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 —Valen, oh ¡DIOS! sí—movía su cadera de arriba hacia abajo con rapidez marcada por las manos desesperadas del ojiazul. Veía a los ojos directamente del mayor junto con unas cuantas lágrimas retenidas, pues había descubierto que a Valentín le encantaba esa actitud sumisa y desprotegida del él. 

—¿Te gusta, zorra?—comenzó a hablarle sucio al oído, quedando fascinado por como la piel de Daniel se estremecía. No le interesaba en lo absoluto el menor, pero ese cuerpo que se cargaba y la facilidad con la que era convencido le resultaba excitante. Amaba como gritaba su nombre con demasiado entusiasmo, hacía que su ego se elevara hasta las nubes, si no es que ya estaba ahí.

Le dio la vuelta dejando su pecho recargado en la cama, levantó su culo mientras era azotado con rudeza, sus movimientos carecían de amabilidad y sus manos parecían querer marcar el terreno, reclamando al niño bonito como suyo, amando dañarlo, amando que su esbelto cuerpo se entregara a él por primera vez en demasiadas cosas. Salió del menor riendo por la vocecita caprichosa que Daniel soltó al sentirse vacío, comenzó a masturbarse contra la espalda del teñido, cada vez más rápido, tratando de acabar con ese capricho que había creado de un momento a otro con ese mocoso bonito.

Y despertó.

Se sintió patético al captar que había tenido un sueño húmedo con un mojigato que lo mantenía en abstinencia hasta que se dignara a querer tener relaciones con él.
Había intentado acostarse con chicos del mismo semestre que Daniel, pero todo terminaba en él decepcionado por lo tontos que lucían tratando de ser tiernos para que él se los follara. No se comparaban a la inocencia que el moreno cargaba.

Sabía que no era el único que lo quería tener bajo suyo rogando por más, pero él tenía ventaja, Daniel estaba súper embobado con su persona y eso se podía aprovechar de muchas maneras.

Cuando el creía que por fin iba a poder follar con el menor en su automóvil, su maldito coach le llamó diciéndole que estaba diez minutos atrasado en el entrenamiento y que si no llegaba a tiempo, daría cien vueltas al campo durante todos los días de la semana.
Así que tuvo que irse con una gran erección hacia los vestidores, lo cual fue de bastante ayuda para Daniel, pero para él no; nunca hubiera sabido que entrenar después de haber tenido un calentón se sentía como la mierda.

Revisó la hora con un ojo entreabierto. Las 1:37 de la madrugada, tuvo la esperanza de que su chico siguiera despierto, así que mandó un mensaje para afirmar lo que pensaba.

Valen bubú:

Bebito, tuve un sueño.
Demasiado bueno, tú estabas ahí.
¿Te lo cuento?

1:38 A.M

Sabía Daniel podía estar despierto, era un cerebrito de primera y como la semana de exámenes estaba cerca, asumió que se mataba estudiando todas las noches aunque fuera fin de semana. 

Dani bebito:

Valen, sisisi cuéntame de qué iba tu sueño.

1:40 A.M

Valen bubú:

Bueno, soñé que te tenía en mi cama.
Desnudo, con tus piernitas abiertas, y te acariciaba todo, como a ti te gusta.

*Valen bubú sent a photo*

ɴᴇᴇᴅʏ ღ ᴡᴏsᴀɴɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora