❝El Usurpador❞│Zʜᴀᴅᴏɴɪᴄ│AU

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—Y como le comentaba —reanudó una mujer con bata de laboratorio, revisando obstinadamente la carpeta entre sus manos mientras caminaba adelante de un lobo, quien no tenía buena cara de estarla escuchando—, tenemos a muchos que encajan con lo que están buscando, aunque por lo quisquilloso que puede ser su jefe, tendría que ser alguien consciente de su realidad, sí... —ajustó sus gafas marcando con un círculo rojo en su carpeta— Z-02 es el más cercano a eso, no habla mucho... pero no debemos subestimarlo; sabe leer, escribir, modales, amplios conocimientos en todas las ciencias y buena resistencia física. Aunque si quiere a alguien más "personalizado", podría esperar un par de meses mientras el proyecto Z-020 acaba, lo hemos estado desarrollando desde hace años, una réplica casi exacta para que-

—La detendré justo ahí —se volteó hacia la mujer que se calló de inmediato— mi señor no quiere una réplica, quiere al original. Y no vine en su nombre a ver un catálogo de todos los fenómenos que han creado o secuestrado. Fui muy específico en cuanto a las características extra al igual que las físicas, quiero al erizo azul que tiene los anillos Delther, no hay más discusión.

—Pero... —apretó las hojas contra su pecho— ha estado aquí toda su vida... desde que era un bebé, no conoce nada más que la base. Por favor, una recreación no viva estaría por mucho mejor, no le daría problemas, no-

—¡Silencio! —gritó ya exasperado, acercándose a la fémina y sujetarla por el cuello de la bata— mi señor es una persona impaciente, y le prometí resultados. Tú eliges, por las buenas... o por las malas, te aconsejo escojas la vía en que no me vea obligado a cometer una desgracia para muchos.

Lo pensó por unos segundos, después enderezó el cuerpo y fijó sus orbes en los contrarios—. No. Esto no es un centro de adopción o venta, ni tampoco un centro de tráfico, a pesar de ser una entidad clandestina, también nos mantenemos firmes ante nuestras políticas.

Una risa amarga congeló a la ardilla, pero trató de no evidenciarlo mucho—. ¿Qué políticas han de tener ustedes, delincuentes y traficantes universales? Si los Zone Cops se enteraran de ustedes, estarían todos en serios apuros que nadie, ni siquiera mi señor, podría solucionar. Pero está bien, señorita, haré el intento de aceptar su negativa y se lo informaré al Doctor y que él decida qué prosigue. Mientras tanto, a ninguno de los dos le conviene que la policía sepa de nosotros, así que haremos de que jamás nos hemos visto, ¿quedó claro? —la fémina asintió, algo cohibida aún— perfecto. Es todo por hoy.

El lobo soltó a la chica y le palmeó su hombro, caminando hacia la salida de la cámara con una sonrisa que al salir se distorsionó en una mueca de enfado y rabia, arrancándose mechones de su pelaje rojizo en un minuto y al otro volver a su apacible coraza y preguntar lo mismo a otros científicos, tenía un simple objetivo: sacar a Z-02 de ahí. Claro que nunca se esperaría a que el aparente sujeto de prueba estaría muy al pendiente de él, escuchando sus conversaciones desde los ductos de ventilación y vigilando cada uno de sus pasos; terminó en la salida de la base, frustrado hasta la médula por no haber sobornado a ningún empleado de venderle o simplemente entregar al erizo. El cobalto supo que ellos no lo hicieron bajo buena fe, sino porque era la llave de sus éxitos y fracasos, el sustento más importante de todas sus atrocidades escondidas y reveladas en esa institución secreta, por supuesto, él sabía que era importante, o más bien su sangre, pero aún no tenía todas las piezas del porqué tanto. Al final, los orbes dorados se movieron hacia el frente de su comunicador, presionó un número y el erizo agudizó el oído para escuchar.