El día siguiente de la llegada de Tom todo transcurrió de manera completamente normal. Sofía se levantó a las 7, como todos los días, se vistió y se aseó antes de desayunar. A las 7.20 puso agua a la tetera y de dispuso a desayunar su té con galletas como todas las mañanas. En el instituto todo fue muy bien, los alumnos estaban muy de buen humor y muy trabajadores. Sofía sentía un bienestar que hacía tiempo que no sentía, no sabía si Tom tenía algo que ver.
Antes de terminar la jornada, Carmen, jefa del departamento de inglés del instituto donde Sofía trabajaba se acercó:
-Ey, Sofía, recuerda que mañana tenemos reunión de departamento.
-Sí, lo recordaba, tranquila. Allí estaré.
-Ah, por cierto, mañana por la tarde vamos a ir a tomar algo algunos profes. ¿Te vienes?
-Bueno...en principio no tengo planes así que supongo que sí, por qué no.
-Perfecto, nos vemos mañana. Que tengas buen día.
Sofía salió para casa, era hora de comer y se moría de hambre. Cuando entró olía de maravilla. "¿Hola?" dijo Sofía, pero nadie respondió. Cuando entró en la cocina vio la comida preparada. Había un guiso de pollo, una ensalada y un poco de pan. Y una nota al lado. "Gracias por lo de ayer, espero que te guste. Nos vemos esta noche, Tom". Sofía no sabía ni qué decir. La comida estaba deliciosa y Sofía estaba por primera vez en mucho tiempo, un poco feliz.
Después de comer se dispuso a trabajar un poco: corregir exámenes, preparar clases y procastinar un poco mirando Facebook. Como persona curiosa que era, no dudó ni una segundo en buscar a Tom. Miró en su maleta el apellido: "Tom Hiddleston". Qué apellido tan "brit". Entró en su Facebook pero lo tenía privado. Aún así pudo ver algunas cosas. Fotos con su supuesta novia, una chica morena de unos 25 años. No era una chica despampanante pero era bastante mona. Vio también grupos a los que pertenecía: Shakespeare, Sigur Ros, Chéjov, Bon Iver, Gabriel García Márquez, Jimmi Hendrix...Sofia no daba crédito al buen gusto que tenía ese hombre. Y encima sabía cocinar.
Sobre las 7 Sofía ya había terminado de hacer todo. En ese momento se abrió la puerta. Era él.
-Hola Sofía, ¿qué tal estás?
-Ey, hola, Tom. Bien, normal, como siempre.- Estaba nerviosa.
-Muy bien. Yo llevo todo el día sin parar. He estado en el Ayuntamiento, en el banco y he intentado buscar piso...
Sofía saltó sin dudar
-Piso? Para qué? Aquí te puedes quedar. No habría ningún problema. Podríamos compartir gastos.
-En serio? Pero Lucía me dijo que no podría ser, que sólo sería unos días...
-Ya, pero no me vendría mal un poco de compañía ni compartir los gastos.
-Muchas gracias, Sofía, de verdad, me haces un gran favor.
Su sonrisa de iluminó al escuchar esas buenas noticias. Sofía no podía dejar de mirar esos ojos. Los ojos de Tom, su nuevo y oficial compañero de piso.
Cenaron juntos, charlaron de mil cosas. Tom le contó que iba a dedicar este "tiempo sabático" en España para mejorar su español, pese a que era más que perfecto, escribir una novela que tenía a medias, hacer deporte, conocer a gente y hacer alguna clase de inglés.
-Me encanta todo eso, ojalá pudiera yo también dedicarme sólo a lo que realmente me gusta. Dijo Sofía
-Bueno, seguro que podrás hacerlo en algún momento. Disfruta de tu trabajo que también es importante. Dijo Tom mirándola con esos penetrantes ojos azules.
-Tom, hablando de trabajo, mañana por la tarde mis compañeros y yo vamos a ir a tomar algunas cervezas. Te podrías venir y así puedes cumplir unos de tus propósitos de "conocer gente". Rieron los dos.
-Claro, si no te importa estaría muy bien. Dijo Tom agradecido.
-Perfecto, ahora si no te importa me voy a la cama ya. Mañana me espera un día largo.
-Buenas noches, Sofía, gracias por todo. Voy a leer un poco. Hasta mañana.
Tom y Sofía se fueron cada uno a sus respectivas camas. Ella no podía disimular la sonrisa "tonta" que le salía sin querer al pensar en él. "Si juegas con fuego te vas a quemar, Sofía" se dijo para sí misma.
