capitulo 4

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-Lee.. -sus labios temblaban un poco, el rostro de su esposo cada ves estaba mas cerca al suyo y sentir como las manos de este se hundían en el colchón con tanta fuerza y tan cerca de su rostro no le ayudaban en nada a sentirse mas calmado, era como lo que describían en aquellos programas de nacional geografic cuando explicaban las acciones de los animales, mas específicamente cuando mostraban el ciclo de la cadena alimenticia con un depredador y una presa, y el por primera vez en su vida se sentía como la presa.

Lee desvió su mirada al cuello del pelirrojo, poso una de sus manos en este acariciándolo suavemente con dos de sus dedos, fue subiendo tranquilo sin movimientos bruscos hasta el lóbulo de la oreja la cual era cubierta por un mechón de cabello rojizo, tomo aquel tuson con sus dedos causando una sensación alertante en el cuerpo de Gaara su piel se erizo, encrespando cada vello del joven giro su mirada hacia la mano de Lee y después volteo a verle nuevamente a los ojos, estos ya no transmitían ese extraño odio que vio antes pero aun así sabia que algo no estaba bien no sabia por que, pero sentía que algo había echo mal.


El sentimiento de culpa y miedo no le dejaban en paz, la simple mirada de Lee decepcionado por algo que el no sabia le provocaba un temblor y un estrés extraño, por mas que quería abrir la boca y preguntarle a su esposo que sucedía, no podía, ademas no tenia la certeza de saber si este le respondería.

Lee noto cada cambio de animo en Gaara, notaba su miedo, su estrés, y lo que mas lo jodía era que el en su interior aun peleaba consigo por no hacerle daño, una lagrima escapo de su rostro cayendo sobre la mejilla de su prisionero, le beso sin dejarle tiempo a reaccionar pero no fue un beso al que su pareja estuviera acostumbrado a recibir era uno mas salvaje e invasivo de esos que te roban el aliento rápidamente. El moreno sabia que su "victima" no tardaría en forcejear en exigir que parara y le diera un momento para respirar pero no lo dejaría, al contrario cuando el pelirrojo trato de moverse debajo de el para intentar separarse este le respondió con una pequeña mordida en el labio inferior, no lo suficientemente fuerte para hacerlo sangrar pero si para imponer autoridad, la acción le saco un pequeño quejido de dolor a su "presa".


-Por...fa-vor...-suplico con suavidad mientras un delgado hilo de saliva escurría de su comisura, el otro solo se alejo un poco soltando el labio ajeno, y vio un poco de insatisfacción en el rostro del pelirrojo, o al menos hasta que el otro volvió a hablar -No, yo... yo...quiero mas...-la vergüenza de admitir que le gustaba esas nuevas sensaciones de sumisión dibujaron sus mejillas de un lindo color carmín.


Mil cosas cruzaron por su cabeza al escucharle decir esas palabras tan provocadoras, entre aquellos pensamientos estaban muchas cosas descritas en libros eróticos que su amigo Sai alguna vez le presto, entre tantas otras ideas que lo perdían y lo encendían mas, pero una pequeña metáfora que recordó de un libro de psicología le saco del trance:


"Quien nos ha hecho daño nos ha clavado en un anzuelo que nos atraviesa las entrañas haciéndonos sentir un gran dolor. Queremos darle lo que se merece, tenemos ganas de hacerle sentir lo mismo y meterle a el en el mismo anzuelo. Si nos esforzamos en hacerlo, lo haremos tirando de el desde el anzuelo donde el nos ha metido. Cuando hablamos de hacer algo, o pensamos en hacerlo, estamos intentando meterlo en el anzuelo. Mientras lo metemos o lo intentamos, nos quedaremos dentro del anzuelo, por que para salir nosotros tendremos que sacarle a el antes. Si salimos del anzuelo, tendremos cuidado de no estar muy cerca de el por que nos puede volver a meter en el anzuelo y si alguna vez nos juntamos tiene que ser con la confianza de que no nos va a volver a hacer daño."


Al tiempo que pensaba, mordía un poco el hombro de su pareja mientras sus manos masturbaban y penetraban el cuerpo a su disposición, ruidos obscenos acompañados de suplicas empezaban a salir de la boca del joven atado, lagrimas eran formadas en sus ojos verdes poniéndolos cristalinos -Házmelo...ya... quiero sentirte...-notaba el bao del cálido aliento salir de los labios carnosos de su aun pareja, si el seguía en este ritmo su pelirrojo no duraría mucho, así que opto por detenerse un momento para colocar aquel lubricante con efecto retardante en su victima, si bien la idea de intentar indagar en lo que paso en la tarde y tratar de seguir creyendo en su pareja lo invadió por unos instantes, la excitación no le permitía dejar pasar la oportunidad de hacerlo de esta forma tan dominante con su esposo, así que trataría de alargar el momento lo mas que pudiera.








dioooooooooos ya desde cuando que no actualizaba esta historia QwQ perdon ya no me perderé tanto y espero lo disfruten el otro capitulo ya va a la mitad asi que pos posiblemente no me tarde tanto como este bye.

Mouth of the devilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora