FIN

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Se despierta con el cuerpo muy dolorido, se estira en la gran cama con cuidado mientras recuerda todo lo que sucedió, a pesar de sus deseos una vez se sumerge en el placer, Fer hace con él lo que quiere y consigue que ruegue y suplique. Mierda, es tan blando al gozo de su cuerpo, mientras una sonrisa se escapa de sus labios recuerda como Fer le decía que le amaba, varias veces, consiguió que su horrible jefe le ame.

Observa como duerme, sus largas pestañas descansan sobre sus delicadas mejillas, su corazón palpita y retumba mientras sus ojos se deslizan por el cuerpo apenas tapado por la sábana, su madre tiene razón, tiene que pensar como quiere verse dentro de cinco o diez años, ahora lo sabe, tal y como está en estos momentos.

-Te amo, también te amo. -Le susurra besando su frente.

Se acurruca entre los brazos de ese no tan frío hombre, para volver a dormir robando el calor de su piel, se embriaga con el olor de su cuerpo. Su futuro está con este hombre, sabe cuidarlo y ser dulce, tendrán problemas, pero su amor les hará resolver sus diferencias, no son dos jovencitos, están en su treintena y saben lo que quieren de su vida.



- ¡Felicidades! por fin eres vicepresidente.

-Ven aquí, deja que te bese, lo realmente importante es que hoy es nuestro aniversario, dos años juntos.

- ¿Eso es más importante que por lo que tanto has trabajado? -Unai le mira sorprendido.

-Fue más difícil conseguir que aceptaras vivir conmigo e incluso casarnos, que todos mis ascensos.

-Vamos amor, no quería que te vieras envuelto con mis problemas familiares.

-Cariño, tu familia es la mía. Además, adoro a tu sobrino. -Por fin consiguió agarrarlo para besarlo con desesperación. -No huyas, deja que celebre contigo.

-Aquí no, estamos en la oficina. -Intenta que le suelte.

De todas formas, ya está entre los brazos de su futuro marido. Fer está siendo muy cariñoso en los últimos días, sabe que está preocupado por él. Su padre falleció, hicieron que su sobrino fuera a vivir con ellos y su tía también falleció hace algún tiempo.

Por lo que Fer intenta protegerlo con todas sus fuerzas, pero ante todo esto no puede hacer más que apoyar y cuidar a su prometido. La madre, que lleva tantos años cuidando y protegiendo a su familia, esperaron a que pasara un tiempo de duelo y tras eso hablaron con ella. Vendieron la casa donde vivía y compró otra más cerca de donde viven Unai y Fer.

Hicieron a su sobrino vivir con ellos, así ella puede viajar y relajarse. Ahora está en un crucero de seis meses con unas amigas, lo pagaron como regalo la feliz pareja, así toda su vida es muy distinta a como era antes.



Unos cinco años después, Fer y Unai están ayudando a su sobrino a ordenar sus cosas en su nuevo domicilio, a partir de ahora vivirá en el colegio mayor, mientras realiza sus estudios universitarios. La persona con la que compartirá la habitación aún no ha llegado, con lo que tiene privacidad para despedirse relajadamente.

Unai tiene pinta de llorar en cualquier momento, emocionado con el nuevo futuro de su querido sobrino, casi un hijo. Es abrazado y consolado por Fer, un hombre al que respeta y admira. Mientras que su tío era cariñoso, siempre desesperado por llenar de amor y afecto todo su mundo, del marido de este aprendió a ser duro, constante y querer proteger lo que más se ama. Ambos le enseñaron la importancia de la constancia y el esfuerzo.

-Deben irse ya, no quiero que se sienta incomodo mi futuro compañero, nos vemos el fin de semana, iré a comer a casa, no se preocupen. -Fer se acerca y le revuelve el pelo con una dulce sonrisa de orgullo, saca algo del bolsillo y le da un caramelo. -Gracias Fer, yo también te quiero.

- ¿Por qué le dices yo también? Él no ha dicho nada. -Le hace gracia ver a su tío quejándose, mientras se aproxima a darle un abrazo.

-Pero lo acaba de hacer, me ha dado un caramelo. -Unai le mira sin entender nada. -Esta es su manera de decir, "te quiero y eres importante para mí".

- ¿Eso es cierto? -Unai mira a Fer asombrado, mientras avergonzado Fer asiente con la cabeza. - ¿Por qué nunca lo supe?

-Porque eres un desastre para entender los pequeños detalles. -Se burló su sobrino mientras les empujaba a la puerta. -Discutan esto fuera, gracias por ayudar, nos vemos el sábado, adiós abuela, te quiero.



En casa Unai abraza a Fer, este intentaba quitarse la ropa de la calle para usar otra más cómoda, pero su marido, enganchado a él no lo permite.

- ¿Qué es lo que pasa? -Le devolvió el abrazo, esperando que hablara.

-Nunca lo supe, no entendía nunca que me dieras un caramelo todos los días, pensaba que era alguna otra de tus rarezas.

-Por eso te lo digo con palabras muy a menudo, a ti te cuesta entender los detalles y las acciones.

-No te burles. -Le dio una suave mordida en el pecho donde tiene apoyada la cabeza. -Pero sabes, empezaste a dejarme caramelos, muchos meses antes de nuestro primer encuentro sexual.

-Porque me enamoré mucho antes de tenerte entre mis brazos.

- ¿Lo dices en serio? -Suspira mientras se separa levemente para mirarlo a los ojos. -Mis sentimientos por ti cambiaron, tras unirnos tanto, debido al sexo.

-Lo sé, eres un pequeño pervertido. Yo sin embargo me enamore de la persona, antes de poder devorarla.

Comienza a besarle para evitar que siga golpeándolo, mientras ambos ríen y batallan, consigue ir desnudando a su secretario, con besos vuelve hacer que su mente quede en blanco y su cuerpo se vuelva dócil.

-Te amo tanto Unai.

-Lo sé Fer, también yo a ti. Venga deprisa, hazme el amor, no puedo esperar.

-Siempre tan ...

No puede terminar la frase, sus labios capturados por los de su marido en un ardiente y húmedo beso.

Continua>>>

Fin

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Espero les haya gustado, corta, serena, sin complicaciones, para pasar un buen rato.

Pueden opinar, escribir cualquier cosa que quieran compartir conmigo, les responderé en cuanto pueda.

Gracias por llegar hasta aquí y ya nos leemos.

El jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora