Sacó su cabeza por la ventana tratando de conseguir aire, estaba un poco agobiado desde que había llegado al colegio y Valentín lo vio pero ni siquiera lo quiso saludar. Bajó sus hombros con desgana, cerró los ojos y volvió a su asiento con los ojitos entrecerrados.
—Daniel, ¿me dejas de ignorar?—dijo Manuel tratando de tener la atención de su amigo que parecía estar molesto con la vida justo esa tarde.
—¿Qué quieres?—acotó sin ganas, rodando los ojos y siendo grosero sin darse cuenta.
—No quiero estar aquí, sólo queda una clase, vayámonos— respondió en tono bajo.
—Es sociales, puedes esperar más— sacó su libreta de dentro de su mochila tratando de adelantar la tarea para no tener el fin de semana.
—Por eso, no importa si no estamos. Por favor, estará Mateo y Valentín—Celebró cuando Daniel soltó una risita y asintió, para después comenzar a guardar sus cosas de nuevo en su mochila.
Corrieron del salón con sus manitas tomadas entrando a un laboratorio de química, vieron a los chicos sentados y Manuel corrió a abrazar y besar a su chico, mientras que Daniel se acercaba a paso lento con su respiración agitada. Había hablado con el ojiazul después de su encuentro, pero sólo por mensaje, no le había vuelto a hablar a la cara en una semana entera.
Sonrió arrugando su nariz cuando Valentín abrió sus brazos para darle un abrazo gigante y un beso con una sonrisa en medio.
—Extrañaba abrazarte—soltó de manera coqueta apretando un poco las mejillas del niño enfrente de él.
Desvió su mirada hasta donde Mateo y Manuel reían mientras veían tubos de ensayo, no entendía, pero lucían lindos haciendo tonterías juntos. —Vamos a otro lugar, tengo mucha hambre—gritó el moreno a todos los presentes en ese salón.
—Mhm, no lo creo, nosotros nos vamos a mi casa—dijo para tomar la mano de Daniel y comenzar a caminar hasta la salida junto con él. Dejó a Manuel con sorpresa que lo único que pudo hacer fue soltar un suspiro de asombro junto a saltos de felicidad por todo el salón cuando los otros dos chicos salieron.
—¡POR DIOS!¿cuándo le va a pedir que sea su novio?—preguntó al moreno.
—Amor, no creo que eso pase—hizo que el menor se desanimara de un momento a otro.—Quiero decir—trató de arreglar las cosas—creo que Daniel no está interesado en él.
—¿Qué dices? ve sus ojitos, el interés está reflejado por todos lados—cruzó sus brazos sobre su pecho—Valentín no lo quiere, ¿cierto?—preguntó con temor.—Lo está utilizando.
Mateo movió su cabeza en forma de afirmación. —Lo quiere, pero no de la misma manera. Creó un capricho con él, pero no quiere nada serio.
—¿Por qué no me lo dijiste cuando te pregunté? Tengo que decirle—trató de tomar su teléfono pero Mateo fue más rápido y tomó su brazo con fuerza asustando al menor.
—Lo siento, amor, no le digas nada. Por favor, hasta que yo hable con Valen.
—Dile a ese inútil que lo haga rápido, no quiero que Daniel sufra por un idiota que no valga la pena.
[...]
—¿Porqué me ignoraste toda la semana?—preguntó cuando Valentín lo subió a la mesada de la cocina y todo se había vuelto silencioso.
Esperó una respuesta con su corazoncito en la mano y un poco de desilusión al no obtener respuesta.—Enserio, no sé qué hago mal, lo siento.El ojiazul volteó ante lo dicho por el menor y rió sabiendo que ni siquiera él sabía porqué lo trataba tan mal. Rodó los ojos y se acercó al chico para meterse entre sus piernas.