Capítulo Nueve.

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Cate miró con atención el lugar.
Limpio, ordenado, extraordinario y extrañamente acogedor.
Cosas algo rústicas y que transmitían más bien un carácter juvenil y relajado.
Era como si aquel lugar estuviera hecho para relajarse, noto el pequeño rincón lleno de árboles bonsai, otro con pequeñas plantas en macetas diminutas.
Muchos detalles de madera en colores cálidos en la cocina y la casa la hacían lucir realmente reconfortante.
Se dirigió a uno de los sofás, donde al sentarse se hundió fácilmente, pero lejos de querer ponerse de pie se dejó llevar, terminando acostada ahí sin ninguna vergüenza.
Suspiró y se relajó, Tweek se acercó y se sento a su lado.
–¿E-Estas bien? –
–Si... Solo... Estaba algo cansada... – admitió, acercándose a Tweek y recargando su mejilla en el hombro del muchacho.
–¿Te gusta el peluche? – dijo ella sonriendo al notar a Tweek con el pequeño animal de felpa en su mano, el rubio sonrio algo avergonzado.
–S-si, es muy lindo–
–Me gusta tu casa, es un lugar muy agradable, no quisiera verme prejuiciosa pero esperaba algo muy ostentoso y pretencioso–
Tweek se sintió un poco avergonzado, miró a Cate que comenzaba a morder su pequeña hamburguesa, noto lo fácil que era para ella mantenerse relajada y sin ninguna preocupación.
–Lamento si el día de hoy fue algo extraño, no suelo estar con personas de mi edad y cuando pasa son todos... Muy... Extraños –
–Pude notarlo, sinceramente creo que deberías relajarme muchísimo más – dijo la chica mientras doblaba el papel de la hamburguesa de Tweek y se acercaba a él, haciendo la mueca de abrir la boca, el rubio fue obediente y mordió la comida que se le ofrecía. Lo mismo ocurrió con la malteada que pidió, se dio cuenta de que Cate no tenía ningún reparo en compartir pajilla con él.
–Si te sientes cómodo, podemos salir más, es divertido, digo, no quiero aprovecharme de ti, pagaré mi parte siempre, pero necesitas hacer mas cosas que vayan acorde a tu edad... Y que te ayuden a no ser un manojo de nervios siempre– afirmó la chica mientras con la otra mano sujetaba su hamburguesa para acercarla a su boca.
Tweek medito aquello...
Y se dio cuenta de lo rara que era la situación.
Ahí estaba esa chica, la conocía tan poco pero estaba en ese lugar tan privado, en su casa, con hamburguesas en las dos manos, mientras el simplemente se mantenía relajado con un pequeño peluche entre sus manos.
Recordó la música, recordó la manera en la que había reído ese día y lo bien que se sentía.
Seguía pensando en silencio cuando Cate comenzó a comer papas y mirarlo con curiosidad  sólo para darle papas también.
–¿Crees que puedas quedarte hoy? – dijo el de la manera más casual que pudo, sin ninguna malicia en su voz, Cate alzó las cejas sorprendida, pero asintió con suavidad.
–Necesito ir a casa por algo diferente a este vestido– dijo ella con incomodidad mientras se ponía de pie, Tweek miro con atención las aberturas del vestido y se sonrojo, se levantó de inmediato y se dirigió al auto afuera.
Cate fue tras el a paso calmado, pensando en que todo aquello de verdad que era algo muy divertido pero extraño.
Que más daba... Era algo entretenido y le gustaba su compañía, además, Tweek no se veía como un patán, de hecho... Parecía muy ñoño e ingenuo como para hacer una oferta con dobles intenciones.
-

Richard estaba en la cocina junto con los cocineros, miró la cantidad de platos de salmón que habían sobrado y como los empleados los metían a refrigerar en su cocina.
–Cariño, tienes que relajarte, Tweek a veces está bajo mucha presión, su ansiedad no lo ayuda y bueno... Ya lo conoces.. –
La castaña miró a su marido con una cara molesta mientras comia de su copa un helado con una pequeña cuchara de plata, tenía una expresión de molestia pero parecía más un berrinche que algo realmente iracundo.
–No es eso, se que el es así, pero me molesta que había organizado la charla que tendríamos con los Stevens y ahora Tweek lo arruinó, me hizo quedar como tonta, de seguro se estarán riendo de nosotros, y no solo ellos, todo el mundo debe estar riéndose de nosotros por haber tenido a una mesera de invitada en un evento tan importante, no puedo creer que de verdad Tweek se atrevió a traerla–
–A Tweek le agrada Cate amor, es una chica agradable, deberías intentar... –
–Lo sé, lo se, es una buena persona, captó la idea Richard, pero me preocupa que se aproveche de él, otras chicas lo han intentado antes ¿Qué te dice que esa muerta de hambre no se acercó a Tweek sólo para comer hoy?–
El hombre pareció sorprendido ante las venenosas palabras de su esposa, repentinamente se retiro del lugar, un poco incomodo con seguir con aquel tema.
Hellen por su parte solo pudo emitir un bufido de frustración y mirar su teléfono celular.
El plan era que irían todos juntos a cenar y ella le daría su regalo a Tweek, tendrían una linda velada en familia y le diría todo sobre la buena relación que debían mantener con los Stevens y su hija, su futura nuera.
Pero claro, no contaba para nada con el carácter evasivo de su propio hijo y su extraña habilidad para verse fuera de problemas.
Tenía que encontrar la manera de hablar con él claramente... Para empezar... Estaba sumamente molesta.
¿Dónde estaba Tweek en ese momento?
Usualmente pasaba su tiempo en casa con ellos, tenían otro par de casas en la ciudad y departamentos pero... No los usaban...
Adivinar en donde estaba su hijo solo le causaba dolor de cabeza y sabía que preocuparse de ese modo definitivamente no iba a ir a ningún lado más que a causarle arrugas y eso definitivamente no era algo que debía pasar.
Puso una expresión seria y suspiro profundo, dio un par de respiraciones hondas y dibujo una sonrisa sutil.
Ya arreglaría todo al día siguiente.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2020 ⏰

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