Dos.

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Me encontraba maquillandome para ir a la dichosa reunión, deseaba encontrarme con mis amigos y olvidar al hermoso alfa que reinaba mis pensamientos. Fuera de mí habitación escuché a Luis cuestionar si ya estaba lista. Salí con una sonrisa y me observé en el espejo del pasillo, nada mal para haber estado sufriendo dolores las anteriores 2 horas. Cuando los olores volvieron, decidí poner colonia sobre mí nariz, aquel café tan fuerte y amargo, no arruinaría mí tranquilidad.
Una vez llegamos alarmé las miradas de mis compañeros, quiénes ya estaban avisados de mí estado. Me acerqué a mi amiga algo cansada, mientras los chicos comenzaban a hablar. La castaña me sirvió whiskey en un pequeño vaso y me hizo un ademán para que le contara que me pasaba. Rápidamente hice un resumen de aquel problema que atormentaba mí cabeza, desde que vivía con el de coleta. Cómo si la charla y la bebida me hubiesen renovado ya me encontraba riéndo, mucho más tranquila. Nos acercamos al grupo, ella fue con su Alfa y yo suspiré encantada al verlos sonreirse. Anteriores palabras de la chica resonaron en mí cabeza "si dejas pasar ese sentimiento tan profundo, podrías perderte al amor de tu vida". Negué con la cabeza y decidí centrarme en la conversación. Luego de unos minutos de risas, mí mirada se desvío hacia David, quien se encontraba hablando por lo bajo con Samuel. Una pequeña e inocente ilusión se formó en mí pecho, cuando el de aroma a café me guiñó un ojo y retomó lo que hacía. Suspiré y mí lobo chilló por lo bajo, queriendo más atención de su alfa.
Decidí ir al patio a tomar un poco de aire. Mientras el alcohol quemaba mí garganta, mis ojos se posaban en las estrellas y la luna siendo tragada por las montañas. Escuché algunos pasos detrás de mí y me tranquilicé al sentir tan característico olor. Sus manos se pasaron en mí cintura y sus labios en la zona de mí cuello dónde deberían marcarme. Jadee tirando mis caderas ligeramente hacia atrás, inmediatamente me retracte. Él soltó una risita ronca, que logró erizar mí bello corporal. Me volteé dispuesta a pedirle que deje de molestarme, pero sus ojos, inyectados en un rojo vibrante, me detuvieron.
—Quiero besarte—soltó como si fuera algo que tenía guardado hacía mucho tiempo. Acarició mí mejilla y yo me pegué más a su mano, necesitaba más de él y eso me mataba.
Alfa— lo llamé, comenzando a perder la poca cordura que me quedaba.
—Chicos, vamos a cenar—la voz de Guillermo nos sacó de la burbuja de tensión que se estaba generando. Escuché a David gruñir y me adentré en la casa, recuperando mí sanidad mental.
Cenamos entre risas y malos chistes. Comimos tarta de cumpleaños y finalmente, regresamos a nuestros hogares. En el camino, varios alfa se fijaron en nosotros. Era una madrugada de viernes, obviamente habrían muchos jóvenes en la calle. El de coleta gruñía por lo bajo y nosotros tres no podíamos evitar reír ante eso. Él era alguien súper tranquilo, hasta que se metían conmigo, siempre me había protegido demás y hacerle entender que yo no era una típica Omega, me había costado muchísimo. Al salir del coche me mareé ligeramente, apoyé mí espalda sobre este y me maldije por tomar en el estado que llevaba. Sin siquiera preguntarme, David me cargó como si fuese una princesa, chillé y patalee, pero él era claramente más fuerte. Me dejó sobre mí cama y yo me estiré cansada.
—¿Piensas quedarte así?—cuestionó frunciendo el ceño. Yo sonreí pícara.
—A menos que estés dispuesto a cambiarme, si—mi insinuación fue evidente. Él negó con la cabeza y se acercó a mi.
Sus manos tomaron el extremo de mí vestido y en un movimiento ágil, me lo quitó. Acarició sutilmente mí cuerpo y mordió su labio inferior, agitó su cabeza y me puso una camiseta que antes, era de él. Besó mí frente y salió de la habitación. Me revolqué sobre la cama, disfrutando de su olor.

Debilidad Por El Alfa [xFaRgAnx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora