Country boy

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Luego de una mañana de actividades agotadoras y el almuerzo, las niñas empezaron a insistir en ir a una poza que se formaba por el río, por lo que, le pidieron a Mad que las acompañara.

Se puso su traje de baño debajo de los pantaloncillos y de la playera que llevaba, tomó una toalla, se ciñó un pequeño bolso con cosas de primeros auxilios que llevaba personalmente y dejó su celular escondido en su carpa.

Como después tenían la tarde libre, su tía pidió permiso para salir a recorrer la zona con su club, por lo tanto, solo tenían una hora para ir a la poza a nadar y así poder aprovechar el mayor tiempo posible en la capital estatal.

—Vamos, pero dejaré mi celular aquí por si a alguna se le ocurre alguna "gracia" —les dijo Mad.

—¿Qué podríamos hacer nosotras? Somos unas angelitas —le respondió una de las niñas.

—Si ustedes son unos ángeles, yo soy un hámster.

Mad las ordenó en una hilera hacia atrás. Como eran pocas niñas en el club, su unidad era de dos niñas de diez años, una de doce años y otras dos de catorce. Todas se llevaban muy bien con Mad, aunque se portaban bastante mal todo el tiempo y, gracias a la inteligencia de las niñas, lograban zafarse de los problemas que tenían. 

Mad solamente era su consejera asociada a la unidad, así que, no debía lidiar directamente con los problemas de las niñas, salvo cuando le tocaba acompañarlas a cualquier cosa fuera de lo oficial, como era el caso.

—Tía Maddie —la llamó una de las niñas de diez años—, ¿es cierto de que tiene novio?

—¿Ah? ¿Quién dijo eso?

—Escuché a Aly decirlo.

—Oh... sí, sí tengo, desde hace bastante poco. Muy poco.

—¿Y es su primer novio?

—No... he tenido otros, ¿por qué tanta curiosidad con respecto a mi vida amorosa?

—Es que escuché que la tía Mia dejó a su novio y cuando le pregunté por qué, ella me contestó que las relaciones no son siempre como uno espera. ¿Usted qué espera de su novio?

—Pues... em... ¡wow! Esa es una pregunta muy profunda como para responderla de repente, tan a la ligera.

—Vamos, Maddie —le dijo una de las chicas de catorce—, ¿qué esperas de tu chico?

—Ok, niñas, tal vez será mejor que nos sentemos a conversar un poco. —Estaba nerviosa por tratar el tema, pero a la vez le gustaba la idea de hablarlo con ellas, pues siempre quiso que un adulto hablara así con ella, a excepción de Kathy, pues le incomodaba lo invasiva que era—. ¿Les parece si vamos a sentarnos cerca del río? Así hablamos un poco en un ambiente relajado, sin personas transitando de un lado a otro y después se tiran al agua.

Siguieron caminando en hilera hasta llegar a la orilla del río, cerca de una poza que se formaba por el agua de este y que se volvía posible y poco riesgoso nadar en ella. Se sentaron en el suelo, de tal forma que pudieron formar un círculo.

—Bien, vamos a hablar de aquello que teníamos pendiente.

—¡Sí! De su novio —respondió la chica de doce años.

—Sí...

—Y del sexo que espera tener con él —dijo la de catorce que había hablado con anterioridad.

—Definitivamente no vamos a hablar de eso. Eso es algo mío nada más, no les incumbe. Además, no sé si tengo permitido hablar de eso acá.

—Tía, ¿qué espera de su novio?

Lovesong (Mad #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora