❥ Palabras Bonitas.

¿Quién?

••Tocar tu suave piel de seda es lo que más anhelo,
bello y tierno ángel, por favor sonríe de nuevo,
tus sonrisas son mis noches de desvelo.••

Seungmin leyó una vez, miró a todos lados y releyó unas dos veces más, una pequeña nota en papel blanco que encontró en su casillero lo ha dejado sin palabras, imaginando que tierna y linda chica tiene esos pensamientos tan angelicales hacía él.

Una sonrisa boba le acompañó hasta el salón de su clase, su mejor amigo Jeongin le llamó un par de veces, pero su mente no logró captar el llamado hasta la tercera ocasión.

—Hasta que por fin me miras, —rió Jeongin, —¿Qué pasa contigo hoy? Que tienes pinta de enamorado.

Seungmin sonrió y le mostró la nota, Jeongin leyó y volvió a leer, —y esto ¿De quién es?

—No lo sé, estaba en mi casillero está mañana, he miraron por todos lados, pero no he visto a nadie, —sonrisa boba de nuevo, —me parece algo muy tierno.

—Mmm... Si es un lindo detalle, pero en este país las chicas no suelen ser así, tal vez... Es extranjera.

Seungmin se lo pensó un poco, Jeongin tiene razón y esa parte curiosa en él hace que la intención de la nota sea al doble, ahora no solo quiere saber quién es la persona que la dejo en su casillero, también quiere conocer a la tierna chica.

—Bien, tal vez deje otra mañana o yo que sé, si lo hace la veremos.

Seungmin sonrió a su amigo y dejaron su entera atención en la clase de anatomía que justo inicia con el profesor Kim.

[•°•°•]

Dos semanas más tarde, no se encontró ni una sola nota en el casillero de Seungmin, Kim debió aceptar que se desilusionó mucho, estaba tan alegré de saber que podía gustarle a alguien con su aspecto.

Por que Kim Seungmin es un guapo, un chico alto, con un rostro tierno, su cuerpo no está nada descuidado pero tampoco entra en la categoría de fornido, sin duda es atractivo, pero su forma de vestir no es nada atractiva, al menos eso es lo que piensa Jeongin.

—Ya, quita esa cara, ella se lo pierde.
Consoló Jeong y Seungmin le miró para soltar un largo suspiro, es viernes por la mañana, caminan al edificio de su área.

—¿Crees que debería cambiar mi forma de vestir? Digo no he tenido novia desde la secundaria y en esta el uniforme se me veía sexy.

Jeongin soltó una risa algo escandalosa y miró a su amigo.

—Te soy sincero, si deberías cambiar tu guardarropa, pero no porqué una chica dejo de poner notas en tu casillero.

Kim suspiró de nuevo, entraron al edificio y al abrir su casillero, ahí estaba, una nueva nota ahora en un papel rojo.

••Tocar tu suave piel de seda es lo que más anhelo,
desear la belleza de tú cuerpo es mi pasatiempo,
imaginar que las prendas que te adornan
desaparecen una a una
dejando a la vista la fantasía de tu desnudes me hace caer en un
abismo sin final,
deseo estar en tí, dentro,
profundo muy profundo,
sonríe de nuevo bello ángel,
sonríe por favor.••

Su sonrisa fue sincera, de nuevo miró a todos lados, nada, nadie sospechoso, nadie que pudiera decirle quien pone la nota en su casillero, pero tan solo con saber que la chica no se ha rendido se siente feliz.

—Jeongin, mira esto.

El mencionado se giró para ver a su amigo, quien sonreía bobamente, tomó el papel es sus manos y leyó.

—Ahh, Min, empiezo a creer que te estás equivocando un poco, —Yang analizó la nota letra por letra, es una nota con estiló poético, pero está seguro de que ninguna chica diría algo cómo esto, parece más una nota de un hombre.

—Claro que no, debe ser una chica muy tierna.

Y sin que Jeongin pudiera decir algo más, Seungmin le quitó la nota y la guardo, cerró su casillero y espero a su amigo para caminar con rumbo al salón.

Desde ese día las notas no se detuvieron, había una todas las mañanas del viernes, en ocasiones por la tarde los lunes y muy rara vez una nota en miércoles, Seungmin revisaba su casillero todos los días y despertaba temprano para tratar de encontrar a la chica que deja las notas, Jeongin intentó explicarle que una chica no podía decir tales cosas, pero el solo no quiso escuchar. En tan solo tres meses de recibir notas, Kim Seungmin puede decir que se enamoró de las palabras bonitas escritas en todas esas notas, de cada poética oración en la que se mostraba el grado de admiración hacia él, la chica que escribe debe idolatrarlo, o al menos eso es lo que él piensa.

A veces se siente tonto por enamorarse de letras, de palabras, a veces solo imagina que conoce a la chica y le dice todo lo que sus palabras le hacen sentir, a veces solo desea saber quién escribe las notas...