Oh, joder.
Han pasado dos días. La vida es tan monótona.
Mis pies cargados de pesadez, al igual que mis ojos. La noche anterior no había dormido casi nada.
El trabajo es lo que una persona puede apreciar más en la vida, y también lo que más puede odiar. Por lo que más esperas cuando eres adolescente, pero de viejo quieres volver a ser aquél niño.
Una vez más subí al autobús.
Nunca debí de haber dejado la puerta abierta, malditas ratas. No tenía tiempo de ir por otro auto, tal vez la próxima semana.
Y de repente, todo el cansancio, la irritación, y la molestia se fueron. Mis ojos te encontraron como a un pez en el mar. No tenías lugar, toda la gente estaba parada o estaba sentada. Yo estaba sentado.
Tu mirada buscaba un lugar vacío, y sin encontrarlo te resignaste, sosteniéndote del tubo de agarre. Oh, santo Dios, tus ojos se veían tan bellos desde mi lugar.
Bajé la mirada en cuanto la tuya cruzó con la mía.
¿Acaso me estabas mirando?
Desde que era un adolescente, no había sentido el sonrojo, pero tú sólo... Me miras, me examinas, recorres mi rostro al igual que yo lo hice contigo.
Y veo entonces tus pies acercarse entre la multitud.
Estás frente a mí. ¿Que debería hacer?
Y por primera vez te hablé.
— ¿Quiere sentarse? —perfecto, todo el nerviosismo no se notó en la frase, un punto para mí.
— Gracias —me dijiste cuando yo me levante cediendote mi asiento.
Me regalaste una sonrisa, y supe que entonces debía besarte. No podía hacer tal cosa, y mi valentía era casta.
— ¿Usted es el señor Jeon? —alzaste la mirada, tus pequeños y rasgados ojos dieron con los míos, brillosos.
— Sí, ¿Cómo me conoces? —decidí tomar autoridad, debías pensar que era un hombre serio y amargado.
— Trabajo cuatro casas después de su edificio. La gente suele hablar de usted, sobre que ahora viaja en autobús. Es como si fuera un pecado —contaste con una pequeña sonrisa. En el fondo, yo también quería sonreír.
— Oh, tú debes ser del restaurante entonces. Nunca he ido.
— Bueno, debe estar muy ocupado. ¿Por qué viaja aquí? Usted tiene dinero, y mucho, puede usar un automóvil —me di cuenta que eras un parlanchín, con buena intención.
— A veces no tengo tiempo ni de comer —hice una pausa cuando la mujer a tu lado llegó a su destino, dejándome un lugar libre —Hace unos días descuidé mi auto, lo dejé abierto, y cuando volví ya no estaba. Por suerte no había dejado nada dentro. No tengo tiempo para ir por un auto, así que me decidí por los viejos tiempos, en bus.
— Terrible —dijiste con una risita, tan adorable— Así que antes iba en bus también, eso no me lo esperaba.
— Nadie, creo —dije con la misma sonrisa que tú.
El silencio abarco el lugar entre nosotros, no supe cuanto, pero ya había llegado a mi destino.
— Tal vez pueda ir al restaurante más tarde, si no está ocupado. Sólo pregunte por Min YoonGi, yo saldré.
— Gracias, tal vez vaya.
Y tu sonrisa se agrandó junto con la mía. No esperabas que sonriera.
— Min YoonGi —susurré cuando había bajado del transporte, probando tu nombre entre mis labios. Tan hermoso como tú.
Cualquier falta de ortografía siéntete libre de mencionarla, me ayudas bastante con eso.Última edición: (17.05.2021)
💮Ming
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Bus; kookgi
Romance"estaba maravillado" . . . . ««OBRA TOTALMENTE DE MI AUTORIA. NO ACEPTO COPIAS, ADAPTACIONES O TRADUCCIONES SIN MI PREVIA AUTORIZACIÓN»» ¡Apoya esta historia! (08.02.2020)