Luke.

6 0 0
                                    

Los días pasaban y me sentía cada vez peor, los mareos aumentaron, pero los desmayos eran inexistentes hasta el momento, por las mañanas tenia náuseas y ya no quería comer, sentía frio todo el tiempo, aunque estuviéramos ya en primavera y los días fueran muy calurosos.

Ya no sabía qué hacer, no se lo quería decir a mi madre para que no se preocupara, hace unas semanas la nieve se había retirado por completo y los días cálidos nos golpearon como una bofetada, seguramente estaba incubando un virus, o al menos eso quería creer.

La verdad ya me estaba asustando mucho, un simple resfriado no tenía esos síntomas, comenzaba a creer que tenía alguna enfermedad muy mala, de esas que no se curan.

Tenía pensado dejar pasar unos días y contarle a mama lo que me está pasando, en tres semanas sería mi cumpleaños número dieciocho y mi madre está muy ilusionada organizando una pequeña fiesta para mí y dentro de dos días seria el cumpleaños de Luke, no quería preocuparla ahora que estaba tan ocupada.

Normalmente las fiestas de ese tipo consumían las energías de todos en el castillo sobre todo del personal que debía correr de un lado a otro preparándolo todo.

Iba a esperar.

Salí a caminar un rato pensando las causas de mi malestar, y que haría si resultaba ser algo malo, le di un millón de vueltas al asunto hasta que decidí disfrutar del día olvidándome un rato del tema.

Camine por los senderos marcados con pequeñas piedras, recorrí todos los alrededores sin pisar el bosque, no me daban ganas de adentrarme en él.

Después de un hermoso paseo por los jardines del castillo, repletos de flores y espacios verdes, en el que dedique mi tiempo a pensar mi malestar y en el futuro o inventarme una vida lejos de allí como acostumbraba cada vez que me sentía mal o triste, decidí volver adentro, estaba agotada y la cabeza había comenzado a latirme ocasionándome un dolor horrible.

Iba caminando muy tranquila cuando de repente siento que alguien me empuja dándome un fuerte golpe en mi hombro derecho.

-Por qué no miras por donde vas sirvienta- la última persona que quería ver en ese mismísimo momento.

-Lo siento, no te vi- dije sin ánimos de pelear, siempre le daba pelea cada vez que me hacía sentir menos, pero hoy no era el día.

-Bueno bueno, pero que tenemos aquí, acaso no me vas a dar pelea, que acaso ya te rendiste- me pregunto con toda la fanfarronería del mundo.

-Mira, Luke, estoy cansada, justo ahora me iba a acostar- le digo cansada, con ganas de que me dejara ir.

-Es eso una proposición de que me meta a la cama contigo Hannita, pensé que no eras de ese tipo- me dijo y yo cada vez me sentía peor.

-De verdad Luke, déjame ir, me siento muy mal- dije sintiendo que el piso se movía.

-Vamos, sin trucos, que esta no te la creo, el papel de mojigata no te queda- me dice sin creer mi malestar.

El piso desapareció bajo mis pies y tuve que agarrarme de sus brazos para no caerme. Se sorprendió mucho al darse cuenta de que decía la verdad y con ojos culpables y muy preocupados dijo.

-Wow, cuidado, estas bien, Hanna- dijo pronunciando por primera vez mi nombre.

Tenía los ojos cerrados, no los podía abrir porque si lo hacía sentía que me caería, mi respiración era lenta, muy lenta, Luke comenzó a preocuparse.

-Hanna, que debo hacer, a quien llamo, quieres sentarte- dijo apresurado.

-Llévame a mi habitación- logre decir- rápido-

Y eso hizo, sorprendiéndome me tomo las piernas y me alzo, como lo hacen con las princesas y me llevo hasta mi cuarto que se encontraba a dos habitaciones de la suya, la reina había dispuesto que el segundo piso fuera para los niños, que éramos tres con Amber la pequeña.

Cuando llegamos a mi puerta, Luke la empujo con el pie, lentamente me acostó sobre la cama y fue a cerrar la puerta.

-Debió costarte mucho subir las escaleras conmigo en brazos- dije con los ojos cerrados.

-Uff si, si hasta me duelen los brazos- bromeo –necesitas algo, llamo a tu madre- quiso saber.

-No, por favor, estoy bien, no quiero preocuparla- dije apresurada abriendo los ojos de golpe.

-Segura- pregunto dudoso.

-Sí, fue solo un mareo, hace días vengo sintiéndome mal debe ser algún virus- dije despreocupada.

-Bueno, pero si vuelve a pasar tendrás que ver a un médico- me reclamó.

-Si papá, estoy bien. Gracias por no dejarme tirada- dije agradecida, era la primera vez que no peleábamos.

-De nada, tú lo habrías hecho por mí- dijo serio.

-Cargarte por las escaleras, pff, ni lo intentes porque te dejare tirado- dije riendo.

Luke largo una carcajada.

-Bueno, voy a dejarte descansar, está bien si paso a verte en un rato, solo para corroborar que estés bien- dijo muy amable, tanto como no lo había visto nunca, al menos nunca lo había sido conmigo.

-Sí, está bien, gracias por todo y por no divulgarlo- me preocupaba mucho que mi madre se enterara de mis desmayos.

-No es nada- dijo y salió dedicándome una sonrisa.

El episodio me había dejado agotada, tanto el simulacro de desmayo como el encuentro con Luke, había demostrado ser una persona completamente diferente a la que conocía, había sido atento y considerado, todavía podía sentir la fuerza de sus brazos mientras me cargaba por las escaleras, ay por dios que cosas estaba pensando.

Definitivamente me afecto muchísimo el mareo, tenía que dejar de pensar idioteces, si estoy hablando de Luke el imbécil. Que me haya ayudado una vez en un momento crítico no significaba que dejara de ser un idiota conmigo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 31, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El lago de HannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora