CANTO IV: PRIMER CÍRCULO, EL LIMBO.

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El canto comienza con Dante despertando por el estruendo de otro trueno, estando ya al otro lado del río. El lugar era muy oscuro y nebuloso, por lo que el mortal difícilmente podía distinguir su entorno, sin embargo logra ver el rostro pálido de Virgilio y le cuestiona sobre su certeza en continuar el viaje al demostrar estar tan temeroso. A lo que Virgilio le aclara que lo que ha pintado de lástima su rostro ha sido la angustia de tener que entrar al infierno y más específicamente, al lugar donde él mismo es castigado: el limbo.

Al entrar al primer círculo no se escuchaban llantos, sino suspiros

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Al entrar al primer círculo no se escuchaban llantos, sino suspiros. En el limbo no hay un castigo activo como tal, las almas que aquí pecan por no haber sido bautizadas. A este círculo llegan las almas de los niños que nacieron muertos, de los cristianos que no pudieron ser bautizados y también yacían los judíos que esperaban la llegada de Cristo.

Al momento de la muerte de Jesucristo, su espíritu bajó a los infiernos y sacó del limbo las almas de Adán, Abel, Noé, Moisés, Abraham, el rey David, Jacob y sus hijos, Raquel, Labán y de muchos otros condenados al limbo que terminó convirtiendo en santos. Sin embargo desde entonces ninguna otra alma tiene oportunidad de escapar del limbo. En este lugar las sombras viven sin la esperanza de ver a Dios pero con el deseo de hacerlo, sufriendo en constante deseo y llanto, eso incluye al propio Virgilio.

Mientras avanzan en el círculo ven llegar a unas figuras lideradas por un hombre que llevaba una espada en la mano, el cual era el poeta Homero, acompañado por Horacio, Ovidio y Lucano. Estos poetas acompañaron a Virgilio y a Dante, este último sintiéndose muy honrado de ser aceptado en este grupo tan ilustre. El grupo marcha camino a la luz hablando de cosas que es mejor callar, tal como era bueno hablarlas allí mismo.

Finalmente llegaron al pie de un castillo rodeado por siete muros y cercado por un bello arroyo

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Finalmente llegaron al pie de un castillo rodeado por siete muros y cercado por un bello arroyo. El grupo cruza las siete puertas de los muros y llegan a una colina verde desde donde pueden ver todas las almas que allí se hallan. Entre ellas se encuentra Electra con muchos compañeros, entre ellos Eneas y Héctor, Julio César, dos vírgenes guerreras virgilianas como lo son Camila y Pantasilea, personajes de la historia y mitología romana entre ellos El rey Latino, Lavinia, Lucio Junio Bruto, Lucrecia, Julia (hija de Julio César), Marcia y Cornelia, el comandante musulmán Saladino, algunos filósofos como Aristóteles, Sócrates, Platón, Demócrito, Diógenes, Anaxágoras, Tales, Empédocles, Heráclito y Zenon (no se especifica cuál), el naturalista Dioscórides, poetas y escritores como Orfeo, Cicerón, Lino y Seneca, los matemáticos Euclides y Ptolomeo, los médicos Hipócrates, Avicena y Galeno, y finalmente el comentador musulmán de Aristóteles: Averroes. Dante deja de detallar en todas las almas que allí se hallaban y el grupo de poetas se separa, avanzando Dante y Virgilio a un sitio donde no hay luz. 


Ilustración de la portada, de Yates Thompson.

Ilustración del texto, de Gustave Doré.

Resumen y Análisis de la Divina Comedia de Dante AlighieriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora