Haciendo amigos desde primera hora. Nótese la ironía.

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Connor en multimedia :3

Un horrible pitido no paraba de sonar.

Espera, uno no. Había decenas.

Los despertadores...

—¡DESPIERTA! —gritó Olimpia desde su habitación. Estaba dando golpes en la pared y estaba moviendo mi cama. Ni que fuesen de papel.

Ya era lunes. Hay que dar la mejor impresión para que las zorras populares no vayan a por mí.

Me puse una falda suelta roja con unos ligueros enganchados en ella para que no se levantase. Una básica negra y unas Doc Martins de caña baja rojas. Cogí la chaqueta de cuero que le quité a mi madre antes de irme a Chicago y fui al baño.

En el reloj del baño marcaba las 7 y media y a las 8 tenemos que estar allí.

—Muy bien, sab. El primer día y tarde. —dije, dándome golpecitos en la cara.

—¿Voy bien? —me preguntó Olimpia dando una vuelta en sí misma.

—Claro. —contesté mirándola por el rabillo del ojo mientras me los ponía negros con el lápiz.

—Vas muy... vaya.

—¿Le pasa algo a lo que llevo?

—A ver, que sepas que yo no soy muy popular allí y paso desapercibida, como mis amigos, pero tú vas a dar de que hablar.

—¿Eso es malo? —pregunté extrañada mientras me cepillo el pelo. Cogí la rasta con un mano para desenredarlo por dentro bien.

—Pues bueno, que no creo que vayas exactamente como una marginada como yo... DIOS SANTO, ¿ESO ES UN GATO MUERTO?

Miré la rasta y no pude evitar reír.

—No te la había visto. —empezó a tocarla como si de verdad se tratase de un lindo gatito.

—Con el pelo por encima no ve bien. ¿Tus amigos irán a mis clases o a las tuyas?

—Los que nos encontramos irán a las tuyas, ellos son mayores que yo. Por cierto, a Luke le has caído bien. —recalcó con el típico《guiño, guiño, codazo》.

—No me van los chicos como él. —respondí rodando los ojos.

Salí del baño con la chaqueta en mano y en la cocina cogí un par de manzanas para desayunar. Corrí otra vez al baño y se la pasé a Olly que seguía cepillandose el pelo.

—¿Cómo que los chicos como él? —preguntó dándole un muerdo a la manzana.

—Suelo juntarme con gente más más mayor, sobretodo si son chicos que no maduran completamente hasta bien entrada los treinta. —tiré la manzana a la papelera y me empecé a lavar los dientes.

—¿Y entonces yo...?

—Oh, no te preocupes, eres mucho más madura de lo que piensas. —dije como puedo con la boca llena de pasta.

—¿Nunca has tenido un amigo de tu misma edad?

—Mi mejor amigo, Raúl, tiene 17, como yo. Aunque sigue siendo un crío, es eso lo que me gusta de él. Además, es de los pocos que no piensa con la polla. Y es difícil, ¿sabes?

Olly empieza a reír a carcajadas y se atraganta con el agua con el que se estaba enjuagando la boca.

Será mejor que corramos a coger el bus o no llegamos.

                                      ***

—Todos nos miran. —susurré disimuladamente evitando la mirada de la gente.

Taquilla 316.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora