Capítulo I

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Otro año más que está por irse y mi vida apesta.

El maldito estrés me está sacando canas que deberían salir en 10 años más por lo menos.

Quién me manda estudiar medicina y querer una especialidad, tal vez las múltiples personalidades que me cargó tuvieron algo que ver.

Me dije; si estoy loco, yo mismo puedo solucionarlo.

No contemple lo matado que sería sentirme el fregon para realizar una especialidad en psiquiatría clínica y que además tuviera que trabajar.

Estoy en los puros huesos, según las chicas del área de Psiquiatría son unos huesitos muy jugosos. Pobres, sabrán que estos huesitos no se alimentan con carne de gallina. Lo dudó.

Esta por amanecer y sigo divagando.

“vamos Zairus de verdad que estás grave” entro a las 7am al trabajo y sigo pensando en tonterías.

Tal vez la falta de sueño es por la misma razón, el cansancio quita el sueño y te hace divagar en exceso
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— Zairus, otra vez llegas tarde... – nada más llegar, derrapando por cierto.

La enfermera en jefe, que para colmo es mi hermana mayor me dió su sermón matutino, la miraba fijamente como si de verdad entendiera alguna de sus palabras, es más fácil para mí ignorar que hacer caso.

La vida no era justa, de todos los lugares dónde pude caer, fui a parar en el mismo hospital que mi buena hermana y ahora me la tengo que chutar en mi área de trabajo, de nada sirvió irme de casa.

— Te busca el director – eso sí que lo escuché, ya puedo darme por doblemente sermoneado, ése tipo me odiaba, siempre está sobre mi, desde que me matricule y fui empleado, sólo está buscando que me large.
— Deberías apúrate no se ve de buen humor – mi hermana tan perceptiva como siempre.

— ¡Que novedad! – le espeté.

— Doctor Zairus por favor...

— Lo siento Pray, ése tipo me trae de encargó – se me quedó mirando sorprendida — No me digas que no piensas lo mismo, es un gruñón de primera, pareciera que no le dan de comer en su casa... – Pray negaba con la cabeza moviendo los ojos hasta que comprendí, Satanás estaba presente. Trate de componerlo — ...pero apesar de todo pienso que en el fondo no es una mala persona ¿no crees?

— Directo, el doctor Zairus ya estaba por ir... – las reverencias de Pray no paraban, ¿por qué todos le rinden pleitesía como un dios? Lo enfrente, a estás alturas ya la había cagado, ¿qué podría ser peor?

Ya estaba acostumbrado a sus regaños, que más daba unos cuantos más.

— ¿Me buscaba Director?

— Lo espero en mi oficina Doctor Azairus – era el único que nombraba mi nombre correctamente.

Esperamos a que se perdiera en el pasillo. Pray me golpeó y yo proteste.

— Pray, me cae que para la otra prende tus intermitentes... – miraba sus enormes bubis. ¿Por qué el poderoso no le dio también sentido común?

— Ya te dije que debemos ser formales dentro del hospital Zairus, pero no entiendes...

— Eres mi hermana, no me jodas.

— Eres un maldito obstinado, no entiendo de que sirvió los años de carrera. ¡Vas de mal en peor!

— ¿No me ves?, dos años más y muero de puro arrepentimiento.

Mi Querido SatanásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora