Travesía

48 10 2
                                    

Caminé y caminé hasta que mis pies sangraban, hasta que mis pulmones escaseaban de oxígeno y mi cuerpo entero perdía todas sus fuerzas. Pero aún permanencia intacta aquella convicción de dar más de mi. La esperanza fue mi único motor y el bálsamo para no caer en la desesperación.

¡Tengo Algo Que Decir!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora