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Los clientes que me contraban siempre me veían disfrazada.
Cabello castaño largo, ojos verdes esmeralda y rostro lleno de
maquillaje. Nunca permitía que ninguno de mis clientes me
viera a mi misma. Lo último que necesitaba era que me reconocieran en la calle. Además, era más seguro de esa manera. Tampoco les permitía saber mi verdadero nombre: Jennie Kim. Solo me conocían como Jane Pine. Cuando estás en el negocio que yo estoy, tienes conexiones. Conexiones que me permitieron obtener una identificación falsa, tarjetas de crédito y cuentas bancarias con mi nombre de acompañante.

***
—Ahora sé buena con la abuela. —Sonreí mientras apartaba un
mechón del rostro a Nina.

—Siempre lo soy.

—Te amo y te veré en un par de días.

—La abracé fuerte.

—Yo también te amo, mami.

—Que tengas un buen viaje, cariño —dijo mi mamá mientras me
abrazaba.

—Gracias, mamá.

Tomé mi maleta y mi bolso, salí por la puerta y bajé al vestíbulo donde taehyung me estaba esperando. Mientras me sentaba en la parte trasera del auto, me maquillé y me puse la peluca. Cada vez que dejaba a Nina, sentía un dolor en mi corazón.

—Que tengas buen viaje, Jennie. Estaré aquí cuando vuelvas.

—Gracias, Tae. Te veré en un par de días. —Sonreí mientras salía y él cerró la puerta tras de mí.

Al entrar en el aeropuerto, me registré, pasé por seguridad y me
senté en primera clase, cortesía de Derek Willows. Había sido un cliente mío durante mucho tiempo. Cuatro años para ser exactos. Era el director ejecutivo de Willow Vineyards en California. Nos conocimos cuando estuve por ahí con otro cliente. Yo era conveniente para él y solo lo veía cuando viajaba. Tenía unos cincuenta y pico, un metro ochentade altura, el cabello con mechones blancos y perfectamente cuidado y los ojos castaños. Había estado casado con su esposa Tris durante veinticinco años y tenían cuatro hijos. Yo era su escape. Algo que anhelaba desesperadamente. Nos habíamos convertido en amigos íntimos durante los últimos cuatro años. Podía hablarme de cosas que no podía con su esposa y eso le quitaba algo de presión. Eso era lo que la mayoría de mis clientes me decían.
No siempre era por el sexo. La mayoría de las veces, se trataba de entender y de estar ahí para escucharlos.

Cuando llegué a Texas, había un auto esperándome para llevarme a la Mansión Rosewood en el hotel Turtle Creek. Cuando entré en el vestíbulo, vi a Derek parado allí, con su traje azul marino de diseño.

—Hola, cariño. —Sonrió mientras tomaba mis manos y besaba mi mejilla.

—Hola, Derek. —Le devolví la sonrisa.Me quitó mi maleta y mi bolso y tomamos el ascensor hasta su suite.

—Bonito —dije mientras miraba a mi alrededor—. ¿Cómo está Trish?

—Es Trish —dijo mientras caminaba hacia el bar y me sirvió un vaso de vino tinto—. Devon se mudó y ahora estamos los dos solos en esa casa grande. Así que puedes imaginarte cómo son las cosas. Es como si ya no nos conociéramos. De todos modos, ¿cómo estás?

—Estoy bien.

—¿El negocio va bien? —me preguntó

—Sí. El negocio va muy bien.

—Bien. Me alegra oír eso. El evento de esta noche es formal, así que hay un vestido que alquilé para ti colgado en el armario junto con algunas joyas en una caja en el vestidor.

—Gracias, Derek.

Me quitó el vaso de la mano y lo puso sobre la mesa. Acercando su mano a mi rostro, besó suavemente mis labios.

"Lovers" - Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora