1; Un dia normal en la guarderia

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Era una mañana tranquila como cualquiera, el pequeño tricolor con estrellas estaba siendo llevado hacia la guardería, su gobierno no tenía tiempo para este y había perdido a su padre, Gran Colombia. Todo iba bien para este, sentía que finalmente tenía amigos en la guardería, todos eran muy amables con este, en verdad se sentía feliz por primera vez en un tiempo.

Un día corriente en aquella guardería sería el menor corriendo a los brazos de sus niñeros favoritos los cuales eran los únicos que en realidad cuidaban de este, los cuales eran el que este llamaba "Mexi" y "el cafetero." El cual el segundo vendría siendo su hermano Colombia.

"Flashback"

"¡Mexi!" El menor dijo para abrazarlo con fuerza, el mayor besando las mejillas de este para abrazarlo por igual.

-

"Te quiero, Venezuela."
Ambos de sus niñeros le habían dicho aquello, se sentía muy feliz en verdad, se sentía querido, mostrando una dulce sonrisa ante aquello.

.

Si aquellas palabras siquiera significaron algo para los mayores entonces como es que le habían dejado de hablar de repente? Acaso era por que ya habían encontrado pareja? Aunque estaba feliz por estos, pero no podía evitar sentirse alejado, sentirse solo. Ni siquiera se molesto intentando llamar la atención de estos.

Este observaba el exterior desde la ventana del carro, viendo pasar casas, edificios, y estructuras de todos los diferentes tamaños. Finalmente el carro paró en una pequeña casa colorida. Tenía los pisos y paredes de afuera llenos de dibujos que niños habían echo con tiza, hermosas flores adornaban el jardín y básicamente todo el afuera de la casa. Agarró su bolso para bajarse de aquel carro con cuidado, digamos que era algo bajito. No se animo a tomar una de las múltiples flores del jardín como siempre lo hacía, se dirigió a la puerta para apoyar su mano en esta por momentos, respirando hondo para mostrar una dulce sonrisa. Finalmente abrió la puerta.

-¡Buenos días todo el mundo! Diría el Veneco con emoción.

Apenas algunos se voltearon a regresarle un "hola" para seguir con sus conversaciones privadas. No tenemos un grupo de amigos al cual ir, al menos ya no. Todos sus amigos se fueron en caminos diferentes, unos se fueron y otros crearon su propio grupo. Camino por ese gentío de gente para sentarse en el sofá, intentó hablar con personas que pasaban o que estaban sentadas a su lado, pero su voz fue callada y apagada por definitiva por las voces de los demás. Decidió callarse, ya simplemente apoyando sus brazos al sofá para hundir su rostro en estos.

Sus tan llamados "amigos" no habían notado su cambio de personalidad, simplemente digirieron todos sus llantos e heridas para olvidarse de estos, y bueno..Él.

No llores, no llores.. mantente positivo Vene, tu puedes.

Se repitió el Venezolano para si mismo en su cabeza, aún mostrando aquella dulce sonrisa. Si supiera lo que le pasaría más adelante..

Decidió salir al patio a jugar un tanto, tal vez olvidarse de sus preocupaciones por momentos. Se subió a un pequeño tobogán, escuchando pasos detrás de este, alguien había decidido que era su turno, intentando saltar al Venezolano por encima.

-Cuidado..v..vas a hacer que nos..Antes de que el pequeño Venezziola pudiera terminar su oración..

Aquel niño había terminado empujándolo por el lado, haciendo que cayera al duro y húmedo suelo lleno de tierra. Se quejó un tanto por el dolor, ya tenía heridas propias, simplemente causó que el dolor le pegara mucho más fuerte. Aunque el niño simplemente se bajo del tobogán para salir corriendo de aquel lugar, no para buscar ayuda, simplemente para huir.

No le importó, siguió con aquella dulce sonrisa, simplemente esperando que los niñeros o uno de los niños se diera cuenta y viniera a ayudarlo. Ya casi podía ver a alguien corriendo a su ayuda en su mente. Pasaron minutos, y minutos, y minutos.. nadie vino a ayudarlo.

Tan Dulce Como El ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora