5- Nada pasó

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Nerea

Me alejo de ese lugar a toda máquina, con el corazón a mil por hora. Me tropiezo con varias ramas de árboles en el camino, pero no me importa con tal de salir de allí. Mientras corro solo ruego por que el muchacho haya disimulado su mirada sin alertar a su aparente familia.

La parte sin dignidad de mi ser se siente mal por dejarlo así, casi pude ver esa tristeza en su mirada...¿decepción?

¿Y qué esperabas chico misterioso? ¿Que me quede a hacer quien sabe que contigo?

Y mentiría si dijera que no me atrae físicamente porque, con solo ver su rostro me dieron tremendas ganas de besarlo.

Cálmate, Nerea hormonal.

Intento buscar el teléfono pero, se me hace imposible con el corazón a punto de salir por mi garganta.

Cuando llego al punto donde inicié, en la carretera amplia, dejo de correr, al borde del colapso.

Mi pecho sube y baja pesadamente. Probablemente tendré ataques de asma luego de esto. Pongo mis manos sobre mis rodillas y cierro mis ojos, sin dejar de respirar desesperadamente.

Cuando siento que me calmo, comienzo a caminar, como si nada hubiera pasado. No tengo idea de que horas sean, probablemente llegue para el segundo periodo de clases, así que apresuró mi paso.

Por segunda vez en el día, un vehículo está apunto de arrollarme.

Pero esta vez no lo conduce un señor en sus cuarentas, sino Gabe Foster.

Me ahorraré su descripción. Directamente ¿que clase de chico creen que es Gabe Foster?

Seguramente acertaron.

Es lo más parecido a novio que tengo, aunque sin etiquetarlo como tal. Yo creo que le gusto, y él... me atrae. Verán, mi escuela es muy muy aburrida, por ende no existe esa típica "jerarquía social" de la que oído y leído tantas veces. Si tan solo hubiera un poco de acción en mi vida...

Gabe frena de golpe y yo solo me logro quedar estática, en medio de la calle.
Se asoma por la ventana de su auto, y con una mirada de preocupación dice:

-¡Diablos! ¡Rea, casi me matas del susto!¿estás bien?

Como mi escupido cerebro no reacciona yo asiento con la cabeza, con los ojos abiertos como platos. Veo un ademán de alivio en su mirada.

Saliendo del shock, relajo mi cuerpo y veo el momento perfecto para bromear:

-Más bien, tú casi me matas- digo lo suficientemente fuerte para que me oiga, no lo digo de mala forma, solo con intención de aflojar el ambiente.

-¿Vas a la escuela?-dice, últ al ver que asiento agrega-¿Quieres que te lleve?-dice mirándome con la cabeza de costado, con esa mirada que derretiría a cualquier chica de la escuela.

-Es muy amable de tu parte pero...
-¿Pero? -dice esperando mi respuesta, con una sonrisa pícara.
No se me ocurre ningún excusa asi que sólo entro al auto.

Al abrí la puerta, el aire acondicionado me recibe, no me había dado cuenta del calor que hacía hasta ese momento.

Me tiré en el asiento de copiloto y me abroché el cinturón sintiendo su mirada. Luego compartimos una mirada por unos segundos antes de que fije su vista en el camino y vuelva a conducir.

Hay un gran silencio entre nosotros, sin embargo no me resulta incómodo. Me dedico a mirar la ventanilla de su auto, y por el reflejo veo que se distrae del camino mirándome. Eso me provoca una pequeña sonrisa.

El Bosque de las Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora