Rayis:
Me encontraba durmiendo plácidamente hasta que siento una leve molestia en mi cara, al abrir los ojos, me doy cuenta de que lo que hizo que me despertara de mi hermoso sueño fueron los rayos cálidos que entran por mi ventana. Me siento en el borde de mi cama y miro el reloj que se encuentra en mi mesita de noche, todavía es temprano, así que me dirijo con tranquilidad hacia el baño de mi habitación, hago mis necesidades, me peino y maquillo de forma natural y me pongo esto:
Una vez lista, tomé mi celular, mis auriculares, algo de dinero, mi mochila y mis llaves para después dirigirme a la cocina. Una vez ahí, espero encontrarme a mi madre pero, extrañamente, no está, sólo hay una nota en el refrigerador así que me acerco para leerla.
" Lo siento cariño, me tuve que ir, de nuevo, de viaje de negocios por un mes. Te dejo algo de dinero y, cualquier cosa, no dudes en llamarme a pesar de que sé que no vas a hacerlo y que esto es sólo una excusa para no volver a aparecer en la historia porque prefiero vivir en maiame.
- Con amor, mamá. "
Suspiro y, sin más remedio, tomo una manzana y me dirijo a la puerta de mi casa para salir.
Rayis Argento:
Me despierto de golpe por la musiquita que tiene por defecto mi alarma, esa que seguro todos tienen o conocen, en fin, me quedé viendo el techo en lo que se me va el sueño y la verdad no veo un choto en la neblina porque está oscuro, pero ajá, yo sé que el techo está ahí.
- Qué paja boludo.
Una vez dicha mi oración diaria, me levanto y camino hasta mi escritorio para empezar a buscar el pantalón que use el otro día que, según recuerdo, todavía está limpio y que, obviamente, no lo guardé y quedó junto a la demás ropa que en algún momento usé acumulandose en mi silla.
- Me estás jodiendo que esta abajo de todo - dije notando que el pantalón no estaba a simple vista.
Empecé a mover las prendas de la silla del escritorio hasta mi cama y justo cuando sólo quedaba una remera, la levanto y, pum, aparece el bendito pantalón.
- Que comes que adivinas...
En fin, agarré el pantalón y alguna remera limpia, las zapas de todos los días y demás cosas para cambiarme y ajá. Una vez lista agarre mi cepillo de mi cómoda y me peine, ni modo que me ponga a jugar un partidito de fútbol.
MamiArgento: - Hiji, ¿estás despierta? - pronuncio en un tono bajo mientras tocaba mi puerta.
- Sí ma, en un toque salgo.
MamiArgento: - ¿Querés que te haga un té en tu vasito térmico?
- Porfa.
Agarré mi vasito, caminé hasta la puerta y abrí, encontrándome con mi vieja que, si bien no tiene que madrugar como yo, lo hace de todos modos para asegurarse de que no me voy en ayunas y que llego bien a, bueno, mi eskul; en fin, le di el vaso a mamá y volví para adentro de mi habitación para agarrar mi mochila, el celu y alguna campera y me la puse, porque acá el clima es tan bipolar que seguro ahora te moris de frio pero después te cagas de calor.
Ya con todo listo, fui a la cocina para agarrar mi mate cocido, que sí, sé que antes le dije té pero ajá, yo le digo así. Cuando llegué, mamá estaba tranqui esperando a que el microondas sonara, me vio y sonrió.
MamiArgento: - Date la vuelta que te acomodo la capucha.
Hago lo que me dice y cuando termina el microondas suena, mamá se acerca, saca mi té y me lo pasa.
- Gracias ma.
Mamá sonríe y las dos vamos hasta la puerta de casa, agarro las llaves para abrir la puerta y la reja de casa y salgo, me despido de ella prometiendo que voy a avisarle cuando llegue a mi institución y, sin más, me voy caminando a paso apurado para no perder el bondi mientras mamá entra a casa y, obviamente, cierra la puerta.
Fin. Ahre
Escribir esto me hizo acordar a la monotonía hogareña de mis mañanas cuando podía salir ah
Que buenos tiemposAhora que lo pienso es más triste si lo veo así, pero, en fin, cosas que uno no sabía que tenía hasta que la cuarentena se las sacó
ESTÁS LEYENDO
La Rayis Argento.
Humor"Relatos cortos" basados en la tan conocida Rayis y una Rayis Argentina, o Argento. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia(? Esta historia está llena de HUMOR, así que por favor nada de arena. Advertencia: Ésta cosa llamada histo...