A estas alturas todo el mundo reconocía a Lee como el chico más hiperactivo de la clase, y nadie dudaba que lo fuera de toda la aldea. Junto con el profesor de gimnasia Gai, asistía a todos los clubs de deportes y diariamente al de fisicoculturismo. Aunque eso era sólo una pequeña parte de su día a día. Su problema es que tenía tantas aficiones y tantas energías que iba cambiando de club en club y con la tontería, iba a todos y a ninguno a la vez.
Aquel día decidió que quería pasar el resto de la tarde en el de teatro, donde por supuesto ya era conocido.
— Hola Lee, qué sorpresa verte hoy aquí — saludó Kurenai con una sonrisa de oreja a oreja—. Da la casualidad de que íbamos a empezar una nueva obra y necesitamos de mucha ayuda.
— ¡Estoy dispuesto a sacrificar todas las horas que hagan falta para que el proyecto funcione! Por favor cuente conmigo desde ya. Sacaré adelante cualquier papel.
— No sabes lo feliz que me hace escuchar esto y tener a gente tan dispuesta a sacrificarse porque las cosas salgan bien. Ojalá tener más gente como tú, todo sería más fácil.
— No todo el mundo tiene tanto tiempo libre como Lee, profesora— respondió Temari, mientras se acercaba acompañada de Gaara.
— ¡No sabía que vosotros también veníais a teatro! — exclamó Lee, con emoción.
— No, sólo venimos a ver a Kankurou — contestó Temari, dibujando una pequeña sonrisa.
— Oh, Kankurou está ahora mismo ensayando su actuación como marionetista, veis, justo ahí. —señaló a un lugar del pabellón que tenía menos iluminación.
Todos se acercaron. Lee nunca se había parado a pensar en qué dedicaban el tiempo los demás a no ser que los viera porque ni siquiera se paraba a pensar qué calcetines debería ponerse.
— Pues es una pena que sólo hayáis venido como espectadores, porque como le acabo de decir a Lee, necesitamos actores para nuestra nueva obra.
— Yo creo que Gaara tiene un talento oculto para el teatro, no crees, ¿Temari? —bromeó Kankurou, que justo acababa de terminar su ensayo.
— No podríais estar más equivocados — replicó Gaara.
— No, no, no ¡Todos tenemos un talento oculto! y quién sabe si el suyo es este. Definitivamente deberías intentarlo, seguro que sólo hay que pulirte — asintió con gran convencimiento Kurenai mientras colocaba sus manos sobre sus hombros, zarandeándolo un poco.
Gaara estaba que no cabía en sí mismo y empezaba a arrepentirse de haber ido. Por nada del mundo iba a ser arrastrado a un escenario, eso estaba reservado a gente extrovertida o con un talento innato. Definitivamente él no servía para algo así, definitivamente NO iba a ser arrastrado. Y sin embargo, lo estaba siendo.
— ¿Conocéis la obra de La Celestina? Bueno, pues este curso toca representarla. Y vamos a hacer una pequeña prueba con los protagonistas: Calisto y Melibea.
— ¡Me pido a Melibea! —empezó Lee.
— ¿De verdad conoces esa obra? —dijo Gaara, incrédulo.
— Pues la verdad es que no.
— No os preocupéis, os lo resumo rápidamente: se trata de una tragicomedia donde en esencia un personaje llamado La Celestina (y protagonista indiscutible) tiene el encargo de que Melibea se enamore de Calisto, después de que este hubiese sido rechazado— explicó Kurenai —. Así que, dicho esto, el resto de la historia lo iréis descubriendo poco a poco. Podemos empezar.
Gaara conocía ligeramente la historia y de verdad que no tenía ninguna intención de colaborar. Pero, cobijado por sus hermanos y pensando ingenuamente que sólo iba a ser de ayuda momentánea, hizo un esfuerzo. El problema es que ya desde el principio tenía que declararse a Melibea y era demasiado absurda la manera de hablar de Calisto; no se lo esperaba así para nada. A pesar de que sólo tenía que leer el guion, no podía hacerlo. No sabía si era más vergonzoso el hecho de hacerlo porque nunca, ni siquiera leyendo, había salido de sus labios algo así. O si se reirían por no hacerlo al pensar que se lo estaría diciendo a Lee. Se sentía un estúpido. Pero habían pasado años desde la última vez que mostró afecto o un pequeño resquicio así por alguien.
— No voy a hacerlo.
Se incorporó y se alejó lentamente dejándolos atrás. No estaba acostumbrado a que los demás tuvieran alguna expectativa que recayera sobre él. Asistía al club de arreglo floral porque ahí las plantas no esperaban nada y al mismo tiempo podrían esperar hasta marchitarse. Podrían aceptar estar bajo la sombra mientras las demás plantas crecían más alto para adueñarse de los rayos del sol. Él era ese pequeño brote que se abría paso entre la tierra y que al salir descubría que, sin ayuda, no iba a conseguir crecer ni muchísimo menos florecer.
Lee se levantó y fue detrás de Gaara. Su filosofía de vida no le permitía que alguien se rindiera ante algo o dejara de intentarlo. Claro que tampoco sabía que pudiera haber gente tan distinta a él.
— ¡Gaara! ¿Dónde vas? Ni siquiera hemos empezado...
— No despierta en mí ningún interés.
— ¡No puedes decir eso! A tu hermano le haría mucha ilusión que lo intentes ¡Estoy seguro de que acabarías consiguiéndolo!
Pero él ya estaba cruzando la puerta saliendo del pabellón haciendo oídos sordos, porque de otra manera no sabría qué responder.
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Hikaze (Fanfic Naruto)
FanficGaara ha sido invitado a estudiar en Konoha en compañía de sus hermanos. Deseoso de ampliar su relación con Naruto e incluso con esperanzas de declarar sus sentimientos por él, su intento se ve frustrado por el aumento de interés que demuestra hacia...