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Tus labios... ¿sabías que son tan esponjosos como el algodón de azúcar?

 ¿sabías que son tan esponjosos como el algodón de azúcar?

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Y pasa.

Como en todos mis sueños durante esta semana, pasa.

Sus labios empujan contra los míos con desesperación, sus manos se posan sobre mi quijada para prevenir cualquier tipo de alejamiento, y su cuerpo, tan fibroso y caliente, hace presión sobre el mío al acercarse más ya que detrás de nosotros hay una puerta que no sé cuánto más pueda resistir.

Su pierna derecha se intercepta entre las mías y siento como su masculinidad es acomplejada por mi curva de la zona pélvica, tan bien posicionada que parecemos las piezas de un rompecabezas.

Su boca succiona mi labio inferior como si tratara de saborear hasta lo más mínimo; aquella lengua viperina traza un hilo de saliva sobre la zona maltratada pidiéndome casi a gritos que le conceda la entrada, acción que estaba totalmente dispuesta a cumplir ya que moría por sentir su calidez dentro de mi, moría por tantear sus papilas gustativa y llenarme del sabor a soju mezclado con mojito que anteriormente estaba bebiendo.

Pero me sorprendo, su sabor es dulce, tal como si en cuestión de segundos haya ingerido alguna fruta, especialmente cerezas o frutillas. Y sus labios... tan esponjosos y adictivos como un algodón de azúcar que ante las circunstancias de su delicadeza, se deshace con tan solo tantear una mínima parte.

Paso mis brazos entre los suyos provocando que los bajara para sujetarse de mi cintura, y los poso sobre sus hombros con el fin de proporcionarle caricias que comiencen a ascender desde esa zona en particular, hasta su cuello, nuca y finalmente hacia el crecimiento de su cabello, donde enredo mis dedos en un intento de juego sobre sus mechones y aprecio la suavidad de estos mismo bajo las yemas. Tan largo y sedoso que sin ninguna molestia, me atrevería a acariciar día y noche, luego de una jornada de sexo puro.

Porque sí, a pesar del ambiente romántico y deseoso que nuestros cuerpos hacían saber tras las vibraciones que desprendían por los poros; estaban las inmensas ganas de follar.
De estar bajo su cuerpo totalmente desnuda, sudando, enredando mis piernas en sus caderas y pidiendo por más ante cada movimiento.

Y creo que él también quería lo mismo.

Lo deseaba.

Deseaba todo de él.

Aún cuando ya no podíamos estar más cerca de éste límite, porque ni siquiera el oxígeno podía atravesarnos.
La ropa molestaba, se sentía pesada e incluso rasposa, no dudo que por lo sensible que se encontraba mi piel ante sus toques; sus manos apretaban mis caderas, se movían de arriba hacia abajo logrando que mis partituras sean como las de una gallina.

Quería llorar ante lo placentero que era esto, quería llorar por tener un orgasmo a causa de simplemente besos y roces, ¿cómo podía sentirme así? ¿cómo podía sentirme tan plena con solo sentir su lengua entrando y saliendo de mi cavidad bucal?

Pero así como empieza... termina.

El golpeteo de la puerta resonó en nuestros oídos causando la separación de los belfos. Su agarre seguía en mi cintura y eso me alegraba ya que comenzaba a extrañarlo. Extrañamente... lo extrañaba.

Sus ojos se conectaron con los míos a lo que tuve que retener un gemido por su imagen latente y fresca frente a mi: labios rojizos e hinchados, pupilas dilatadas con leves brillitos por encima, su piel facial parecía de porcelana aún más de cerca y su cabello... tan despeinado a causa de mis dedos pero que aún así lo hacía lucir más sexy de lo que ya era.
Joder sí, lo extraño a pesar de tenerlo delante de mí; quiero besarlo otra vez sin importar que nos quedemos sin aire, lo extraño, lo extraño mucho junto con la sensación de querer lloriquear por sentirlo nuevamente.

⎯⎯ ¿Venus? ¿estás ahí? ⎯⎯ esa era la voz de NamJoon. Era momento de alejarnos. Liberó mis caderas y yo liberé su nuca tratando de recomponernos con los típicos movimientos del planchado de ropa y peinándonos con los dedos.

⎯⎯ S-si, Nam ⎯⎯ observo que JungKook esté listo, y tras un leve asentamiento de cabeza, abro la puerta encontrándome con mi amigo y con los demás integrantes del grupo.

⎯⎯ Oh, y JungKook ⎯⎯ dijo uno de ellos, quien solía tener el cabello azul y un destacado lunar en la nariz. 

⎯⎯ Sí... n-nosotros...

⎯⎯ Estábamos arreglando el mal entendido de la vez pasada, le pedí disculpas y eso es todo ⎯⎯ me interrumpió a lo que agradecí internamente ⎯⎯ ¿qué sucede Nam? ⎯⎯ habló colocándose a un lado de mi; debo admitir que sentí una vibra sobreprotectora por parte de su persona que me encantó.

⎯⎯ YoonGi está esperándote, Venus, dice que ya transcurrió el tiempo establecido.

⎯⎯ Cierto ⎯⎯ volteo para tomar nuevamente mi chaqueta, haciendo una conexión de miradas con el azabache por un plazo de segundos, sin intercambiar palabra alguna, marchándome de aquella habitación para despedirme de ellos con una sonrisa en cuanto llego a la sala ⎯⎯ nos vemos luego chicos, y eviten estresarse por los exámenes.

⎯⎯ S-si, no te preocupes, tú no te vayas a... e-estresar mucho po-por bailar en el caño, y-ya sabes, los calambres y eso ⎯⎯ dijo HoSeok con un notable nerviosismo haciendo que riera.

Observo a cada uno de los integrantes en busca del pelinegro, pero resulta que no vino con nosotros, no vino a despedirse de mi. Se supone que debería apenarme o algo similar, sin embargo, estando en las circunstancias que  estamos, lo agradezco, creo que de lo contrario me desmayaría aquí mismo.

Aunque sólo espero... que le guste mi regalo cuando inspeccione su habitación.

𝐒𝐓𝐑𝐈𝐏𝐏𝐄𝐑 | 𝐉𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora