Por fin

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La tenía a mi lado y nunca me di cuenta.
Siempre pendiente de mi, pensando en mi, hablando de mi y sobre todo soñándome.
Nunca supe que era su razón de reír, tampoco que siempre esperaba por mi hasta que el dolor y la tristeza nos obligaron a mirarnos a los ojos y entre lágrimas, risas y abrazos nos dimos cuenta que somos el complemento perfecto.
Y luego desperté.

El sabor de mis lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora