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Cuando llegan a la suite, Unai enfadado corre al baño para darse una ducha, Fer busca su móvil donde le enviaron un vídeo que está deseando ver. En este ve y escucha todo lo que ocurrió entre el señor Park y Unai en el pasillo. Contrato a un hombre para que estuviera al tanto de lo que pasara entre ellos dos, satisfecho y tras quitarse la ropa en su dormitorio, va desnudo al baño en el que Unai se está duchando.

Observa como está apoyando la cabeza en la pared mirando el suelo, dejando que el agua caiga sobre él, de espalda a Fer, no lo nota. Con cuidado entra y tras embadurnarse las manos de jabón comienza a restregar su espalda, provocando que grite y le mire asustado.

- ¿Qué haces aquí?

- ¿Puedes contarme qué te pasa? Viniste de los baños de la discoteca muy enfadado.

-No quiero hablar.

-Vale, deja que te asee, después te daré un masaje, ya verás como te vas sintiendo mejor. Cuando quieras hablar lo haces.

-No tengo nada que decirte.

- ¿Estas enfadado conmigo?

-Por supuesto.

- ¿Por qué?

-No te diré nada, no me toques, no me gusta sentir tus manos.

Fer lo mira sorprendido y divertido, la frase viene en el peor momento porque es obvio como se fue elevando su pequeño amigo, mientras las manos enjabonadas de Fer le acarician los pectorales.

Eleva una ceja haciendo que Unai se sonroje y se enfade aún más. Molesto se gira y Fer simplemente continúa aseando a su quisquilloso secretario. Le enjabona el pelo y tras aclararlo le pone un poco de suavizante, aprovecha para enjabonarse mientras Unai sigue de espaldas a él, murmura cosas inteligibles, está muy molesto. Termina de aclarar a los dos y tomando las toallas, hace que ambos salgan del baño.

En la cama de Unai se encuentra la ropa interior y el pijama que Fer ha decidido que use esa noche, Fer regresa tras secarse y ponerse un pijama, Unai está a punto de acostarse en la cama.

-Ven, acompáñame al salón.

-No quiero. Estoy cansado.

-Estás de mal humor, pedí una cosa al servicio de habitaciones, que te gusta mucho. ¿Vienes?

Unai le observa enfadado, no sabe que es lo que más le enfada, si el que estuviera jugueteando con chicas, que no se preocupara de protegerlo ante el ataque de aquel hombre, que no le molestara nada el obvio deseo del señor Park, o que esta vez no hubiera evitado que le besaran.

-Estoy de muy mal humor. No quiero estar contigo.

-No seas así, puedes contarme que pasó, o al menos come lo que pedí para ti.

Curioso Unai le sigue al salón y hay una enorme copa de helado, tiene varios sabores y sirope, nata, es como para siete personas, sus ojos se agrandan de felicidad, hace tiempo que no come helado porque Fer no se lo permite.

Feliz se sienta en el gran sillón mientras con una cuchara de muy largo mango, comienza a devorar la deliciosa copa de helado, sonríe feliz mientras lo come. A su lado Fer le observa con una sonrisa.

-Toma prueba, está delicioso.

-No gracias, Unai, es para ti, no me gustan las cosas dulces.

- ¿Quieres que te cuente por qué estoy enfadado?

-Sí.

-Pues por cada cucharada colmada que comas, te diré.

Fer agarra la mano de Unai, la cuchara tiene mucho helado en ella y la come preocupándose de no dejar nada en ella.

-El señor Park, estaba muy interesado en mí. No dejo de tocarme en toda la cena y en la sala VIP.

-Eres un hombre adulto, debes saber quitarte de encima a los moscones.

-Pero no es un hombre cualquiera, es difícil parar a alguien sin ofenderle y siendo socios ahora, sería malo.

Fer tomó otra cucharada mientras el gesto de asco era claro, detesta las cosas dulces.

-Tú no me ayudaste, estabas muy ocupado divirtiéndote con aquellas chicas.

-El otro día, en el pub, te molestó que te lo quitara de encima, no quería meterme en algo si estabas de acuerdo. Lo de las chicas ¿estas celoso?

Unai le miró indignado y le metió en la boca otra gran cucharada de helado, como castigo.

-El señor Park me besó.

- ¿Estás enfadado conmigo por qué el señor Park te besó?

-La otra vez lo evitaste, esta vez me dejaste solo y no pude evitarlo.

Fer quita la cuchara de las manos de Unai, la deja en la bandeja donde está la copa con mucho helado aún. Se acerca, suavemente le toma de la barbilla haciendo que le mire a los ojos y evitando que lo rehúya.

- ¿Te gusto su beso?

-No, no me hizo sentir nada.

- ¿Estás enfadado por qué no cuide de ti?

-Siempre estás diciendo que te pertenezco, que nadie toca lo tuyo. Hoy hicieron más que tocarme.

- ¿También te enfada el que estuve coqueteando con las chicas?

-Dejaste que te tocaran y que tuvieran toda tu atención.

- ¿No te gusta qué no te de mi atención?

-No entiendo la pregunta. -Intenta alejarlo, se está poniendo nervioso. -Me voy a dormir, aparta.

-Unai, ¿me dejas que te bese?

- ¿Por qué quieres besarme?

-Porque me molesta que tengas el sabor de otros labios en los tuyos. Quiero que solo sepas de mis besos.

-No te pertenezco, puedo besar a quien quiera, solo eres mi jefe.

-Me perteneces, aparte ese otro beso, dices que no lo querías, deja que lo borre, deja que te bese. -Se acerca con suavidad, muy próximo, sus ojos clavados en los de su secretario, este entreabre los labios, para aceptar su beso, sonríe divertido y se aparta. -No quiero importunarte mejor vete a dormir, ¿a cuenta de qué, querrás mis besos?

Se aparta del todo mientras Unai muy enfadado lo mira, acaba de dejarlo con las ganas, su cuerpo temblando con la anticipación de ese beso que estuvo a punto de recibir, ofendido y molesto se siente a horcajadas sobre él y le aferra del pelo para inmovilizar su cabeza, desciende hasta tomar sus labios.

Fer abre su boca para acariciar la lengua de Unai, este suspira de satisfacción mientras se deja devorar por la hambrienta boca de Fer, le chupa y succiona la lengua, se sumerge en ese beso enloqueciendo a Unai y haciendo que su mente se quede en blanco, solo consciente de las manos de Fer desabrochando la camisa del pijama, sus labios jugueteando con sus ardorosos pezones, Unai solo puede seguir aferrado al cabello de Fer mientras siente el ataque a sus sentidos.

En su culo siente la dureza despierta de Fer, con la lujuria encendida se suelta de los ardientes labios de Fer, para con cuidado deslizarse de su regazo y ponerse de rodillas entre sus piernas, le baja la parte delantera del pantalón y el calzoncillo, dejando que salte su gran polla.

Nunca la había visto de tan cerca, es muy grande, se humedece los labios, no está muy seguro de que quepa del todo en su boca, ni tampoco sabe si podrá darle placer, es la primera mamada que hará, pero desde que probó las de Fer, desea hacerle lo mismo a él.

-Unai, no te presiones, no hace falta que hagas nada de esto.

-Cállate, sé muy bien lo que quiero hacer, deja que te de placer o al menos que lo intente.

-Soy todo tuyo, puedes hacer conmigo lo que quieras.

-Bien, solo disfruta. 

Continúa>>>

El jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora