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Por amor a Chaos, su cabeza dolía horrores y la visión no terminaba de acoplarse a la luz opaca, el cuerpo rígido en una superficie dura e incómoda a comparación de las camas suavecitas y tersas a las que estaba acostumbrado; llegó un momento en q...

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Por amor a Chaos, su cabeza dolía horrores y la visión no terminaba de acoplarse a la luz opaca, el cuerpo rígido en una superficie dura e incómoda a comparación de las camas suavecitas y tersas a las que estaba acostumbrado; llegó un momento en que se hartó de estar adormilado y forzó a sus ojos a abrirse por completo y los brazos estirarse, se reacomodo en la cama esperando a que el mareo por despertar abruptamente cesará, aprovechando para observar a detalle la pieza en que estaba, no era de un hotel, y en definitiva tampoco de una posada decente; no había más que un pedazo de colchón en mal estado como cama, una mesita de noche, una silla, y el marco de un espejo justo enfrente de su cama; se puso de pie y empezó a examinarse el mentón en busca de rasguños o moretones, luego haciendo movimientos con las manos y piernas para comprobar no tener ningún hueso roto, su reflejo hacía exactamente lo mismo en tiempo y forma, no sospechó de nada hasta notar la ropa: en el espejo se veía con una blusa y pantalón como de enfermero, mientras en su cuerpo físico todavía traía el polo beige y los pantalones cobrizo, volvió a verse en el supuesto vidrio, llevándose un respingo al notar como su "reflejo" estaba a centímetros de su cara con los ojos entrecerrados, escrutándole hasta el alma.

Maurice jadeó aterrado, por supuesto, retrocediendo de golpe al ver a una copia suya enfrente atravesando el marco que en realidad no tenía nada de cristal, solo metal en la orilla; apunto de gritar, su homólogo simplemente parpadeó y echó el cuerpo hacia atrás, sacando de sus púas una libreta y lápiz para apuntar sabrá Dios qué—. Sí, definitivamente eres un clon casi exacto, de no ser por las fallas evidentes en la resistencia.

—¿¡Qué diablos!? —vociferó alejándose lo más posible, aún cuando la estela azul casi lo derribaba, el otro erizo siguió inmerso en sus apuntes ignorando su reciente ataque de pánico—, ¡Chaos, no! Por favor dime qué no volví a alterar el orden de alguna zona y ahora estoy en cualquier lugar que no es No Zone... ¡Zhadow va a matarme! ¡Maldición! ¿Quién eres? Es decir, sé que eres yo, ¿pero de qué dimensión exactamente?

—De ninguna, Maurice, seguimos en North Zone —interrumpió su cuestionamiento precipitado, el chacal entró no luciendo mejor que el cobalto, su incredulidad y sorpresa aún no desaparecían por completo de la cara larga que cargaba; el mencionado fue velozmente a colocarse detrás de su amante, viendo por encima de los hombros robustos a su otro yo.

—Zero, necesito un contexto, y ahora. ¿Entonces si no estoy en otro mundo, se supone que invoqué por accidente a un Sonic y ahora él está perdido aquí? ¡Eso es muchísimo peor! ¡Medio cuartel estará aquí en cualquier momento! —sacudió la espalda del otro con su habitual velocidad, mareándolo al punto de casi vomitar por semejante vuelco.

—¿Podrías dejar de hacer movimientos exagerados? Tu brazo y pierna aún deben estar en reposo, el antídoto tardará más si sigues forzando así tu cuerpo —carraspeó, su semejante dejó a un lado al hombre mayor y lo mandó a reposar en la silla con un lustre empujón de cadera, avanzando tímidamente hacia el erizo sentado en la cama con la libreta extendida.

❝El Usurpador❞│Zʜᴀᴅᴏɴɪᴄ│AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora