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Mateo sonrió cuando vio entrar a su chico por la puerta de la cafetería. Le pareció algo extraño que Daniel no estuviera a su lado, pero no le dio importancia cuando Manu corrió a abrazarlo y darle besos en las mejillas. Aceptó que el menor se sentara en sus piernas frente a la bola de idiotas que tenía como amigos. Abrazó fuerte su cintura cuando Mauro Lombardo le habló a su chico.

—¿Dónde está Dani?—cuestionó si llegar a parecer demasiado interesado en el tema, pues realmente no le interesaba, sólo quería saber si el ojiazul se encontraba con el moreno. 

—No lo sé, me dijo que iba a estar con Nachito, creo—respondió haciendo que los presentes soltaran una risa burlona al ver que Valentín iba en camino a la mesa en la que se encontraban todos reunidos. El castaño frunció el entrecejo cuando vio las caras de burla de sus amigos, pero también al no ver a Dani siendo acompañado de Manuel justo como él le había dicho que lo hiciera.

Trató de lucir tranquilo al llegar a la mesa, pero las palabras comenzaban a llegar de una forma en la que no le gustaba en lo absoluto. 

—¿Qué pasa, Valen? tu novio se consiguió a alguien menos pendejo que tú, es un avance, al menos Nachito sabe dividir—todos comenzaron a reír cuando Matías soltó eso. Manuel giró su rostro para ver el del ojiazul al notar que la había cagado.

 Bajó su cabeza cuando el chico molesto le preguntó si eso era cierto, asintió y lo vio salir de la cafetería con rapidez. Hizo un puchero que al momento en el que Mateo lo notó se apresuró a besarlo para que se le pasara. 

—No, no quiero esa carita triste, bebé—susurró sobre sus labios para calmar al menor, para después agregar:—después del entrenamiento te quito toda la tristeza, ¿si?—le preguntó amando la carita sonrojada de chico mientras movía la cabeza en forma de afirmación

[...]

La conversación con Ignacio era demasiado amena, reía sin parar con su manita tomada entre la mano gigante de su mayor. Hubo un momento en el que todo se tornó silencioso, pues la mayoría de los estudiantes ya habían salido. Bajó la mirada cuando Nacho lo vio directamente a los ojos, mientras acariciaba la palma de su mano con delicadeza. 

—Eres demasiado hermoso, me gustas mucho—dijo sin vergüenza, levantando el mentón del menor con su mano desocupada. Se emocionó demasiado cuando al querer acercarse para besar a Daniel, este no se apartó en ningún momento. Sus labios rozando para después tocarse de una manera sutil que hizo que el estómago del mayor reventara por las mariposas que se econtraban volando por todo el espacio disponible que tenían. 

Se separó con un poco de pena para después ver al más alto a los ojos. —Nacho—habló con la voz lo más bajito que podía pues su timidez no le permitía hablar más alto.—Me tengo que ir— dijo demasiado rápido, pues había visto que Valentín los observaba a lo lejos mientras su pecho subía y bajaba denotando furia. 

Ignacio no había visto a Valentín, así que supuso que el menor sólo estaba muy nervioso. Así que antes de que se fuera, le tomó de la muñeca y plantó un beso en los labios del menor, para después dejarlo salir corriendo. 

[...]

Corría lo más rápido para llegar al estacionamiento por donde había visto que el mayor había caminado. Tuvo miedo cuando lo encontró. Sus pasos disminuyeron la velocidad para acercarse al cuerpo tenso del mayor. Tenía claro que debía disculparse, aunque no sabía muy bien por qué, ya que los dos no compartían algún tipo de relación, ni siquiera se consideraba amigo de Valentín. 

—Valen, ¿estás molesto?—trataba de mantener un poco de distancia entre el cuerpo del ojiazul, pues aún le seguía dando miedo.—Enserio, no comencé yo el beso, fue él.—Ahora quería que lo escuchara, no le prestaba atención, y seguía caminando bajo ese estacionamiento techado y por la hora del día, casi vacío.

—¡Mierda, cállate! no entiendo como es que puedes ser tan mentiroso, ¿te gusta andar como una puta ofreciéndote a cualquiera? ¡yo te ayudo!—por fin había conectado la mirada con el menor haciendo que se estremeciera pero que soltara una pequeña risita tierna que lo confundió.

—¡Estás celoso!—gritó haciendo que en el lugar sonara un eco.

—No, no lo estoy. Si quieres vete con el inadaptado de Ignacio—dijo enojado, dando media vuelta para dirigirse a su coche. 

Daniel corrió con un poco de esperanza en su corazón, intentando alcanzar a su chico. Arrugó sus ojitos cuando tomó el antebrazo de Valentín e hizo que lo mirara de frente. Hizo una grande sonrisa y ladeó su cabeza. Abrazó al mayor por el cuello mientras daba pequeños besitos por todo el rostro de su crush. 

—Daniel, necesito entrar al carro, muévete—dijo de manera seca  sin importarle como se sintiera el chico. Al poco tiempo vio como bajó la vista y jugaba con sus manitas, probablemente para no llorar y que la persona que estaba frente a él no se diera cuenta. 

—Valen, perdón, yo no sabía que te ibas a enojar. Lo siento, soy muy mala persona.—el pelinegro sonrió, cuando Daniel se disculpaba sabía que podía obtener demasiadas cosas a cambio, y había una que últimamente estaba rondando por su cabeza. 

—Súbete, vamos a platicar—le indicó y al momento de decirlo, el menor ya estaba acatando las ordenes. 

—Perdón, perd...—sus palabras se vieron interrumpidas por unos labios intrusos queriéndose aprovechar de su inocencia. Fue tomado por sus muslos, y ubicado en el regazo de Valentín.

—Quiero que me demuestres que tan arrepentido estás, quiero que lo hagas tú solito.—dijo dando una nalgada para después apretarla entre sus manos. El moreno asintió, ya realmente no le importaba donde iba a ser su primera vez, sólo quería complacer a su chico. 

Trataba de que el beso fuera calmado, pero Valentín no dejaba que esto sucediera. Su lengua trataba de ser intrusa en la boca del menor. Delineaba delicadamente el contorno del cuerpo contrario con sus manos grandes; las pasaba con suavidad por sus muslos y luego apartaba con lujuria el culo de Daniel.

El moreno se volvió tímido, pero sin llegar a pensar en detenerse; en cambio, comenzó a moverse de manera sutil encima de la entrepierna casi despierta del ojiazul. Abrazó su cuello y escondió su cara entre medio de sus antebrazos en el momento que Valentín tomó su cadera y comenzó a acelerar esos vagos movimientos que hacía. Se estremeció cuando los labios del ojiazul comenzaron a hacer caminitos de besos desde su cuello hasta su boca, obligándole a que su rostro no estuviera escondido.

Le tomó con sus dedos y besó superficialmente sus labios, no le transmitía nada. Y eso le hacía sentir mal.

"Mi imaginación es demasiado creativa, ellos ven a un demonio, yo veo a un ángel."

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¡Hola!

Se supone que ayer se tenía que publicar este capítulo, pero cuando lo estaba editando, mi crush quiso hacer videollamada y puesss, se me fue el tiempo.

¿Creen que Nacho sepa dividir?


¡Gracias por leer! Los amooo.

ɴᴇᴇᴅʏ ღ ᴡᴏsᴀɴɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora