Nuevo comienzo.

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Sab en multimedia :3

Leí un cartel donde ponía :《villegas x aki》

Mis primos...

Lo sostenía un chico de más o menos mi altura, ojos azules y pelo negro. Mi primo Owen de unos 11 años. Sí, mido lo mismo que un niño de 11 años.

A su lado estaba Olimpia, su hermana, que imagino que tendrá 15 y óscar de unos 8 años.

Casi no los conozco, me sé como mucho los nombres, y de milagro.

Me fui acercando más, Owen bajó el cartel y dio una voz mirando hacia atrás. En segundos mi tía Ana, o la prima de mi madre, mejor dicho, empezó a andar hacia mí, le siguió su marido Mike.

—¡Sabina! —vino hacia mí con los brazos extendidos. No sabía si seguir andando o abrazarla. Eso de socializar de esta manera me es difícil.

Al final opté por devolverle el abrazo.

Ana era más alta que yo, superaría el metro setenta y cinco. Tenía el pelo negro y rizado, adornado con algunas canas y los ojos castaños. Era delgada, tanto que me hacia verme obesa a su lado.

Su marido vino detrás de ella y me dio un beso en la mejilla al que yo hice dar uno más. Él se río.

—Olvidaba las costumbres españolas. —dijo divertido en español con acento americano muy marcado.

Los chicos vinieron hacia mí, sólo me saludó con un abrazo Olimpia, en toda mi vida esta es la segunda vez que la vi, ya que ella vive en América y yo en España. Pero este año me quedaré con ellos para mejorar mi inglés. Eso espero.

Mike me quiso llevar el equipaje pero yo me negué rotundamente. Sentiría que lo utilizo o lo molesto si lo hiciese.

Fuimos al coche. Mike abrió el maletero y quiso meterme las maletas pero me volví a negar y las metí por mi cuenta.

—Testarudos que sois las espaniolas. su acento me hizo sonreír.

                                     ***

La casa era grande. No tenían ni valla ni nada. Era como un vecindario que han hecho en medio del bosque. Hacía frío aunque todavía fuese finales de agosto. Pero sabía que si me quejaba ahora me iba a cagar en octubre cuando nevase y estuviesemos bajo cero. De donde yo vengo el verano aguanta en ocasiones hasta noviembre.

Entramos y los chicos empezaron a hablar inglés. Yo me defendía bastante bien en el idioma, pero la cosa era acostumbrarse a escuchar solamente eso. Y ahora mismo que los niños estuviesen hablando tan rápido y tan agudo me mareaba. No entendía ni papa.

—Tu habitación está al lado de la mía. Coge tus cosas y te llevo allí. También tenemos un baño para las dos. Suelo usarlo yo aunque sea el de invitados porque con estos dos guarros no hay quien entre en ese sitio infestado de a saber qué. Espero que no te importe compartirlo. —dijo Olimpia con una sonrisa tímida.

No era un bellezon, pero estaba bien, tenía los mismos rasgos que sus hermanos, ojos azules y pelo negro. También era pálida, muy pálida. Delgada pero no tan alta como su madre. Digamos que un par de centímetros por debajo de mí.

Fuimos al piso de arriba y me enseñó la que iba a ser mi habitación durante todo el año.

Las paredes eran blancas.

Había una cama que no llegaba a ser una de matrimonio pero tampoco era como la de mi habitación. No me podía quejar para nada, es el doble que mi cama, joder.

Taquilla 316.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora