Capítulo I

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Bienvenido al paraíso.

El viaje saldría a las 11 am, con el aquipaje en la mano derecha y con el boleto en la mano izquierda, estaba obligado a irse. Su boleto había sido sellado y se le dio bienvenida a América del Norte, su asiento era clase alta, sería apartado de las demás personas. Thomas eran ese tipo de niño rico que se le daba todo . Sus padres le seguían dando lujos aún sabiendo que no se lo merecía pues no mejoraba sus notas, el chico no era mala persona pero eso de darle lujos aunque le esté llendo mal lo tenían cansados así que decidieron llevarlo a unas clases de reforzamiento, pues no se desempeñaba de lo mejor y lo enviarían con una familia ya amiga suya. Con 20 años se le fue enviado a Alaska, EE.UU, donde tendría que convivir de una forma en la que el no pensaba. Lo que el pensaba era que iría a un colegio de verano pero más largas y ya. Serían vacaciones pagadas. Pero que mal estabas si supiera que ese asiento en primera clase sería su último lujo hasta que pasarán 6 meses.

Llegando a Alaska, Tom pudo notar que el lugar en el que se quedaría sería alejado de los demás, pues era una población de no más de 50 personas. Si bien no se sentía cómodo en el auto que lo llevaba desde que bajó del avión el sentía que al llegar al punto de destino sería diferente. Era un camino largo de 5 horas, se deslumbraba al ver los ríos, los tan bellos paisajes mientras escuchaba música quedándose dormido. Y así fue donde llegó a aquel pueblo sin haber visto gran parte la trayectoria, otro viaje lo aguardaba en una lancha, la cual lo llevaría hasta una pequeña isla en donde una casa un tanto lujosa estaba. Caminaba en aquel reducido puente con maletas en mano. No era lo que pensaba pero no era tan malo, subió las escaleras de llagada y tocó el timbre.

La puerta fue abierta por una mujer un tanto vieja llamada Gisselle, ¿y como lo sabía?, pues al sólo verlo se lo dijo con una enorme sonrisa, lo llevó adentro y le dejó en la sala, miraba el alrededor, era un lugar con chimenea, con muebles muy bonitos y además muy familiar pues habían muchas pinturas de la familia, pero había una especial, estaba en medio de toda la sala y era la más grande, en donde  aparecían la mujer ya antes mencionada, otra mujer que supuso que era su hija, el esposo de su hija y al lado un chico de ojos azules totalmente serio y sin una pizca de simpatía, muy diferente a su demás familia.

—¡BIENVENIDO! —

Miró hacia su lado, era una mujer castaña, era la mujer que estaba en la pintura y que supuso era hija de Gisselle, que poco a poco se le acercaba.

—Es un gusto Tom, soy Naomi Foner, bienvenido, se que estas cansado y tu habitación está lista, ven Sígueme.—

Tom no parecía ser que le viera mal a la mujer, vestía casi como su propia madre y era alegre. Si bien tenía unas dudas no quería preguntar en los pocos minutos que llevaba ahí, decidió seguirla hasta el segundo piso, esa casa era tan agradable y acojedora. Llegaron a una de las 3 habitaciones que habían, al entrar a en la que se quedaría se dio cuenta que habían dos camas.

—Espero te la pases bien, puedes acomodar tu ropa en el armario de la derecha, darte una ducha y luego dormir, porque aunque no lo creas ya es muy de noche y es hora de dormir.—

—Si muchas gracias. —

—No es nada, si tienes hambre puedes levantarte he ir a la cocina. —

Estaba decidida a irse hasta que fue detenida por una pregunta un tanto divertida.

—¿De quién es la otra cama?—

Esa pregunta la había hecho reír, sabía que no conocía a la familia mejor le explico. Mientras buscaba explicarle, Tom se había puesto a ver todo el cuarto, era muy agradable, no casi como su cuarto pero le gustaba.

—Compartirás tu cuarto con alguien muy especial, que pases una buena noche. -

—Pero... —

Se dio la vuelta para preguntar pero la mujer solo se había ido como nada, se había quedado ahí solo, no perdió el tiempo y acomodó su ropa en el armario que se le había dicho. No quería darse una ducha así que solo se acostó en una de las camas, esta olía muy bien y sin mas se volvió a dormir.

Habían pasado ni 30 minutos cuando sentía que su cuerpo era empujado. Molesto se movió, se acomodó pero el movimiento se volvió persistente. Abrió sus ojos y volteo su cabeza, sólo para toparse con unos ojos azules jodidamente penetrar tes, una cara muy seria y un ceño fruncido, se sintió pequeño al verlo frente a frente, el miedo lo invadió, eso hizo que se arrinconase en una esquina de la cama.

—AAAH, AYUDA, ME QUIEREN MATAAAR, AYUD- —

Sus gritos fueron callados por la mano del aquel hombre sobre su boca, Tom estaba apuntó de llorar luego aquel hombre apartó su mano.

—No grites niño, no te haré nada no seas tonto. —

—¿Entonces? —

—Soy Jacob Gyllenhaal, pero dime Jake. —

Tom suspiro y aun en la esquina apegado en la pared sentía que el hombre le mentía pero al ver su mano acercarse para ser estrechada se calmo un poco y con miedo la estrecho.

—¿y tu quien eres? Y, ¿Que haces en mi cama? — pregunto Jake.

El castaño apenado se levantó.

—Perdóname, no lo sabía. S-Soy Thomas Holland, pero dime Tom, soy el chico que se quedará aquí mientras recibe clases de reforzamiento. —

Gyllenhaal levanto ambas cejas, se sentó en la orilla de la cama, aún con su cara seria lo vio de pies a cabeza. Así que era del chico que hablaban si tenía pinta de niño rico y fresa que solo se preocupaba por el mismo, tocó su barba ya muy crecida.

—Bienvenido, espero que nuestro primer encuentro no fuera tan malo. Soy hijo de Naomi Y nieto de Gisselle, tengo 30 años y me imagino que tu tienes 20. —

—Efectivamente tengo 20 años y el gusto es mío. —

Tom le Sonrió y fue en busca de la otra cama pues estaba muy cansado, se acostó. Mientras trataba de dormir su mirada se puso en aquel hombre ya muy mayor, este vestía muy formal, tenia ojos azules, una barba muy crecida y un cabello un tanto largo. Lo miraba sin consentimiento, desde su cabeza hasta sus pies y sin más se topo con los ojos del mayor sobre él.

 —Tom, ya duérmete, ¿acaso no sabes que es de mala educación ver a las personas sin pudor?—

Close Your Eyes-GyllenHollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora