El Bailarín Que Cautivo Mi Corazón

EXTRA 8

PENSAMIENTO DE EDUARDO

Ha pasado mucho tiempo desde que toda esta aventura inició, pareciera que fue ayer cuando estábamos en Maiquetía despidiendo a mi hermana menor, mi mamá estaba desconsolada porque sabía que no vería a su hija favorita por mucho tiempo, pero confiaba en que sabría hacer bien las cosas y no estaba equivocado en lo que pensaba, puesto que al poco tiempo de estar allá ya estaba con trabajo y apartamento.

Mamá estaba más tranquila al saber que su hija se encontraba bien, ella nos mandaba unos cuantos dólares desde allá, eso lo hacía sin falta ya que para ella lo más importante era que nosotros estuviéramos bien económicamente, que estuviéramos comiendo bien, que tuviéramos aunque sea para comprarnos algo. Yo debí irme con ella en aquella oportunidad, pero a la vez no quería irme, puesto que quería estar al lado del que era el amor de mi vida, pero... Ese amor ¡ME TRAICIONÓ! Debí haberme ido con ella.

Tiempo después... Nos enteramos que, ella ya no se encontraba trabajando en aquel lugar, sino que ahora era sirvienta de una familia muy importante... Y ¿Qué creen? Era de nada más y nada menos que Cameron Boyce yo no podía creerlo, pero algo no me cuadraba en todo esto y eso era que... La forma en que se conocieron fue muy misteriosa y rara... Algo pasaba y quería descubrir que era.

Tanto era mi corazonada que decidí marcharme hacia Los Ángeles, necesitaba a mi hermana, tenía que asegurarme que en verdad ella estaba bien y que no sea solo un montaje lo de su supuesto trabajo... Pero no tenía como rayos irme.

¿Saben una cosa? La oportunidad llegó sola de un momento a otro puesto que la manager del jefecito de mi hermana nos vino a buscar de parte de él para que fuésemos a L.A. a darle una sorpresa a Saory. 

— Esta es mi oportunidad para ver como se encuentra — Me decía a mí mismo —  Así que nos fuimos.

Tiempo después de estar allá, descubrí algo que no me gustó para nada, y eso era que mi hermana andaba de novia con su jefe... Y a pesar de saberlo, sentía muy dentro de mí que algo más andaba mal, que algo más nos ocultaba, mi intuición no me fallaba. Primero, ellos eran novios y no lo habían dicho, segundo, a mi hermana la perseguía un tipo llamado "Milo Manheim" (al cual Jhonaiker y yo le dimos su merecido) y después... PARA MÁS ÑAPA... ¡El jefecito de mi hermana la embarazó!

Se imaginaran como estaba, intentaba no estallar en furia por lo que acababa de descubrir... Ya que le prometí a mi mamá que estaría aquí para proteger a Saory, no para causarle problemas. Tiempo después, las cosas empeoraron ya que a mi cuñado se le escaparon las cosas de las manos y... Honestamente quería agarrarlo a golpes por lo que hizo ¡ENGAÑÓ A MI HERMANA ESTANDO ELLA EMBARAZADA! Y eso no podía perdonarlo, era tanto el odio que sentí por mi cuñado que hasta el torpe ese de Milo Manheim me pareció un buen chico, decidimos todos regresar a Venezuela lo antes posible, necesitábamos sacar a mi hermana de ese lugar. 

—  No quiero que vuelvas a tocar a mi hermana infeliz — Pensaba — No mientras esté vivo. 

Mi hermana fue débil, pero la comprendo... Ella jamás se había ENAMORADO en toda su vida, bueno, no había llegado al punto de entregarse a alguien, allí supe que ella lo amaba enserio, pero tampoco podía rebajarse a seguir detrás de él como la propia estúpida después de lo que hizo.

cinco meses después, decidimos ir a casa de nuestra madre, ella tenía derecho a saber lo que pasaba, para mi sorpresa, se lo tomó con calma... Pensé que mamá la abofetearía por eso pero no fue así, supo comprenderla, además tampoco me creí que ella perdonara a Cameron por su comportamiento hacia Saory, pero si mi mamá lo hizo es porque ella ve que es bueno para ella.

Mi hermana y mi cuñado arreglaron sus cosas, yo no estaba de acuerdo con eso porque el que engaña dos veces, engaña tres y no quería eso para mi hermana... Pero ella ya es grande y sabe lo que hace.

En resumen, toda esta aventura, los altos y bajos que pasamos, no los cambiaría por nada, me ayudaron a mí a ser un poco más maduro de lo que ya era, y a mi hermana le servirá de experiencia para más adelante. Ahora solo espero que sigamos así de bien y que nada de lo que hemos construido se venga a pique... Mis dos sobrinos son un amor y mi hijo... ¿Qué más puedo pedir?

Con las personas que nos hicieron daño encerradas pagando su condena, no hay excusa para que no seamos felices... Nunca creí que ese día que dejamos a mi hermana en Maiquetía cambiaría nuestra vida para siempre.

— Eduardo M.