra la pared, sus piernas extendidas frente a él.

—Kaia no para de llorar, no sé que hacer, Heist, ¿cómo puedo hacer que deje de llorar?

Algo está mal.

Y como si alguien quisiera decirme que pasaba, Kaia abrió la puerta. Desearía no conocer tan bien a mis hermanos, desearía no ser capaz de solo verla a los ojos para saber que algo muy malo había pasado. Kaia siempre se movía con una elegancia, con sus vestidos negros y su cabello y maquillaje perfecto, tanto que yo le había puesto el sobrenombre de princesa gótica, pero no esa noche, no en ese momento. Sus ojos estaban hinchados y rojos, su delineador se había corrido por sus mejillas y se había secado, su cabello era un desastre y su vestido azul oscuro tenía partes oscurecidas con un liquido que sabía que era sangre. Por unos segundos, ella solo me miró, sus ojos llenándose de lagrimas, sus labios temblando, se veía... rota. Y nunca la había visto así y me devastó, mi cerebro maquinando todas las posibilidades de que podría haber pasado.

Heist [Darks #1] [En librerías] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora