Consecuencias

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CAPITULO 4-Consecuencias

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El pequeño dragón Ryu atravesaba el bosque lo más rápido que sus patas le permitían. Saltando ramas y maldiciendo el no poder volar. Pero sobre todo, dejando atrás todo preocupado, a Hinata.

No entendía como había empezado eso. Ellos estaban tranquilamente descansando cerca de ese lago, no habían hecho nada a nadie.

¿Por qué a ella?

-¡Hinata!-gritó Ryu

Hinata se apartó y agarró su espada antes que aquel hombre se la clavara en la cabeza. Trastabilló un poco, pero consiguió agarrar la espada con ambas manos y amenazarle con ella. El hombre dejó su espada en su hombro, sonriendo con sorna.

-¿A quién tengo el placer de matar, por cierto?-preguntó él

Hinata apretó la espada en sus manos.

-¿Quién es?- le preguntó ella- ¿Qué quiere de mí?-

-Nada- respondió él, agachándose en el suelo- sólo…tengo ganas de matar a alguien- cuando elevó la mirada, Hinata se asustó. Sus ojos negros tenían un brillo de diversión y malicia

Se dijo que no debía flaquear. Ahora era un guerrero y sabía manejar la espada de su padre. No debía tener miedo…¿no?

-No si antes lo mato yo- respondió ella, intentando no aflorar el miedo que sentía- váyase antes que me arrepienta-

Agazapado, el hombre sonrió con cinismo.

-No sabes quién soy- confirmó él, poniéndose en pie, retorciendo su cuello- Pain de Akatsuki- Hinata abrió sus ojos al completo- desconocido, será un placer romperte todos los huesos-

Y ante sus ojos se presentó una batalla que no supo cómo detener. Él se lanzó contra ella, ella se defendía, pero debido al cansancio del entrenamiento, se había quedado debilitada, él atacaba, con total tranquilidad, sin expresar nada. Hinata recibía cortes, patadas en el vientre, golpes en su rostro…y Ryu miraba todo eso sin poder hacer nada.

La iba a matar

-¡Hinata huye!-gritó el dragón, cubriéndose después los ojos cuando ella recibió un buen golpe su mentón. Cayó al suelo, soltando la espada y Ryu quiso acercarse, pero el hombre le miró y él se detuvo.

Nada más había a su alrededor, sólo él, únicamente le miraba a él. ¿Cómo? ¿Por qué? Nadie, nadie podía verle. Era un dragón protector. Un espíritu. Nadie…

-¡Aaaah!-

El pesado metal adentrándose en la piel; Ryu abrió sus ojos asombrado y Pain bajó la mirada a su vientre, donde la espada se había incrustado, luego elevó la mirada hacia Hinata, que seguía aferrando la espada con fuerza. Por un momento, Hinata pudo ver un destello de dolor y rabia en sus ojos y contenta por eso, sonrió.

Un bofetón la mandó contra el suelo y Ryu se acercó.

-¡Hinata! Hinata despierta- suplicaba él, asustado al ver el moratón en su mejilla y la sangre que resbalaba de su frente- Hinata…-

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