En el kiosko, y no tardes.

31 3 0
                                    


Olimpia (Olly) en multimedia ^^.

-A ver, ya me estás explicando quién es ese tipo. -dejé darle vueltas al puré de cosas misteriosas que tenía en la bandeja. No era nada fiable comer eso-.

-Connor McFly. 18 años. El año pasado le echaron por nosequé. Nadie habla con él. Es mejor que no te acerques mucho. -dijo Luke terminándose la cosa misteriosa-.

-Has olvidado un detalle importante querido Luke. -añadió Tiff-. Pegó a un alumno de segundo una vez porque se le cayeron los libros encima de sus pies.

-Wow, que tipo tan duro, temémosle. Ni que fuese Jacky Chan.

Los demás se quedaron callados mirando a mis espaldas con los ojos y la boca abiertos.

-Lo tengo detrás, ¿verdad? -dije tranquilamente-.

Todos asistieron.

Rápidamente me di cuenta de que la cafetería estaba en silencio total y mirándome. ¡GENIAL! ¡SOY TAAAAAN AFORTUNADA!

Volví a remover la comida e hice caso omiso del aliento que tenía en el cuello.

Me estaba poniendo de los nervios.

No pegaría a una chica, ¿no?

-Buenas. -dijo una voz ronca detrás de mí-.

No sé si eran los nervios, la vergüenza o esa voz la que hizo que mi corazón empezase a latir de una forma que juraría que los demás podían escucharlo.

Me giré para mirarlo a los ojos pero me encontré con sus labios a centímetros de los míos.

JO-DER.

Él se los lamió.

Me separé un poco.

-¿Qué quieres? -intenté mantener la voz firme, pero el temblor me traicionó-.

-A si que,《callate la bocaza》, ¿cómo estás?

Tragué saliva al ver que se volvía a acercar a mí.

-¿Qué quieres? -volví a repetir, esta vez con la voz firme-.

-Una pista, está prohibido en varios estados islámicos si no estoy casado antes. -se río y se fue-.

Qué cojones...

Comimos totalmente en silencio hasta que faltaron 10 minutos para que tocase el timbre para volver a las clases.

-Oye. -interrumpe el silencio Olly-.

Todos la miramos y ella se dirige a mí.

-Sexo.

La miramos como si estuviese loca.

-Sexo. Si no estás casada no puedes follar. Sobre todo las mujeres. Pero eso ahora no es lo importante. ¿A qué mierdas venía eso?

-Está en celo y con abstinencia. -dije recogiendo mi bandeja-.

-Ya, bueno...

-Dejemos el tema, ¿vale? Mañana se habrá olvidado esta mierda. -la interrumpí ya cansada de todo el numerito-.

Por su culpa, mientras voy hacia mi taquilla todos me miran y comentan.

En un par de días no sabrán ni como te llamas. En un par de días no sabrán ni como te llamas. En un par de días no sabrán ni como te llamas. -repetí mentalmente con la esperanza de que se cumpliera-.

Abrí la taquilla, cogí los libros de las últimas horas y la cerré. En ese momento lo vi, apoyado en la suya y mirándome fijamente.

-Qué haces. - mas que una pregunta, fue una amenaza tipo de: como me sigas mirando te parto la cara.

Taquilla 316.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora