II

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El cuerpo de Bruno temblaba, como si acabarán de tirarle un balde de agua fría, no podía controlarse, el miedo estaba apoderándose de él haciendole pensar las cosas horribles que sucederían si alguien se llegaba a enterar del pequeño contacto que había tenido con aquel hombre.

Quería regresar a lo seguro de su alcoba, pero no podía, no hasta que Doppio llegará por él y lo escoltara hasta la misma.

Por otro lado, Leone era severamente regañado por un enano de cabellera rubia que le estaba pidiendo a gritos que lo golpeará hasta que dejara de hablar, pero no podía, le había jurado lealtad y aunque no le agradará el sujeto, debía cumplir su palabra.

— Solo cuido de tí, Abbachio —

El nombrado solo asintió de mala gana mientras entraban al gran salón. Al fondo de éste, se podía apreciar una figura sentada sobre una silla que estaba sumida en oscuridad, Giovanna se inclinó y este lo imitó sin necesidad de pensar mucho sobre quién era aquél ente.

— Jefe, es el Leone Abbachio, hombre de confianza quien le ha jurado lealtad a nuestra organización, está bajo mi cargo, me hago responsable de sus actos —

La figura en la oscuridad, levantó una mano para indicar que prosiguiera.

— Yo, Leone Abbachio, juro lealtad a esta organización, siguiendo sus reglas y aceptando las consecuencias de desobedecerlas, hasta el día de mi muerte —

Tiziano, quien acompañaba a la figura les pidió que se levantarán y que Leone caminará hasta ellos, así lo hizo y le fue entregado el broche que indicaba que ya pertenecía a la organización y que debía seguir todas las reglas, cuando volvió a su lugar, estás mismas comenzaron a ser dictadas, desde las más básicas cada una con su respectivo castigo, hasta que una, llamo su atención.

— Por orden del jefe, está prohibido preguntar o tratar de buscar al Il tesoro della passione, desobedecer está regla solo llevará a una muerte inmediata —

Quedó perplejo, por qué tanto misterio con ese tesoro y porque era tan valioso, debían tratarse de miles de millones para que fuera tan preciado por el jefe como para ser llamado de esa manera, no dejaba de darle vueltas a lo mismo y lo descubriría, aunque esto le llevará a la misma muerte.

— Giovanna.. ¿Ha venido alguien más contigo —

— Si, señor. Guido Mista se quedó en el primer salón —

— Pues que Leone se devuelva con él, L'angelo ha solicitado verte y su petición fue concedida. —

Giorno asintió sin decir más y se encaminó hasta la puerta para escoltar a Leone hasta el salón donde estaba Mista. La curiosidad de Abbachio solo se incrementaba, era algo observador y ya había notado pasos atrás la sonrisa pequeña que se había formado en los labios de Giovanna.

— ¿Quien es L'angelo? ¿Es la hija del jefe o algo así? —

— No muerdas más de lo que puedes masticar Leone, son asuntos que no te competen en lo más mínimo, a menos que quieras poner tú vida y mi vida en riesgo —

Y esa frase basto para acabar con la conversación. Cruzaron la última puerta, encontrándose con Mista que tenía cara de querer marcharse ya, Giorno sabía que odiaba ese lugar y lo llevaba solo para molestarle.

— Mista, puedes volver con Abbachio, yo tengo asuntos que resolver —

— Pero, Il mio fiore ¿Que asuntos son más importantes que nuestra cena? —

— L'angelo —

Mista no pregunto más, se despidió con una pequeña reverencia y un beso volador que solo género risas internas en Giorno, ellos tenían una relación un poco bizarra y para el resto de la pandilla, no era extraño que Mista fuera cariñoso de más con su Giovanna, para el resto, excepto Abbachio que lo veía con más "asco". Y sin decir nada ambos abandonaron el lugar.

Doppio había aparecido detrás de él.

— Giorno, puedes acompañarme ahora —

El mencionado asintió y camino trás de Doppio, llegaron hasta el jardín, dónde se encontraba aquella figura con la mirada perdida en el horizonte, se quedó quieto sin que Doppio lo pidiera, pues ya era parte de la rutina cuando se le permitía quedarse para ver a su amigo.

Doppio ya había avanzado hasta llegar al lado de la inmóvil figura, la cual se sobresalto al escuchar su nombre.

— BruBu, el jefe tiene un regalo para tí —

Levanto la vista sobre el hombro de Doppio, sonriendo como niño cuando se le es entregado un dulce al notar la figura de su único amigo en el jardín, se levantó y a paso rápido fue hasta su lado, no podía ni hablar de la emoción de verlo nuevamente.

— Yo también estoy alegre de verte, Angelo mio —

Los brazos temblorosos de Bruno se enredaron alrededor del cuerpo de Giorno, en un abrazo lleno de sentimientos pero por sobre ellos, el miedo y la alegría. Bruno tenía miedo en que algún día se le negará poder ver nuevamente a la única persona que lo veía sin temor, la única persona que lo veía como tal, como una persona y no como una pequeña muñeca que había que cuidar.

Giorno le hacía sentir como una persona y aunque aún tenía ciertos momentos dónde lo trataba como el resto, era por sobre mucho, más cálido y bueno.


































Mucho gusto ^^
Realmente no iba a continuar con esto, pero, heme aquí.
Quería consultarles algo ¿Les gustaría el implementó de Stands? En lo personal había pensado en una historia sin ellos, pero, la emocion de incluirlos se está volviendo más fuerte, así que, quería conocer su opinión
Si más, gracias por leer y comentar, realmente volví por los que han comentado 👉🏻👈🏻
Sin más, Ciao!!

unità oceanica [BruAbba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora