Murria en Cadenas

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Cómplice de la rutina que vive conmigo, fanfarrón de historias que me dañaron pero que a otros inspiraron, ejemplo de muchos y la envidia de otros sin saber lo que por dentro lleva este alma errante.
Entre uno de los tantos consejos que daba vi a lo lejos la silueta de una alocada chica o al menos eso parecía con su prisa al caminar, pregunté por ella pero ahí todo se quedó.

No se como, pero a mi llego aquella que mi atención llamó llena de complejos, miedos inseguridad, llena de sombras y de misterios que al ver sus ojos solo eso brotaba dejando aparte la hermosa sensación que se sentía tenerlos fijados encima.

Atraída por las huellas sangrientas que dejaba en mis escritos llenos de lágrimas y penurias, sin pensarlo empezó a tocar las puertas de mi corazón sin saber que cadenas, púas y candados guardaban esa puerta.
Tocó, tocó y tocó hasta que le desnudé su vida en dos segundos y le dejé saber que sabía cada uno de sus defectos pero al hacer eso empezó a romper las cadenas y con manos heridas se paró en frente a las púas que al pasar de una semana quitó una por una.

Con la puerta ya desprotegida y abierta de par en par no pidió permiso e irrumpió y ya ahí dentro lloró al ver el desastre, se hizo dueña del lugar y empezó a ordenar lo necesario y a sacar lo que no tenía ya lugar que ocupar dando el toque que necesitaba según ella.

Aquella chica llena de complejos se convirtió en toda una fiera llena de seguridad que destella con cada brillo de sus ojos ternura, amor y sencillez, si.... se convirtió en lo que en silencio pedía, ahora sonriendo hizo cautivo aquel fantasma que me atormentaba y hería con sus garras mis sonrisas, bajo sus pies lo puso y con ímpetu se hizo reina de aquel castillo hecho ruinas.
Ese fantasma llamado TRISTESA hoy está atado con cadenas y custodiado por la persona más valiente y llena de coraje que he conocido.... además de amarla hoy puedo decir que la admiro.

Admiro cada desicion que tomó para hoy ser reina, admiro cada acción que provoca en mi risa, admiro cada palabra que en silencio me dejan y me ponen a pensar si en verdad soy merecedor... si la admiro.

El sabor de mis lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora