Capítulo 6:
En parte me sentía acogida en ese lugar, él me estaba ofreciendo una mano cuando me estaba hundiendo en una vida que no era la mía, pero claro todo esto es un poco sospechoso ¿Quién te ayudaría sin motivo o razón? ¿Qué ganaría él con eso? Porque no creo en eso de tú vas a ser mi aprendiz, porque quiero enseñarte todo lo que sé. Me mostró mi habitación y me dijo que durmiera, era tarde y al otro día tendría que ir a presentarme con las demás magos y hechiceras. Me acosté sin prestarle mucha atención a todo, solo quería dejar de pensar un rato. Por suerte no me costó tanto.
El sol entraba con fuerza por la ventana, se me había olvidado cerrar las cortinas el día anterior, la habitación estaba pintada como si fuera un bosque, el techo se veía como el cielo nocturno, esto me sonaba a magia.
Todos los muebles de la habitación eran blancos incluyendo un gran y antiguo armario, lo abrí pensando en que iba tener unos cuantos cajones con ropa, pero era como una habitación completa llena de prendas de vestir, ordenada por su color , Zapatos, pantalones, blusas, chaquetas y vestidos.
Tal parece que Ashmer era un maniático del orden, tomé lo primero que encontré. En el fondo del “armario” había un espejo con una mesita y una silla, me cepillé el cabello salí en búsqueda de mi extraño mentor.
-Buenos días –dijo, él justo había salido de su habitación cuando salí de mi cuarto.-
-Hola –dije sin mucho ánimo, me condujo hasta el comedor, todavía no me aprendía la distribución de la casa, me indicó que me sentara, la mesa era elegante.
-Hoy vas a ser un día difícil –se sentó. Claro como si el resto de los días fueran fáciles- Te voy a presentar frente la asociación, debes tener un buen comportamiento, demostrar que eres una buena hechicera.-
-Entiendo, me comporto como señorita e intento mostrar cosas que no sé –
-No creo que necesites hacer algo en especial –tomó un pan tostado y le untó mermelada- Quiero enseñarte otras cosas hoy… -una de sus cejas se levantó, no sé si intencionalmente o era un reflejo, luego negó con la cabeza y sonrió.-
-¿Puedo saber que será eso que me quieres mostrar? –me indicó que terminara de desayunar, luego cuando ya terminé me tomó la mano y me llevó fuera del comedor. Caminamos hasta uno de los extremos del extenso pasillo.-
-Quiero que te fijes en esto, mira fijamente el piso. –no entendía para que quería que hiciera tal cosa, pero insistió. Obedecí, se agachó, pasó su mano por el suelo, en el cual se formó una estela de colores.- Dame tu mano, no te preocupes, es para que puedas entrar sola en caso de que yo no esté. –le di mi mano, la acercó con cuidado, unas cuantas chispas salieron.-
-¿Qué hay que hacer? –Siguió sosteniendo mi mano por un tiempo, esta ya me ardía un poco.-
-Tienes que decir una palabra, por ahora este lugar nos puede servir como un simple taller, pero quizás algún dia sea nuestro único refugio así que lo que tienes que decir es salvación y nadie má que nosotros podremos entrar. –unas marcas azules comenzaban a subir por mis brazos, Ashmer me soltó con cuidado. El piso fue hundiéndose de apoco dejando a la vista unos escalones.-
-Me duele –dije mostrándole mi brazo-
-Suele pasar, es una de las primeras veces que usas magia, pero te acostumbraras. Las damas primero, baja –lo miré aterrorizada, él rió-
-¿Crees que es gracioso? –le dije enojada-
-No, creo que tienes miedo. –una llama se formó en la palma de su mano e iba a comenzar a bajar, pero mi orgullo me hizo actuar, no sé cómo pasó pero tomé la llama de su mano y comencé a bajar. Él se había quedado arriba, supongo que estaba sorprendido porque su rostro no mostraba expresión alguna, luego bajó.-
-Querías que bajara ¿no? –pensé que me castigaría, después de todo el aprendiz no puede tratar así a su maestro, pero en cambio sonrió.-
-Bien hecho –golpeo el piso con uno de sus pies y el lugar se ilumino. Era una especie de sótano inmenso, había una pequeña ventana. – Esta es solo la entrada, si tocas las paredes se van abriendo hacia otras habitaciones.
-Parece un laberinto –toqué una pared, se abrió, era un habitación grande llena de frascos de cristal, libros por todos lados y un caldero en un costado.-
-La mayoría de los magos y brujas de la asociación solo entrenan a sus aprendices y ayudan al rey, pero yo hago algo distinto, vendo pócimas para todo tipo de problema. Esa es una de las cosas que espero enseñarte. –tomé uno de los libros y comencé a hojearlo. Unas de las páginas decía: pócima para la vida.-
-¿Se puede hacer absolutamente todo? ¿Traer muertos a la vida? –él suspiró-
-Se puede hacer todo, pero eso tiene un precio y no me refiero a algo monetario, a veces puede ser hasta tu propia vida, por lo que tengo una lista de las que están permitidas –Un pergamino apareció en su mano y me lo entregó.- en la siguiente habitación podemos entrenar tus poderes, pero claro no ahora.
-Eso es desesperante –bufé, pasamos por esa habitación, que no tenía nada aparte de un espejo. En la siguiente había un dormitorio- ¿Para qué lo necesitaríamos?
-Nunca se sabe, sólo te traje aquí para decirte que después de esta habitación hay un lugar por el cual no debes pasar nunca. –sus ojos claros casi mataban al mirar-
-Bueno –dije temblorosa, asintió-
-Ahora tenemos que trabajar por lo menos hasta las tres, después te contaré sobre algunas cosas para que no estés tan perdida antes que nos vamos –lo miré de pies a cabeza- ¿Qué observa señorita?
- ¿Vas a atender gente así? –No contestó, sólo volvió por el camino por el cual llegamos, subimos la escalera, que fue desapareciendo con cada paso que dábamos, finalmente en el pasillo me guio hasta una puerta de cristal y madera, se veía antigua, una campanita sonó, el lugar estaba oscuro pero el contenido de las botellitas de cristal que estaban en las repisas que cubrían todas las murallas brillaba de diferentes colores.-
-Es bonito, pero hace mal estar en la oscuridad por siempre –encendió las luces, seguí mirando su vestimenta ¿Cómo un mago supuestamente importante podía estar así?. De un momento a otro su ropa cambio, ahora andaba con un chaquetón burdeo, unos zapatos brillantes y la camisa arreglada.- ¿Ahí está mejor? o ¿preferiría que me vistiera como el príncipe?