Cinco días sin salir. Cinco días en los que no hablé, prácticamente nada, con mis compañeros. Cada tanto iba a la habitación de David para "llevarme su ropa a lavar", pero sinceramente, era mí forma de mantener su exquisito olor conmigo. Sonaba enfermizo, si, pero estando en celo todo parecía razonable.
Desperté sabiendo que mí tortura había terminado. Si bien las semanas siguientes era más propensa a excitarme, todo se veía más hermoso habiendo acabado con los días de dolores y dependencia. Desayuné y fui directo al gimnasio. Como extrañaba salir sin tener miedo.
Entré a la clase de boxeo y saludé a Miguel, el profesor. Estaba por empezar cuando escuchamos la puerta abrirse.—Hombre, Samuel. Ya estaba pensando que era mentira que traerias a David.—me volteé rezando que aquellos nombres fuesen una estúpida casualidad, pero no. ¿Acaso me había portado mal en una vida pasada?
—Pues no, Miguel. Lo que pasa es que el tonto se ha quedado dormirdo— mientras escuchaba a mí amigo hablar mí mirada chocó con la de su acompañante.
Sus ojos rojos y su sonrisa ladina me enamoraron una vez más. Había decidido aclarar mí mente en estos días y estaba dispuesta a hablar con él de lo que sentía. Pero definitivamente, en todas las conversaciones mentales que había tenido con el alfa, no había pensado en encontrarlo aquí. La clase comenzó y como si fuese el peso de mil rocas, la mala suerte seguía atormentandome. Hablaba con Miguel cuando este me invitó a salir. Samuel y David estaban prácticamente junto a nosotros, por mi cabeza no pasaba ninguna escena bonita. El castaño le susurró algo en el oído y el semblante serio, del de coleta, cambió.—Oh, Miguel. No esperaba esto, pero debo decirte que ya hay alguien en mi vida— usé mi poder como Omega para que el golpe no fuese tan duro, rechazar a un alfa como él debía parecer una locura. Mis ojos estaban amarillentos y mi voz sonaba mucho más delicada.
—Está bien, pequeña. Espero que ese tío sepa apreciarte.— habló con evidente decepción y yo simplemente le sonreí.
Una vez la clase terminó, agarré mis cosas y salí corriendo de ahí. No quería ver a David. Durante la hora pasada nuestras miradas fueron obvias, ambos desprendiamos nuestro característico olor, como si intentaramos llamarnos. Odiaba decir que por mi cuerpo corría mucho más que amor y todo, era provocado por el mayor. Cuando llegué me dirige sin pensarlo a la ducha, necesitaba un baño urgente y bueno, un lugar con privacidad para calmar lo que el de coleta había generado en mi.La hora del almuerzo llegó y un acalorado Gustavo nos llamó para comer. Su estado era cómico, llevaba un rato frente al horno y al no estar acostumbrado, había sudado mucho.
—¿Cómo llevas tu día de paz?—habló risueño Luis y yo lo acompañé.
—Como un culo— todos estallamos en risas ante mi declaración. A veces parecíamos críos.
—Hoy la invitó a salir su profesor de boxeo, es la única Omega en la clase, era obvio—soltó David tras unos segundos de silencio. Alcé las cejas ignorando los comentarios de mis compañeros.
—¿Crees que solo por eso me invitó a salir?—cuestioné con mi clásico tono altanero, mientras subía mi pie lentamente por su pierna. Si quería joderme el día, estaba muy equivocado. Él desvío la mirada algo sonrojado cuando mi caricia acabó sobre su miembro.
—No, claramente no es por eso—contestó sin mirarme y yo sonreí satisfecha, bajé mi pie dispuesta a seguir comiendo. Los chicos nos miraban en silencio, era obvio que estaban muriendo porque dejáramos nuestras actitudes infantiles.
Cuando la tarde se hizo presente, me dirige hacia la habitación de Luis. Golpeé y al recibir un "pase" como respuesta, entré.—¿Pasa algo?— cuestionó curioso mientras yo me sentaba en su cama.
—Mañana voy a decirle a David lo que me pasa con él—contesté con simpleza y su boca se abrió ligeramente.
—¿Bromeas?—negué con la cabeza y él prácticamente se tiró encima mío, abrazándome. Le correspondí y se separó para volver a su silla.
—La cosa es que quiero tener la casa sola, no sé si me entiendes—le guiñé un ojo y él río mientras asentía.
—Por mi está bien, háblalo con Gustavo—besé su frente y le sonreí mientras caminaba hacia la puerta.— Oye, te va a reventar eh.— salí partiendome de la risa, sabía perfectamente a qué se refiería.
Después de hablar con mi otro compañero y que aceptara dejar la casa por una noche, me relajé y comencé a planear la cena de mañana.
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Debilidad Por El Alfa [xFaRgAnx]
FanfictionDónde una Omega lleva mucho tiempo negándose a su mate, hasta qué, un celo adelantado cambia su forma de ver las cosas. Sin importar el miedo que le tiene al nuevo mundo, no puede evitar tener debilidad por el alfa. ...