Adiós

47 7 4
                                        


Habían pasado como tres semanas desde lo sucedido, hoy era sábado por la tarde y Sofía no tenía ganas de salir de casa, ni siquiera de arreglarse. Todo aquello la superaba. Descubrir que Martina había pasado la noche con Tom en su propia casa, que Tom había engañado a su novia, que se seguían viendo a escondidas para que nadie se enterara...todo eso le producía un sentimiento muy extraño, como de odio mezclado con tristeza. No sólo era porque estaba empezando a desarrollar una serie de sentimientos hacia su compañero de piso, sino también, y sobre todo por eso, porque Tom tenía novia y la estaba traicionando. ¿Qué clase de hombre podía hacer eso? Alguien a quien desde luego le importaba muy poco los sentimientos de los demás y los cambiaba por cuatro ratos de diversión.

Eran casi las 8 cuando Tom entró en el apartamento. Sofía estaba tirada en el sofá, tapada con su manta y mirando una serie en su MAC. 

-Sofía, hola, ¿qué tal? ¿No tienes ningún plan?

Sofía se giró un tanto extrañada. No lo podía creer.

-Ah, hola...no, no tengo ningún plan. No me encuentro muy bien - dijo secamente.

-¿Quieres que te prepare algo? Un té, un café...algo caliente.

-No. Estoy bien - soltó bruscamente.

-Sofía, noto que te ocurre algo conmigo. Desde que entré a vivir aquí no estabas así, te comportabas de otra manera. Eras más...

-¿Qué quieres  que te diga Tom?- se dirigió violentamente a Tom- ¿que me parece bien que engañes a tu novia con una cualquiera y encima en mi propia casa? ¿qué te crees que estás haciendo? ¿te crees que no lo sé? Somos amigos pero esto...esto me supera. 

Tom se quedó mirándome con el rostro petrificado y la frente arrugada. Se quedó sin palabras. Intentó articular algo pero no le salían. Parecía incluso molesto. Se fue  a su habitación y desde el sofá de Sofía se oyó el portazo. A Sofía se le encogió el corazón. 

Pasó un buen rato cuando Sofía, algo más sosegada, decidió ir a disculparse. En el momento que se levantó vio a Tom acercándose por el pasillo con todas sus cosas. "Se va" pensó Sofía horrorizada.

-Tom, ¿a dónde vas? Mira, lo siento, no quería decir todo eso...

-Aquí no puedo estar. Si te incomodo lo mejor es irme. Te pagaré el dinero que te debo por el alquiler y no me verás más. 

-No, no, de verdad, que no quería hablarte así. Apenas te conozco, no sé qué me ha pasado. Te pido disculpas - dijo Sofía con lágrimas en los ojos. 

Tom se quedó mirando fijamente a Sofía. En sus ojos podía verse que en realidad no estaba molesto con ella, solo que le habían sentado mal las palabras. La estaba perdonando con la mirada.

-Acepto tus disculpas pero debo irme igualmente. Lo siento, Sofía. 


Sofía casi se desmaya. No lo podía creer. Un arrebato la había separado para siempre del hombre de sus sueños. Ese hombre que, aunque inalcanzable, la volvía loca. 


El apartamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora