Tres.

2.9K 192 7
                                    

Llevaba un rato despierta cuando noté que los chicos estaban viniendo a desayunar. Serví las tortitas y el café.

-Buen día-saludaron al unísono. Les otorgué una sonrisa mirándolos de reojo.
-Sientense, ya preparé todo-sabía que mí voz sonaba muy bajita y calmada.
-¿No has dormido bien?- cuestionó Gustavo y yo negué con la cabeza, haciéndole notar que era algo evidente.-sigue en pie mí propuesta-gruñó ligeramente y yo rodé los ojos. El castaño y yo no teníamos atracción o algo por el estilo, sin embargo, estaba dispuesto a complacerme. Él era de esa clase de amigos en la que podrías confiar para que te acompañe en tu celo. Quizá el día que David encuentre una Omega con la que tener una relación, piense en dejarle estar entre mis sábanas.
Comenzamos a desayunar, mientras hablábamos de temas varios pude notar que David tenía cara de no haber dormido nada. Acaricié su mejilla y él se sobresaltó un poco, se estaba quedando dormido mientras comía. Sonreí enternecida y le sugerí llevarlo a su cama, para mí sorpresa, se retiró diciendo que iba a intentar dormir un poco más.
Cuando los chicos se fueron a sus habitaciones, otra vez, supe que tenía una oportunidad para salir sin que nadie me dijera nada. Tomé la chaqueta del mayor y me aseguré de llevar su olor conmigo. Odiaba necesitarlo, pero no me quedaba de otra. Caminé segura hacia la biblioteca, ahí no iba prácticamente nadie, menos un sábado. Buscaba un tercer libro, cuando sentí un fuerte olor a carbón acercarse a mi. Los nervios se fijaron en mí pecho.

-Una Omega, sola e indefensa ¿Y en celo?- un rubio bastante alto posaba su mirada sobre mí. Debía tener cerca de 40, pues sus cabellera dorada tenía bastantes líneas blancas.
-Nuevos tiempos-solté alzando los hombros. El hombre río, negando con la cabeza.
-Eric- me tendió la mano y yo lo miré con una ceja alzada.-vamos muñeca, ya tengo mis años, no voy a violarte- yo lo observé detalladamente, parecía una buena persona. Estaba por extenderle mí mano cuando un imponente olor a café nos alarmó. De pronto, aquellas enormes manos me rodearon, gruñó con fuerza y el hombre se retiró.
-No puedes estar fuera de casa, mira como caes en las garras del primer Alfa que se muestra amable contigo.- su voz se escuchaba molesta y su olor estaba arruinado.
Me liberé de su agarre y caminé hacia la mesa en la que me encontraba. Abrí los libros y mí cuaderno, dispuesta a escribir. Él se sentó a mí lado y yo quise molestarme con su presencia, pero me era imposible. Tanto mí Omega, como yo, amábamos tenerlo cerca. Susurró un "lo siento", sorprendiendome. Nuestros ojos chocaron, en cuestión de segundos me vi acercándome a su rostro, estaba dejando que mí cuerpo actuara solo y realmente esperaba que sus labios chocarán con los míos. Acarició mí cintura y me abrazó. Quería gritarle que me besara y me tomara en ese lugar, pero a cambio, le correspondí el abrazo.
Una vez comenzó a aburrirse, me convenció para salir de aquel lugar e ir a almorzar, así que, ya nos encontrábamos en un gran bar pidiendo algo sencillo. Hablábamos de cosas triviales y él, cada tanto, me acariciaba o me decía cosas bonitas al oído. Sabía que lo hacía para desviar las miradas curiosas de mí, pero yo realmente lo estaba disfrutando. Una vez terminamos con, lo que yo me empeñaba en llamar cita, decidimos volver a casa. Hoy todo estaba más tranquilo y parecía ser un buen día.
Decidimos ir a jugar en su habitación y aunque parecía una gran idea al principio, cuando estuve dentro supe que aquel lugar era un paraíso para mí Omega. Su olor a café y sus feromonas inundaban todo a su paso. Se quitó la camiseta, algo que ya era costumbre para mí, pero mí lobo me traicionó y mí entrada se mojó ligeramente. Le anuncié que iría al baño mientras él ponía el juego, necesitaba despejar mis resientes pensamientos. Mojé mí cara y observé atentamente mis facciones, estaba claramente excitada. Joder. Suspiré rendida ante la situación y regresé dónde el chico que causaba desequilibrio en mí.

-Si no te sientes cómoda podemos dejarlo para otro día-soltó después de inhalar fuerte y desviar la mirada.
Nos estábamos matando y continuábamos fingiendo que todo estaba bien. Sin hablar me alejé, corrí hacia mí habitación, encerrandome. Era inmaduro huir de los problemas, pero cada tres jodidos meses, mí cerebro se iba de vacaciones y yo no podía pensar con claridad. No tenía dónde ir, así que el resto del día no salí de ahí.
Cuando la noche cayó, me dirige a la cocina, pero antes de entrar, sentí un fuerte olor arruinado, David estaba triste o enojado. Mí Omega comenzó a preocuparse.
-No peleamos tío, ella simplemente se alejó. Creo que ya no podemos seguir así.-del otro lado de la puerta, el de coleta hablaba evidentemente triste.
-Pues dile lo que sientes de una jodida vez. Tu sabés que ella te quiere de esa manera.-el segundo mayor habló, entre gruñidos.
Abrí la puerta y los tres chicos me observaron nerviosos. No quise hablar con ninguno y ellos no comentaron nada tampoco. Tomé un par de cosas para hacer un sándwich, lo preparé y regresé a mí cueva.

Debilidad Por El Alfa [xFaRgAnx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora