final

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Mientras Mina se recuperaba, solía escribirle a Nayeon todo el tiempo. Y cuando ella salía de la escuela, la visitaba en el hospital. Creando así un lazo entre ambas, uno fuerte y sincero.

Todavía le dolía la falsa amistad de Tzuyu, pero Nayeon era capaz de hacer que lo olvidase por un rato al menos.

El día en el que le dieron el alta, Nayeon ni siquiera quiso ir a la escuela. De hecho, no fue. Ella quería ver a Mina, quería acompañarla hasta su casa y quedarse más tiempo con ella sí era posible.

- ¿Podés? - preguntaba mientras la ayudaba a bajar del auto.

- Que si.

Nayeon se quedó a cenar ese día. Para su suerte, la familia Park resultó ser bastante amable con ella. Incluso Jihyo se había disculpado por su mala actitud cuando recién se conocían.

Mina estuvo callada la mayor parte de la comida, pero nadie vio eso como algo de lo que preocuparse. Siempre hablaba lo justo y necesario.

Sin embargo, seguía sin decir palabra al momento de dormir. Nayeon consiguió permiso de quedarse por esa noche, así que mientras salía del baño con su pijama puesto miró a Mina sentada en la cama con una expresión pensativa.

- ¿Mina?

- ¿Sí?

- ¿Pasa algo?

Quería mentir, quería decirle que no. Mas no podía, porque sentía que debía hablar de ello, aunque eso la asustara.

- Sí.

Nayeon se sentó a su lado, la preocupación aumentaba.

- ¿Conoces a Jeongyeon? Es amiga de Jihyo.- comenzó.- Hablo con ella algunas veces, la última vez le hablé de vos. Le dije que me gustas, pero ella no entendió como es que las amigas se pueden gustar. Me dijo que no es posible, ¿qué significa eso?

Nayeon tragó saliva antes de hablar.

- Hay amigas que se gustan, y hay otras que no sólo son amigas, ¿entendes?

- No.

- A ver.- se pasa una mano por el pelo completamente presa de los nervios.- Cuando dos personas que son amigas se gustan, se hacen pareja.

- ¿Y por qué vos y yo no somos pareja?

Nayeon cerró la boca.

- Es que no entiendo, como te dije una vez, sos la persona más rara que haya conocido. Sin embargo te tomas el tiempo de estar conmigo, me cuidaste en el hospital, me haces reír, jugas con Frutilla también. ¿Por qué?

- ¿Por qué, qué?

- ¿Por qué lo haces?

Nayeon se puso más seria ahora, porque Mina mirándola con sus ojos curiosos la invitaban a decir la verdad que tanto ansiaba decir desde el fondo de su pecho.

Se dio cuenta, estaba enamorada de la chica que no tenía amigos.

Estaba enamorada de la chica que cree que ella es rara.

Estaba perdidamente enamorada de una chica que no entendía sus chistes.

Nayeon estaba enamorada de Mina.

Tal vez siempre lo estuvo.

- Estoy enamorada de vos.

A Mina le resultó extraño, nunca había escuchado esas palabras antes.

Menos viniendo de una chica.

Había miedo en ambos corazones, porque uno esperaba una respuesta y el otro no sabía qué decir.

¿Cómo saber sí estás enamorada?

Mina no sabía del amor, no tenía ni la más mínima idea. Y aún así, estaba tratando de descubrir sus sentimientos en ese mismo momento.

- Nayeon, yo no sé cómo se hacen estas cosas.- suspiró.- No reconozco sentimientos, pero ahora mismo te juro que estoy sintiendo algo en mi corazón que me dice que debería decirte la verdad.

- ¿Qué verdad?

- Que no me gustas como pensé que lo hacías. Es difícil explicarlo, pero todo el tiempo quiero que estemos juntas, quiero ser para vos lo que sos para mí; una fuente de felicidad. Nayeon, sin vos no sería lo que estoy siendo ahora. No entiendo, te juro que no, estoy tan perdida que no sé ni siquiera lo que estoy diciendo, pero el punto es que, no importa cuanto lo pienso, lo más cercano al amor que llegué a sentir alguna vez tiene tu nombre.

Y Nayeon hubiera respondido sí no hubiera sentido unos labios contra los suyos.

Era un beso pequeño, a penas un simple contacto de labios. Demasiado inocente. Pero viniendo de Mina, para Nayeon era el mejor beso que alguna vez le hayan dado.

Al separarse literalmente cinco segundos después, un silencio se instaló entre las dos. Ninguna quería arruinar el momento.

Mina no pensó en las consecuencias, no quería hacerlo, porque desde hace mucho tiempo hacía las cosas porque quería y no porque debiera.

Nayeon, por otro lado, sentía cosquillas en su estómago, como sí fuera a explotar en ese momento. Y es que, hace mucho tiempo no sentía esas cosas por alguien.

O tal vez era la primera vez que las sentía tan intensamente, con tanta libertad y pureza que no pensaba en absoluto lo que dirían los demás.

- ¿Qué pasa ahora? - preguntó Mina.

- Lo que nosotras querramos.- respondió Nayeon.

Y un beso más lo confirmó todo.

Mina era para Nayeon.

Nayeon era para Mina.

Y juntas podían contra lo que viniese.

¿O no?

frutilla • minayeon auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora