Capítulo 5:
Ella me miró de pies a cabeza como si fuera un basura, pasó de largo y entró a la oficina, el hermano del rey me llevó hasta el jardín del palacio, el cielo era más azul que en la tierra y más estrellado.
-Señorita creo que debería agradecerme por haberla sacado de ahí, aveces mi hermano es un poco odioso. –miré al chico, tenía un porte elegante y una dulce sonrisa.-
-Tiene razón, gracias… - me dio la mano y se presentó.-
-Soy el príncipe Garret… y usted obviamente es de la familia Lacasius, nadie más tiene ese color de ojos aquí. –Al fin pude entender porque Ashmer me presentó como integrante de esa familia.-
-Bueno príncipe yo soy Kiamoura
-Ya lo sé –se me había olvidado que el rey ya nos había presentado, me sonrojé.- Lo siento por lo de su familia.
-Yo también lo siento. –no me refería a la familia de la que él hablaba, me refería a esa familia que quizás nunca pueda conocer.-
-Bueno ¿Qué anda haciendo por estos lugares con el mago Ashmer? –suspiré-
-El mago quiso que fuera su aprendiz. –me apoyé en una baranda que había cerca-
-Si él la eligió es porque usted tiene algún gran talento –dijo Garret acercándose a mí-
-Supongo… ¿puedo preguntarle algo? –él asintió- ¿Quién es Rosseta y por qué quería hablar con el señor Ashmer?
-Ella es la aprendiz de nuestra hechicera –lo miré sin entender.-
-¿Y por qué buscaba a el señor Petrovic? –el rio un poco.-
-Ella cree que quizá puede aceptarla como aprendiz… pero claro, ahora no podrá pasar eso de ninguna forma porque te tiene a ti y creo que tu vas a ser una mejor hechicera que ella.–cerré mi boca cuando me di cuenta que la había abierto por la impresión.-
-Usted es muy amable príncipe –puso una mano en mi hombro.-
-Solo soy amable con gente especial –quitó su mano de mi hombro y me la mostró con la palma hacia arriba, de ella salió una rosa, me la dio y dijo.- Es para ti, no se lo digas a nadie, se supone que los de la realeza no podemos saber magia.
-¿No pueden?
-No debemos, pero sabemos un poco, es por autoprotección –aunque no le veía el lado de protección al hacer aparecer flores la acepté.-
-No te preocupes Garret yo me quedaré callada. –Sus pestañas eran tan claras que apenas se notaban, él no volvió a decir ninguna palabra porque en ese momento apareció el rey junto a mi mentor.-
-Es hora de irnos señorita –me ofreció su brazo, lo tomé-
-Espero verlos luego –se despidió el rey, el príncipe se acercó-
-Hasta luego señorita Kiamoura, cuídese y que tenga lindos sueños esta noche –dijo dándome un beso suave en la mejilla, sentía como me sonrojaba, Ashmer me dio un tironcito para que bajáramos las escaleras, no alcancé a despedirme de Garret ni a agradecer sus palabras, solo hicimos una reverencia antes de subir de nuevo al carruaje y partir.
-¿Ahora puedes explicarme que pasó allá adentro? –le dije a Ashmer quien me miraba despreocupado.-
-si quería que te quedaras aquí tenía que tenerte en mi casa y la única forma era esa.
-No me refería a eso, me refería a lo de los Lacasisus y Rosseta.
-Aaaah, lo de los Lacasius es simple, ellos eran los únicos aquí con ojos de un color parecido al tuyo, pero no tienen ningún parentesco y lo de Rosseta no tiene importancia. –El carruaje paró y él se bajó a abrirme la puerta. Bajé, los caballos se fueron solos, tal parece que eso era normal porque Ashmer hizo como si nada y abrió la puerta de la casa. No podía ver mucho porque estaba todo muy oscuro, pero la fachada se parecía antigua.-
-Es importante –le dije, me miró con reproche-
-¿Por qué es importante? –preguntó-
-Porque en la tierra había una chica igual a ella que iba en mi escuela. –Respondí, él suspiro como si hubiese pensado que iba a preguntar alguna otra cosa.-
-Esta es como otra dimensión puedes encontrar a gente igual físicamente, quizás se parezcan sus comportamiento o quizás no. Por ejemplo podrías haber conocido a alguien físicamente igual a mí en la tierra, pero no soy yo, tú no tienes ese peligro porque naciste acá así que no encontrarás alguien parecida a ti. –AL entrar había un gran pasillo que parecía nunca terminar, mire m mentor, sonrió al ver mi rostro de sorprendida.-
-Es… -no tenía palabras, la casa era enorme y hermosa, única, él respondió por mí.-
-Es tu nuevo hogar –lo miré con un poco de agradecimiento, porque después de todo nunca había tenido un hogar. -Pero tendrás que hacerme caso en todo, ahora eres mi aprendiz, eres mi responsabilidad, estoy para enseñarte cosas nuevas, cuidarte y protegerte.