Sabía que el mismo terminaría así eventualmente, en mil pedazos en el suelo, al menos eso le habían enseñado. Siempre lo vieron como un frágil tasa de té, si se escapaba de tus manos terminaría rompiéndose. Vio lo más Preciado para él en el suelo, eso que prometió cuidar con su vida, todo por su padre. Quería matar a quien sea lo hubiera echo, yendo hacia el hombre con rabia, lágrimas llenando sus mejillas y dejando marcas a su paso en su seca piel. Su cuerpo le decía que lo golpeara, pero su cerebro le volvía a recordar que le pasaría si siquiera intentaba. No tuvo tiempo para decidir, bien el mismo que tiro la hermosa pertenencia del padre del estrellado al suelo con frialdad empujó al niño, causando que se cayera junto los pedazos de vidrio en el suelo, por poco clavo uno de estos en su rostro, pero aún así se encajó unos pequeños en su brazo, soltando un grito silencioso, las palabras e aliento saliendo de su cuerpo al ser golpeado en el estómago, el mismo viendo borrosamente, las lágrimas llenando sus párpados. Pasó un tiempo, todo era negro para él, solo oscuridad era visible. Lo habían llevado a sangre fría a un sótano con el cual estaba muy familiarizado, era el mismo en el que perdió sus alas. Acaso lo habían ayudado? No, obviamente, el dolor lo mataba.Después de un largo tiempo en la oscuridad abrió los ojos, solo para ver más oscuridad..Aquel sótano no era muy agradable. El estrellado estaba en un frío suelo, la oscuridad rodeándolo, cadenas deteniendo que siquiera se moviera. Tomó un tiempo para que se acostumbrara a la oscuridad, finalmente siendo capaz de ver, aunque no había mucho que ver realmente, solo paredes.. Lo último que vio fue su brazo ensangrentado, volviendo a hundirse en la oscuridad con una melodía acompañándolo, está siendo cada vez menos audible mientras el pobre caía dormido.
♪Abajo cadenas, abajo cadenas..♪
Pasarían días antes de que volviera a ver la luz del sol.
...
Días? Semanas? Cuando fue la última vez que se supo del Venezolano? Fue hace mucho, eso es seguro, llegó a preocupar a su chófer, ahora solo llevaba hombre de sangre fría a sus destinos, esperando por la pequeña luz que era Venezuela.
En la guardería no fue notada la desaparición del tricolor, incluso para sus hermanos quedó en el olvido. Finalmente había esperanza, alguien que lo hubiera recordado, el único en el que verdaderamente confiaba.. Este que le dio nombre Vene como Mexi. Se preocupaba por el menor, bien era raro que faltase, amaba ir a la guardería, al menos eso pensaba.
La ONU raramente propuso una reunión, al final de esta el Mexicano compartiría sus angustias con sus compañeros, estos reconociendo lo raro de la situación, pero bien no podían hacer nada al respecto.
...
Exactamente dos semanas, Venezuela no ha aparecido.
.
Vene tuvo mucho tiempo para pensar en ello, llegando a la conclusión de que había mucha maldad en el mundo, odiaba a los muchos que lo hacían sufrir. En el silencio escuchaba murmullos, en la oscuridad veía el vacío, llegando a ver a su gente, la miseria que pasaban, lo llenaba de lágrimas cada noche. Cada vez se sentía más vacío, como si le faltara algo. Que es lo que lo mantenía vivo? El saber que lo necesitaban, que aún tenía esperanzas..No quería ver a nadie más sufrir...
El día siguiente, finalmente salió del sótano, pero su expresión era pagada, justo como lo querían. El causante lo vio satisfecho, sabiendo que finalmente pudo apagar la chispa del Venezolano. Sonrió, aquella sonrisa descarada que el pequeño odiaba, pero no hizo nada, simplemente se quedó parado, viendo al vacío, su piel perdía su color.
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Tan Dulce Como El Chocolate
Ngẫu nhiênVenezuela es un niño, uno muy dulce en realidad. Es tan dulce como el chocolate, y como le devolvió el favor el mundo? Dándole la espalda.