ᵇᵉᵍᶤᶰᶰᶤᶰᵍ ºᶠ ᵗʰᵉ ᵉᶰᵈ

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Los ojos de Wooyoung se abrieron de par en par.

Un olor a desinfectante y una luz blanca inundaba el lugar.

Su pecho subía y bajaba respirando trabajosamente.

Estaba algo desorientado, pero lo primero que atinó a hacer fue levantarse de aquella camilla, quitándose cables y agujas, para luego mirar a su alrededor y encontrar en la camilla de al lado a aquel ser que le traía felicidad a su vida.

San lo miraba con sus ojitos cansados y demacrados, pero aún así le daba una de sus preciosas sonrisas con aquellos bellos hoyuelos que decoraban su rostro.

—Hey... —Murmuró San con su voz algo ronca.

—Hey —Contestó Wooyoung de igual manera, acercándose a la camilla del otro, cojeando ligeramente en el proceso, para acariciar suavemente su mejilla.

Que bueno que el accidente no pasó a mayores.
Pensó Wooyoung.

¿Accidente?
Se preguntó él mismo en otro lugar de su cerebro.

Wooyoung quedó pasmado por un segundo mirando a la nada.

Los recuerdos de ese universo estaban en su cerebro sin necesidad de que pasara por alguna clase de torrente doloroso lleno de ellos.

Como si pertenecieran naturalmente allí.

Su respiración se volvió irregular y su cuerpo tembló repentinamente.

San lo miró preocupado y se desconectó los cables para acercarse y ayudarlo.

Pero ya era tarde, Wooyoung no oía nada, no sentía nada.

Sus ojos se cerraron, y todo se volvió negro y frío...

hey • wooyoung + sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora