Entrevista

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El trayecto al departamento de Éire fue toda unaosadía. Aunque sobrepasaba la estatura promedio de los humanos, Hellboycontinuaba siendo más alto, por lo que le llegaba a los hombros; y que decirdel peso, en cuanto pasó el brazo por debajo de sus hombros para que se apoyaraen su cuerpo y así evitar accidentes, por poco los dos saludaban al suelo. Diogracias de poseer la mayor parte de su fuerza en las piernas y con "algo" deayuda por parte de su compañero, se lo llevó de aquel lúgubre lugar paradespués adentrarse en el submundo de los callejones. Al ser algo estrechos tuvoque arreglárselas para que Hellboy no se tropezara con sus propios pasos. Unaqueja por aquí y otra por allá, exclamaba el enorme hombre rojo cada que sucabeza se encontraba con el metal de las escaleras que llevaban a las afuerasde los departamentos de la zona, o cuando Éire lo empujaba contra la pared paravolverlos uno con las sombras y pasar desapercibidos ante el ojo humano.

—Creo prefiero el bar —masculló, llevando la mano al rostro después de haber recibido un nuevo golpe.

—Lo siento, ya casi llegamos —dijo ella, ajustándose la capucha para que solo sobresaliera parte de su rostro y diera un aspecto más humano al momento que asomó la cabeza en busca de invitados no deseados.

La calle estaba completamente vacía por lo que obligó a Hellboy a moverse.

—Por aquí.

Sin darle oportunidad de responder, cruzaron la calle que dividía la continuación del callejón, el cual conectaba con uno más ancho. Se acercó a una puerta que poseía un cuadro que rezaba "SOLO PERSONAL AUTORIZADO" y sin importarle lo más mínimo, entraron.

—Nope... —soltó Hellboy al ver la continuidad casi infinita que tenían las escaleras de emergencia.

—Es el cuarto piso —lo animó subiendo los primeros escalones y palmeó la orilla del barandal—. Se bueno y sostente desde aquí. No podré llevarte.

Pero él se negó y camino hacia la puerta que llevaba al lobby del edificio.

—Prefierolos elevadores. Más práctico.

—No seas testarudo, por favor —suplicó, saltando al pie de la escalera y alcanzando a detenerlo. Hellboy la miró inocente, abriendo un poco la puerta como si la estuviera retando a subir la apuesta—. ¿Sabes lo que pasará si ven a dos criaturas como nosotros?

— ¿Nos pedirán una foto y un autógrafo? —Inquirió junto a una pequeña y ebria sonrisa.

—Si eres un buen niño, dejaré que tomes algo de mi colección privada —ofreció después de dejar escapar un suspiro resignado como también frustrado, reparando en el brillo que se asomaron en sus ojos amarillos—, incluso de las internacionales.

Hellboy soltó el pomo y subió las escaleras con apremio. Éire lo siguió a la misma velocidad, más que nada para evitar que se hiciera daño.

Poco después ya se encontraban en el resguardo de su apartamento.

Sencillo, algo viejo y con un toque rústico, se podría describir. Las paredes eran de ladrillo rojo mientras que el techo se conformaba de grandes vigas de madera, dejando ver parte de los conductos. No tenía demasiados muebles: en uno de los costados había un polvoriento sofá cama de hotel de paso; en donde se encontraban dos enormes ventas cubiertas por una espesa capa de mugre y apuntando hacia la puerta, reposaba una cama matrimonial; a contra esquina, una destartalada mesa, que parecía más decoración que una necesidad; y frente a ésta, una modesta cocina y el cuarto de baño y servicio.

—No es una suite, pero tiene lo necesario —mencionó Éire, dejando ver una diminuta sonrisa después de depositar a Hellboy en el sofá cama.

—Es mucho mejor que en la porquería de moteles en los que he dormido.

Agua & Fuego [Hellboy x Oc] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora