De repente se marea, se había golpeado la cabeza. Se sienta para ver alrededor, vacío, no había nadie a su alrededor. Adentro de aquella casa se veían personas disfrutando al estar con sus seres queridos, riendo. Este sin más se rio mientras lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Le dolía un tanto la rodilla, estaba sangrando. Siempre se lastimaba así que optó por buscar una gasa en su bolso. Se levantó con cuidado, lágrimas ya se habían secado en sus mejillas, causando que estas se tornaran un tanto rojizas.Intento abrir la puerta pero estaba cerrada, al parecer el niñero que checo antes de cerrar no lo notó en el suelo. Sin más tocó la puerta, con algo de esperanza para que le devolvieran su bolso, ya que en este estaban sus pastillas y tal. Espero, nadie abrió la puerta. Se sentó en los escalones y tal vez pasaron horas hasta que finalmente volvieron a abrir, cuando finalmente notaron que seguía afuera. La herida en su rodilla se había infectado, no había llegado a cubrirla a tiempo.
Antes de que aquella figura alta pudiera decir algo este ya lo había pasado, apresurándose a entrar para buscar su bolso, el cual había dejado en el sofá. Finalmente llegó a este e inspeccionó el lugar, no estaba.
Entro en pánico, aquel bolso contenía sus pastillas las cuales causaban una leve lentitud en la extensión de sus grietas, o sus pastillas para dormir ya que era imposible con su insomnia, o simplemente su inhalador. Sabía que sin estas, estaba perdido.
Finalmente encontró su bolso, pero en manos de un niño. Se acercó a este para tocar un tanto su hombro para que se volteara a verlo.
-Disculpa, creo que tienes mi bolso..Diría el pequeño tricolor con una dulce sonrisa, sabiendo que cualquiera se podría equivocar.
No era una equivocación, no sabía de quién era el bolso en verdad, pero simplemente le pareció que este se veía como una persona fácil de manipular.
-Ah, si? No lo creo, es mío ahora. Diría aquel niño en el cuales manos estaban en el bolso para levantarse, eran un tanto más alto que el Venezolano. Aprovechando aquello, lo empuja para que cayera al suelo y tira su bolso por igual para pisar este, un vidrio romperse se escuchó por aquella acción.
"No..No..¡No!" Era lo único que pasaba por la mente del Venezolano, que haría ahora?
Al ya ver al contrario alejarse se levanta para agarrar su bolso, aquel vidrio al cual había pisado se trataba de su inhalador, al menos las pastillas no habían sido dañadas.
Del bolsillo más pequeño de aquel bolso saco una gasa, se fue al baño para echar agua fría en su herida para colocar aquella gasa en su rodilla, ya con una sonrisa nuevamente. Eso era lo especial del pequeño..no importaba que pasara, sonreía hacia el mundo con dulzura.
Ya la cercanía de la noche era tal que era uno de los pocos en aquella casa. Se puso su bolso en su espalda para despedirse de las personas en aquel lugar, ya saliendo por la puerta para caminar hacia un carro negro., al cual subió con un tanto de dificultad.
Su chófer lo miraba desde el espejo con tristeza, sabía que no se suponía que podía hablar con este, órdenes del gobierno, pero sabía que tan dulce era uno quería verlo de esa manera. El de estrellas mantuvo su sonrisa, pero se notaban que había llorado. Intentando evitar aquel dato mantuvo su vista en la ventana.
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Tan Dulce Como El Chocolate
RandomVenezuela es un niño, uno muy dulce en realidad. Es tan dulce como el chocolate, y como le devolvió el favor el mundo? Dándole la espalda.